La ópera del caballero del cisne, la de la pregunta prohibida, un cuento de hadas para adultos, una utopía medieval. Wagner legó una obra cargada de poesía que se mueve entre los robustos coros y la sutileza más etérea.
Lohengrin lleva por subtítulo Ópera romántica en tres actos. Es la última de este género compuesta por Wagner, ya que la siguiente, Tristán e Isolda, se moverá dentro de la nueva concepción del drama musical. Habitualmente se la ha calificado como la más italiana del compositor dentro de sus óperas de madurez ya que, si bien se desarrolla a lo largo de un continuo sin interrupciones, los distintos personajes tienen algún monólogo o dúo facilmente separable para ser interpretado en recital. De igual manera, los preludios de los actos primero y tercero suenan frecuentemente en la sala de conciertos. Esto resulta curioso, pues cuando Wagner leyó el libreto a algunos amigos de Dresde, Robert Schumann declaró que no llegaba a comprender la forma músical implícita en él, ya que parecía como si no hubiera posibilidad de introducir números musicales individuales, tras lo cual Wagner le leyó determinados fragmentos en forma de arias o cavatinas, quedando el primero satisfecho1.
En la elaboración del libreto, Wagner se inspiró en la continuación del Parzival de Wolfram von Eschenbach (h. 1170 - h. 1220), titulado Lohengrin y debida a un autor anónimo. La tradición del caballero del cisne se remonta a textos cristianos del siglo IV y fue un tema varias veces repetido. El argumento contiene todos los elementos del alto medievo: señores feudales, guerras en centroeuropa, la brujería o el Juicio de Dios.
Los primeros esbozos del libreto proceden del verano de 1845, meses antes del estreno de Tannhäuser y surgieron tras una lectura del poema medieval durante una estancia en el balneario de Marienbad (Bohemia). A lo largo de los tres años siguientes completó libreto y partitura, inicialmente un esbozo de la música de los tres actos y después un desarrollo detallado comenzando por el tercer acto. En marzo de 1848 estuvo terminada, pero el estreno hubo de demorarse más de dos años, pues en mayo el compositor se vio involucrado en la Revolución de Dresde y se vio obligado a exiliarse a Zurich. La obra fue estrenada a instancias de su amigo Franz Liszt el 28 de agosto de 1850 en el Gran Teatro de la Corte de Weimar, donde en aquél momento era maestro de capilla. Los efectivos orquestales fueron insuficientes y los cantantes se vieron desbordados por la partitura, lo que hizo que el estreno no fuera redondo. Sin embargo, la ópera se representó sucesivamente en diversos teatros alemanes y, una década después, era considerada una obra maestra. El compositor no pudo verla representada hasta 1861 en Viena. Allí estaba el heredero del trono de Baviera, Ludwig von Wittelbasch, quien tres años más tarde aparecería como un príncipe de leyenda para ser el mecenas del compositor. Precisamente, lo primero que pidió fue llevar Lohengrin a Munich, lo que se realizará meses después con Liszt en el podio.
CORTES EN LA OBRA
Lohengrin es la única obra de madurez de Wagner donde los cortes se han hecho habituales, alguno ya asumido hasta el punto de ignorarse que en realidad falta música. El más importante es una segunda parte en la narración de Lohengrin (In fernem land) del tercer acto, justo después de que éste diga su nombre y una breve intervención del coro. Este pasaje, de cincuenta y seis compases, fue suprimido en el estreno por petición del compositor, quien el 2 de julio de 1850 escribió a Liszt indicándole que interpretara la obra sin cortes, salvo éste2. Parece ser que antes de la II Guerra Mundial fue más habitual incluirlo, y así, se puede escuchar en la interpretación de Heinz Tietjen en el Festival de Bayreuth de 1936, con Franz Völker, el cual, ya de dominio público, puede escucharse aquí. En la segunda mitad del siglo XX sólo ha sido incluido en las grabaciones de estudio de Leindsorf (Sinfónica de Boston, 1965, RCA, dificilmente encontrable hoy en día, con Sándor Kónya de protagonista) y de Barenboim (Staatskapelle Berlin, 1998, Teldec, con Peter Seiffert). El In fernem land completo en directo se lo podemos escuchar a Jonas Kaufmann, bajo la batuta de Thielemann, en el concierto que ofreció la Staatskapelle Dresden con motivo del bicentenario de Wagner (C Major, 2013). Este pasaje mantiene la belleza de la primera sección y utiliza diversos leitmotivs escuchados en la narración de Elsa del primer acto, lo que quizás hace más redondo el punto culminante de la historia. Lo habitual es incluir la primera parte del relato y enlazarlo con el final de la narración completa (tema del protagonista en forte).
Corte también aceptado es el que se produce poco después de la narración de Lohengrin y que pone fin a toda la escena, que comienza con el In fernem land y que enlaza con la llegada del cisne (Der Schwam!). En este pasaje se encuentran dieciséis versos del protagonista en los que tranquiliza al rey Enrique diciéndole que nunca más, ni en los más remotos días, entrarán victoriosas en suelo alemán las hordas orientales. Este corte se popularizó con la producción de Wieland Wagner en Bayreuth, estrenada en 1958, aunque no fue idea suya (el registro de Robert Heger con la Staatskapelle Berlin, grabado en estudio en 1942, también lo tiene). En el Nuevo Bayreuth este pasaje sólo se ha escuchado en 1953 y 1954, en la primera producción de Wolfgang Wagner, y nunca se ha vuelto a interpretar -¿quizás, en su momento, para no incitar odios en plena guerra fría?-. En consecuencia, se puede escuchar en los registros de Keilberth y Jochum de esos años, editados por varios sellos, en las tres grabaciones indicadas antes, y en las de estudio de Kubelik (Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, 1971, DG) y Solti (Filarmónica de Viena, 1985, DECCA).
Además, Wieland Wagner, en la citada producción de 1958, efectuó algunos cambios con propósitos puramente dramáticos. En el segundo acto, realizó un corte importante en el interludio que representa el amanecer y en la subsiguiente intervención del coro, enlazando directamente con el Heraldo anunciando la voluntad del rey (que no perviviría en la reposición del montaje los años siguientes). También recortó la intervención final del coro en esta escena. En el tercer acto, en la intervención del rey tras el interludio, suprimió los versos en los que se alude a los territorios del este (congruente con la eliminación de los versos del protagonista en los que se habla de este asunto) y remató la primera parte del relato del protagonista (el In fermen land), no con el habitual forte con el tema del protagonista, que corresponde en realidad al final de la segunda parte eliminada, sino con el pasaje orquestal en piano que enlaza las dos secciones, dando un aire más etéreo a la narración. En 1962, último año del montaje, se recortó el final orquestal del primer acto.
Wieland Wagner también sustituyó la palabra Führer (guía) por Schützer (protector) como forma de designar a Gottfried, por razones que no hace falta explicar. En la segunda producción de su hermano Wolfgang, estrenada en 1967 (el Lohengrin de Kempe), quedaron establecidos definitivamente los cortes, modelo que ha perdurado hasta la actualidad: se suprime la segunda parte del relato de Lohengrin y la parte final de dicha escena, anticipando el Der Schwam!
VERSIONES DISCOGRÁFICAS
La discografía es abundante, tanto en registros en directo como en estudio y un buen puñado de ellas poseen elencos de alto nivel. Las grabaciones recomendadas pretenden conjugar, ante todo, buen sonido y calidad musical.
RUDOLF KEMPE / FESTIVAL DE BAYREUTH 1967
ORFEO
El registro que se esconde. Se anunció para 2013, pero distintos avatares retrasaron su salida al mercado hasta el otoño de 2017, y aun ahora su distribución es desigual. Dirección soberbia de Rudolf Kempe, que combina poesía y vigor a partes iguales, y que, después de su Anillo en el Festival, dominaba la acústica de la sala. Protagonistas de lujo (heroico James King y elegante Heather Harper), con los debuts en Bayreuth de Karl Ridderbusch (Rey Enrique mayestático y pletórico), Donald McIntyre (Telramund oscuro) y Thomas Tipton (Heraldo de línea clásica). Grace Hoffman, habitual mezzo de Bayreuth, afronta con éxito el papel de Ortrud como una villana creíble. Orfeo rescata este registro de las cintas originales de la Radio de Baviera con un estéreo nítido de gran impacto, homologable a un registro moderno, que permite escuchar en las mejoras condiciones los coros preparados por el histórico Wilhelm Pitz. Orfeo es un sello de elevado precio, pero merece la pena su adquisición.
Philips realizó un soberbio trabajo de grabación en el Festival de 1962 (grabó Tannhäuser, Lohengrin y Parsifal). Reeditado por DECCA en 2013, posee un sonido natural y un reparto de altura: Jess Thomas como un juvenil pero noble Lohengrin, la inocente Elsa de Anja Silja, el noble rey Enrique de Franz Crass, el robusto Heraldo de Tom Krause y una gran pareja de villanos: Astrid Varnay como una malvada Ortrud y Ramón Vinay, regresando a la cuerda de barítono, como Telramund. Prestación coral soberbia. La dirección de Sawallisch es vibrante y con nervio en los momentos de acción, revelándose redonda y aterciopelada en los pasajes más íntimos, aunque ni el sonido ni la batuta logran superar al registro anterior, razón ésta por la que lo colocamos en segundo lugar. Además, corresponde a la producción de Wieland Wagner, con los cortes añadidos a los que hemos hecho referencia. Si está a buen precio, es indispenable hacerse con la caja de DECCA The Wagner operas from the Bayreuth Festival, que incluye las diez obras de madurez del compositor en distintos registros con buen sonido y de alta calidad, incluyento este Lohengrin.
DICIEMBRE DE 2017. ACTUALIZADO A OCTUBRE DE 2020. ACTUALIZADO A ENERO DE 2021. ACTUALIZADO A ABRIL DE 2024.
CORTES EN LA OBRA
Lohengrin es la única obra de madurez de Wagner donde los cortes se han hecho habituales, alguno ya asumido hasta el punto de ignorarse que en realidad falta música. El más importante es una segunda parte en la narración de Lohengrin (In fernem land) del tercer acto, justo después de que éste diga su nombre y una breve intervención del coro. Este pasaje, de cincuenta y seis compases, fue suprimido en el estreno por petición del compositor, quien el 2 de julio de 1850 escribió a Liszt indicándole que interpretara la obra sin cortes, salvo éste2. Parece ser que antes de la II Guerra Mundial fue más habitual incluirlo, y así, se puede escuchar en la interpretación de Heinz Tietjen en el Festival de Bayreuth de 1936, con Franz Völker, el cual, ya de dominio público, puede escucharse aquí. En la segunda mitad del siglo XX sólo ha sido incluido en las grabaciones de estudio de Leindsorf (Sinfónica de Boston, 1965, RCA, dificilmente encontrable hoy en día, con Sándor Kónya de protagonista) y de Barenboim (Staatskapelle Berlin, 1998, Teldec, con Peter Seiffert). El In fernem land completo en directo se lo podemos escuchar a Jonas Kaufmann, bajo la batuta de Thielemann, en el concierto que ofreció la Staatskapelle Dresden con motivo del bicentenario de Wagner (C Major, 2013). Este pasaje mantiene la belleza de la primera sección y utiliza diversos leitmotivs escuchados en la narración de Elsa del primer acto, lo que quizás hace más redondo el punto culminante de la historia. Lo habitual es incluir la primera parte del relato y enlazarlo con el final de la narración completa (tema del protagonista en forte).
Corte también aceptado es el que se produce poco después de la narración de Lohengrin y que pone fin a toda la escena, que comienza con el In fernem land y que enlaza con la llegada del cisne (Der Schwam!). En este pasaje se encuentran dieciséis versos del protagonista en los que tranquiliza al rey Enrique diciéndole que nunca más, ni en los más remotos días, entrarán victoriosas en suelo alemán las hordas orientales. Este corte se popularizó con la producción de Wieland Wagner en Bayreuth, estrenada en 1958, aunque no fue idea suya (el registro de Robert Heger con la Staatskapelle Berlin, grabado en estudio en 1942, también lo tiene). En el Nuevo Bayreuth este pasaje sólo se ha escuchado en 1953 y 1954, en la primera producción de Wolfgang Wagner, y nunca se ha vuelto a interpretar -¿quizás, en su momento, para no incitar odios en plena guerra fría?-. En consecuencia, se puede escuchar en los registros de Keilberth y Jochum de esos años, editados por varios sellos, en las tres grabaciones indicadas antes, y en las de estudio de Kubelik (Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, 1971, DG) y Solti (Filarmónica de Viena, 1985, DECCA).
Además, Wieland Wagner, en la citada producción de 1958, efectuó algunos cambios con propósitos puramente dramáticos. En el segundo acto, realizó un corte importante en el interludio que representa el amanecer y en la subsiguiente intervención del coro, enlazando directamente con el Heraldo anunciando la voluntad del rey (que no perviviría en la reposición del montaje los años siguientes). También recortó la intervención final del coro en esta escena. En el tercer acto, en la intervención del rey tras el interludio, suprimió los versos en los que se alude a los territorios del este (congruente con la eliminación de los versos del protagonista en los que se habla de este asunto) y remató la primera parte del relato del protagonista (el In fermen land), no con el habitual forte con el tema del protagonista, que corresponde en realidad al final de la segunda parte eliminada, sino con el pasaje orquestal en piano que enlaza las dos secciones, dando un aire más etéreo a la narración. En 1962, último año del montaje, se recortó el final orquestal del primer acto.
Wieland Wagner también sustituyó la palabra Führer (guía) por Schützer (protector) como forma de designar a Gottfried, por razones que no hace falta explicar. En la segunda producción de su hermano Wolfgang, estrenada en 1967 (el Lohengrin de Kempe), quedaron establecidos definitivamente los cortes, modelo que ha perdurado hasta la actualidad: se suprime la segunda parte del relato de Lohengrin y la parte final de dicha escena, anticipando el Der Schwam!
VERSIONES DISCOGRÁFICAS
La discografía es abundante, tanto en registros en directo como en estudio y un buen puñado de ellas poseen elencos de alto nivel. Las grabaciones recomendadas pretenden conjugar, ante todo, buen sonido y calidad musical.
ORFEO
El registro que se esconde. Se anunció para 2013, pero distintos avatares retrasaron su salida al mercado hasta el otoño de 2017, y aun ahora su distribución es desigual. Dirección soberbia de Rudolf Kempe, que combina poesía y vigor a partes iguales, y que, después de su Anillo en el Festival, dominaba la acústica de la sala. Protagonistas de lujo (heroico James King y elegante Heather Harper), con los debuts en Bayreuth de Karl Ridderbusch (Rey Enrique mayestático y pletórico), Donald McIntyre (Telramund oscuro) y Thomas Tipton (Heraldo de línea clásica). Grace Hoffman, habitual mezzo de Bayreuth, afronta con éxito el papel de Ortrud como una villana creíble. Orfeo rescata este registro de las cintas originales de la Radio de Baviera con un estéreo nítido de gran impacto, homologable a un registro moderno, que permite escuchar en las mejoras condiciones los coros preparados por el histórico Wilhelm Pitz. Orfeo es un sello de elevado precio, pero merece la pena su adquisición.
PHILIPS (actualmente editado por DECCA)
Philips realizó un soberbio trabajo de grabación en el Festival de 1962 (grabó Tannhäuser, Lohengrin y Parsifal). Reeditado por DECCA en 2013, posee un sonido natural y un reparto de altura: Jess Thomas como un juvenil pero noble Lohengrin, la inocente Elsa de Anja Silja, el noble rey Enrique de Franz Crass, el robusto Heraldo de Tom Krause y una gran pareja de villanos: Astrid Varnay como una malvada Ortrud y Ramón Vinay, regresando a la cuerda de barítono, como Telramund. Prestación coral soberbia. La dirección de Sawallisch es vibrante y con nervio en los momentos de acción, revelándose redonda y aterciopelada en los pasajes más íntimos, aunque ni el sonido ni la batuta logran superar al registro anterior, razón ésta por la que lo colocamos en segundo lugar. Además, corresponde a la producción de Wieland Wagner, con los cortes añadidos a los que hemos hecho referencia. Si está a buen precio, es indispenable hacerse con la caja de DECCA The Wagner operas from the Bayreuth Festival, que incluye las diez obras de madurez del compositor en distintos registros con buen sonido y de alta calidad, incluyento este Lohengrin.
ORFEO
El Lohengrin más estilizado de toda la discografía. Dirección a buen pulso del croata von Matacic y voces destacadamente bellas. La pareja protagonista (Sándor Kónya y Elisabeth Grümmer) es la más bella de la discografía. Están acompañados del noble rey Enrique de Franz Crass y del sólido Heraldo de Eberhard Waechter. La pareja de villanos es francófona: Ernst Blanc es un Telramund de timbre diáfano caballeresco, mientras que Rita Gorr, de timbre oscuro, presenta una maldad contenida. La edición de Orfeo presenta buen sonido monoaural, con el inconveniente del precio. Es la producción de Wieland Wagner, con los cortes indicados.
EMI (actualmente editado por Warner)
Un clásico de la discografía, con nueva edición en 2016 (ahora bajo el nombre de Warner Classics) que puede encontrarse a muy buen precio. Tradicionalmente los dos registros clásicos en estéreo eran éste y el de Sawallisch, teniendo como baza fuerte una dirección más electrizante que Sawallisch. Ahora queda en un segundo plano ante el registro de Bayreuth de cinco años después. Repiten Thomas como Lohengrin (aunque aquí suena más lineal y menos cálido que con Sawallisch, como si el estudio le resultara menos inspirador) y Grümmer como una sensible Elsa. La pareja de villanos está muy bien cantada por Dietrich Fischer-Dieskau (cuya concepción noble y elegante puede resultarnos extraña) y Christa Ludwig. El Heraldo de Otto Wiener es áspero y no está a la altura del resto del elenco. Con los cortes habituales.
SI ESTÁN A BUEN PRECIO PUEDEN SER PRIMERA OPCIÓN...
Joseph Keilberth llevó la batuta del primer Lohengrin del Nuevo Bayreuth en la producción de Wolfgang Wagner, en 1953, proponiendo una dirección tradicionalmente romántica, no apresurada, con cuerda musculosa. Es el Lohengrin que tiene el reparto de los de siempre: Wolfgang Windgassen, Eleanor Steber, Josef Greindl, Hermann Uhde, Astrid Varnay y Hans Braun, quienes imparten una verdadera lección vocal y dramática. Buen sonido monoaural, pues fue grabado por DECCA a través de su entonces filial alemana Teldec. Membran ha remasterizado la toma -en origen buena para el momento-, a 96 kHz - 24 bit y la ha limpiado de ruidos, por lo que el sonido es muy nítido, aunque suena algo encorsetado en los tuttis y estridentes las trompetas, pero eran defectos que ya venían de la edición de Teldec. Prácticamente completa, sólo le falta la inencontrable segunda parte de la narración de Lohengrin del tercer acto.
Eugen Jochum tomó el relevo de Keilberth en la obra un año más tarde. Elenco de los de siempre con algunos cambios respecto al del año anterior que lo hacen más atractivo: Elsa es Birgit Nilsson, el Heraldo es Dietrich Fischer-Dieskau y el rey Enrique (juvenil y caballeresco) es Theo Adam. Dirección vibrante y épica, más apasionada que la de Keilberth. Nunca ha disfrutado de registro oficial, pero posee un solvente sonido monoaural, un poco menos nítido en los detalles que el del año precedente, pero con una toma más amplia y espaciosa, lo que hace que resulte más natural. Inicialmente fue publicado por Golden Melodram y después por Archipel, quien lo reeditó en 2013 en su serie Andrómeda. Misma partitura que el año anterior.
André Cluytens dirigió en 1958 el estreno de la producción de Wieland Wagner en Bayreuth -con los cortes indicados-, con una dirección serena, reposada y redondeada, acentuando los aspectos contemplativos de la obra. El reparto y el sonido no superan al registro de un año después -se trata de una edición no oficial llevada a cabo por Walhall-, razón por la que hemos dado prioridad a aquél. Encontramos el etéreo Lohengrin de Sándor Kónya junto a la Elsa desbordante de Leonie Rysanek. Ernest Blanc (Telramund) está emparajado con Astrid Varnay (Ortrud), mientras que el Rey Enrique es Kieth Engen, en una rara aparición en el repertorio wagneriano.
Georg Solti culminó su ciclo de las óperas de madurez de Wagner en estudio con Lohengrin en 1985 (DECCA). Contó con un reparto de lujo, encabezado por Plácido Domingo y Jessye Norman y wagnerianos del momento como Hans Sotin (rey Enrique), Sigmund Nimsgern (Telramund) y Eva Randová (Ortrud). Un Fischer-Dieskau de sesenta años da vida al Heraldo. La Filarmónica de Viena suena opulenta y con un sonido casi fílmico, con destacada trompetería, un tanto efectista. El reparto, sobre todo la pareja protagonista, parece más preocupado en la belleza en sí misma que en el drama, lo que hace que el registro resulte un tanto alambicado. Además, su precio es desorbitado, aunque puede ser buena opción para iniciarse adquirir el ciclo completo de Solti si está a buen precio. Prácticamente completa, sólo le falta la ya indicada segunda parte de la narración de Lohengrin.
Daniel Barenboim ofrece una lectura vibrante y dramáticamente bien construida de la obra completa, grabada en estudio con la Staatskapelle Berlin (Teldec, 1998). Encabeza el reparto Peter Seiffert, Lohengrin por antonomasia de finales de los noventa y principios de siglo, y está acompañado de los mejores wagnerianos del momento: Emily Magee como Elsa, Falk Struckamnn como Telramund y Deborah Polaski como Ortrud. El Heraldo es el reputado liederista Roman Trekel, de voz no muy grande pero sí hermosa.
VERSIONES EN VÍDEO
Lohengrin es un título que siempre ha estado bien surtido en vídeo, en general con puestas en escena tradicionales y teatralmente bien construidas, aunque es difícil que puedan competir con grabaciones en audio históricas.
PETER SCHNEIDER / FESTIVAL DE BAYREUTH 1990
DEUTSCHE GRAMMOPHON
El cineasta Wener Herzog desarrolló un personal montaje de Lohengrin estrenado en Bayreuth en 1987 e inspirado en los cuadros del pintor romántico Caspar David Friedrich. En el más genuino estilo de cuento de hadas, presenta un buen reparto de habituales del Festival en aquél momento, homogéneo y teatralmente convincente, con una cándida Cheryl Studer (Elsa) y una malévola Gabriele Schnaut en su mejor momento (Ortrud desbordante). Ekkehard Wlaschiha es un inflexible Telramund, Manfred Schenk un rey de noble vocalidad -aunque algo monocromático- y Eike-Wilm Schulte es un sólido Heraldo. El canadiense Paul Frey, teniendo una voz bella muy adecuada para Lohengrin, acaba por resultar insípido en su interpretación etérea, pero cumple. Peter Schneider es uno de los directores que más atención ha dedicado a Wagner -y también uno de los más rutinarios-, con todo en su sitio pero con falta de esa chispa genial que se espera de los directores que pasan por el Festival.
CHRISTIAN THIELEMANN / SEMPEROPER DRESDEN, 2016
DEUTSCHE GRAMMOPHON
Producción de Christine Mielitz para la Semperoper Dresden estrenada en 1983 y en cartel hasta hoy. Decorados y vestuario a medio camino entre el siglo XVI y el siglo XIX y natural dirección de actores para un Lohengrin de corte clásico, con momentos de gran belleza y cuyo montaje no acusa el paso del tiempo. Cuenta con los debuts en una ópera de Wagner -exitosos- de Piotr Beczala y Anna Netrebko y un reparto de nivel alto: Georg Zeppenfeld como un sobresaliente Rey Enrique, Tomasz Konieczny como un Telramund juvenil muy bien cantado y Derek Welton como un competente Heraldo. Sólo Evelyn Herlitzius (Ortrud), desentona en el conjunto, con una voz que se abre en los pasajes más comprometidos del registro agudo cuando no asentada en el grito, aunque muy estimable en lo dramático. Thielemann dirige con mano de orfebre, amplio rango dinámico, tuttis de sonoridades amasadas y aristas limadas y detalles en las maderas que en otros registros pueden pasar desapercibidos.
CLAUDIO ABBADO / STAATSOPER DE VIENA, 1991
ARTHAUS
Tradicional producción de Wolfgang Weber, un poco oscura y que acusa el paso del tiempo: estática, con las masas corales peor distribuidas y con cicloramas oscuros para el cielo y edificios de exin castillos. Buena dirección de Abbado, quien sin ser un director wagneriano ofrece una notabilísima lectura, fluida y con cierta italianidad, la misma que tiene Plácido Domingo como un Lohengrin con arrojo. Repite la Studer como Elsa y una pareja de villanos convincente (Hartmut Welker y Dunja Vejzovic -sólida Ortrud-). Igualmente sólidos el rey Enrique de Robert Lloyd y el Heraldo de Georg Tichy.
DEUTSCHE GRAMMOPHON
Producción muy particular de Yuval Sharon, con decorados azules de los pintores Neo Rauch y Rosa Loy. Musicalmente es la mejor versión en vídeo. Thielemann repite su excelente dirección con un elenco superior al de Dresde. Repiten Piotr Beczala (Lohengrin, aquí con el papel más redondeado), Tomasz Konieczny (Telramund, con una voz más oscura) y Georg Zeppenfeld (noble Rey Enrique). Delicada Elsa de Anja Harteros y dramáticamente imponente Waltraud Meier como Ortrud, ya pasado su mejor momento vocal pero impartiendo verdaderas lecciones canoras. Poderoso Heraldo de Egils Silins. El inconveniente es el eclecticismo de decorados y vestuario, a medio camino entre un mundo de hadas y un pueblecito de principios del siglo XX, razón por la que la hemos colocado en último lugar.
DICIEMBRE DE 2017. ACTUALIZADO A OCTUBRE DE 2020. ACTUALIZADO A ENERO DE 2021. ACTUALIZADO A ABRIL DE 2024.
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1 Este episodio nos lo narra Chales OSBORNE en su libro Wagner, Salvat Ediciones, 1985, p. 74.2 Ibid., pp. 76-77.
Una pregunta por favor.
ResponderEliminar" RUDOLF KEMPE / ORQUESTA FILARMÓNICA DE VIENA (en estudio), 1962
EMI (actualmente editado por Warner)"
¿La versión de Warner del 2016 presenta alguna mejora de sonido respecto a la anterior de EMI o son los mismos discos con diferente portada? Es decir, Warner hizo en 2016 alguna remasterización ?
Muchas gracias
cachiporreta888@gmail.com
No dispongo de la reedición de Warner, conozco la de EMI. Desconozco exactamente el entramado empresarial de las discográficas. Sé que Warner ahora es quien edita el fondo de EMI (¿la absorbió?, creo que sí), como también el fondo de Erato. En algunos casos ha realizado reprocesados y en otros no. La toma original de EMI es buena. Según he podido consultar, parece que Warner realizó un reprocesado, aunque tampoco sé su alcance, sobre todo cuando ya la toma original era buena.
Eliminarmuchas gracias por responder y por todo tu blog. como wagneriano, me encanta.
ResponderEliminarGracias a ti por seguirlo.
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