El Anillo de Rudolf Kempe (Bayreuth, 1961): II. La Valquiria

Continuamos con el análisis de la Tetralogía que Rudolf Kempe dirigiera en el Festival de Bayreuth de 1961, en la grabación oficial editada por Orfeo en agosto de 2016.

LA VALQUIRIA

Festspielhaus Bayreuth, 27 de julio de 1961
Rudolf Kempe

Siegmund: Fritz Uhl
Hunding: Gottlob Frick
Wotan: Jerome Hines
Sieglinde: Régine Crespin
Brünnhilde: Astrid Varnay
Fricka: Regina Resnik
Gerhilde: Gertaud Hopf
Ortlinde: Wilma Schmidt
Waltraute: Elisabeth Schärtel
Schwertleite: Lilo Brockhaus
Helmwige: Ingeborg Felderer
Siegrune: Grace Hoffman
Grimgerde: Elisabeth Steiner
Rossweisse: Rut Hesse
Dirección:
Elenco:
Sonido:

         Dicho claramente: esta Valquiria tenía todas las papeletas para convertirse en un registro antológico: la sensible Sieglinde de Régine Crespin, el oscuro Hunding de Gottlob Frick, el sólido Wotan de Jerome Hines, Astrid Varnay como Brunilda -no tan desbordante vocalmente como en los Anillos de Knapperstsbusch pero gran dominadora del papel- y la poderosa Fricka de Regina Resnik. En el foso, un Kempe de tempi animados y más vibrante que en el Oro. ¿Qué falló? El protagonista. Fritz Uhl, de voz fea, incisiva y no dado precisamente a sutilezas pone el lunar de esta representación. Con un tenor más adecuado este registro se hubiera codeado con los de Kna (1958, con Jon Vickers y Leonie Rysanek) y Bohm (1966, con James King y Leonie Rysanek).

       Todas las fotografías del artículo corresponden a 1961, salvo que se indique otra cosa. Las láminas abocetando los decorados de cada acto de esta producción sobre obra de Johannes Dreher.

DURACIONES:

Acto I: 60'561
Acto II: 90'19
Acto III:  67'38
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ACTO I

CD 3, pistas 1 a 11.

Lámina del primer acto en la producción de Wolfgang Wagner.

              El preludio de La Valquiria lleva como indicación de tempo Stürmisch (tormentoso). La lectura de Kempe no es muy tormentosa en su inicio, pero sí misteriosa, veloz (3'38) y nítida (pocas veces se oyen tan claros cellos y contrabajos  haciendo el motivo principal frente al trémolo del resto de la cuerda). Los reguladores son escrupulosamente respetados, con algunos detalles de tensión muy bien conseguidos, como el crescendo que precede a la entrada de los vientos (pista 1, 0'47) o en las cuerdas cuando contestan a éstos (0'57). El clímax es desbordante (a partir de 1'27). El preludio concluye con un pequeño ritardando (3'27) hace aumentar la tensión.

Fritz Uhl como Siegmund.
             La entrada de Siegmund no parece demasiado creíble, no muestra signos de verdadera extenuación. Aparece Sieglinde, una delicada Régine Crespin que ya desde la primera intervención sorprende por la claridad de su instrumento, la variedad de dinámicas y el exquisito fraseo. Sus primeras frases están cantadas en piano, sutiles, con un deje de curiosidad por el recién llegado. Kempe acompaña con naturalidad, con una cuerda clara en la que podemos escuchar las segundas voces y que parece contestar a Sieglinde (en pista 2, 3'24 hay una pequeña caída de nota en el cello solista). Por desgracia, Uhl evidencia sus carencias: la voz es fea, con falta de color baritonal, incapacidad para construir un fraseo amplio y emisión abierta en algunas vocales2. Convence más a partir del Gering sind sie, al ser un pasaje que permite un fraseo rápido y una interpretación más incisiva describiendo cómo perdió escudo y armas.

            La segunda escena constituye el punto fuerte del primer acto. El motivo de Hunding en las trompas aparece en pianisimo (pista 3, 7'14), con un halo misterioso que contrasta con una prominente cuerda grave, demostrando Kempe por qué es un experto creando microclimas dramáticos. Se aumenta así la tensión a la espera de que Hunding se muestre en escena. Gottlob Frick, verdadero bajo negro, compone un personaje noble y poderoso, que pasará de la grandeza a la aversión a Siegmund ofreciendo gran variedad de matices. Nótese su extrañeza cuando, entre dientes, murmura para sí el parecido que Siegmund tiene con su esposa (pista 4, 1'43), un deje que no muestra cuando le pregunta, magnánimo, cómo ha llegado hasta su casa.

Gottlob Frick como Hunding (1960).
              Uhl compone un relato convincente de su vida y hechos (pista 5) gracias a un Kempe dramático, que crea momentos de verdadera tensión, sobre todo tras el primer comentario de Hunding, maravillosamente matizado. La temperatura sube en la segunda parte del monólogo y la observación de Sieglinde (Feige nur fürchten den, der waffenlos einsam fährt!) está dicha con gran naturalidad, como si fuese lo primero que se le pasase por la cabeza. La contestación de Hunding es antológica, cargada de rabia pero sin perder la línea de canto. Kempe remata el momento con una exposición clara del tema de la espada, con un crescendo previo en los trémolos de la cuerda (pista 6, 8'26).

         Tras una transición orquestal bien planificada, pasamos a la tercera escena (pista 7). Uhl inicia su intervención con unas vocales feas: Ein Schwert verhiess mir der Vater, lo que también ocurre en in Zwanger hält sie der Mann (1'14), con el der dicho borrosamente. Los Wälse!, de ocho y siete segundos, están cantados con intensidad. En la parte final consigue una mayor redondez en la emisión y un fraseo más cuidado.


Régine Crespin como Sieglinde.
           El regreso de Sieglinde y su relato es magnífico (pista 8), todo dicho con una voz diáfana y sintiendo cada frase. Kempe hace avanzar la narración con un acompañamiento muy teatral. Uhl contesta con arrojo (5'21), adelantándose en halt' ich dich Hehre umfrangen (6'04), que soluciona alargando la nota. La entrada de la primavera se beneficia de una toma nítida que nos permite escuchar los arpegios del arpa.

          En el Winterstürme (pista 9) Uhl recoge su voz para intentar obtener un fraseo más delicado, obteniendo resultados más óptimos en unos versos que en otros. El Du bist der Lenz (pista 10) es cantado por Crespin con un sentimiento sincero y un deje de sensualidad: nótese en O lass in Nähe, precedido de un refinado Kempe (1'58). Uhl suena menos incisivo en su contestación, pero no consigue evitar el feo timbre. Crespin vuelve a hacer un alarde de sutileza con un bellísimo Ein Wunder will mich gemahnen en piano (3'43), con un Kempe un tanto ensimismado.

          Nos acercamos al final del acto con Siegmund heiss' ich (pista 11) cantado con arrojo pero también con algunas asperezas en la línea de canto. Kempe hace una lectura diáfana (se escuchan los arpegios del arpa antes de sacar la espada) y Crespin hace el grito no escrito, pero corto y sonando más a susto que a júbilo (1'25). Kempe hacer rugir a la orquesta en un vibrante final de acto.

          Finalizado el acto me acuerdo de Solti y sus grabaciones en estudio con la Filarmónica de Viena por aquellos años y no puedo por menos pensar en el paralelismo que tienen con este reparto. Solti grabó Tristán (DECCA, 1960) con Birgit Nilsson y Fritz Uhl como pareja protagonista y Regina Resnik como Brangania. Este registro pasa hoy desapercibido, no se recomienda y probablemente sea el punto más bajo de todo el corpus wagneriano grabado por Solti. El propio director no quedó contento con el resultado y pensó en un nuevo registro, algo que finalmente no pudo hacer. Se ha dicho que si la grabación falla por la dirección poco experimentada o porque la Nilsson aun no había conseguido la profundidad interpretativa que lograría trabajando la producción de Wieland pocos años después, pero lo cierto es que el Tristán de Uhl termina por rematarla. Después de esta grabación se sucederían Sigfrido y Ocaso para concluir la Tetralogía (el Oro se había grabado en 1958) con Valquiria (1965, DECCA), contando con Régine Crespin y Gottlob Frick (Siegmund entonces fue James King).

ACTO II

CD 3, pistas 12 a 15 y CD 4.


Lámina del segundo acto (anuncio de la muerte a Siegmund).

            El preludio, vibrante (2'02), presenta un defecto de edición, y es que en la pista 12, entre el 0'49 y el 0'55 y el 1'50 y el 1'54 se suporponen, de fondo aunque perceptiblemente, pasajes del preludio del primer acto. Un sólido Jerome Hines vuelve a dar vida a Wotan. A su lado, una experimentada Astrid Varnay, menos desbordante en los Hojotoho! que en los Anillos de Kna pero absoluta dominadora del papel. Entra Fricka, una inflexible Regina Resnik desbordante vocalmente. Cómoda en toda la tesitura, expone su enfado a Wotan con verdadero aliento dramático, sin necesidad de recurrir al histrionismo. Jines va pasando de la calma a la resignación: Was verlangst du? (CD 4, pista 1) con un deje de enfado, recalcando, por ejemplo, en Die walküre walte frei (1'10).

          Regresa Brunilda y nótese como Kempe recalca las escalas ascendentes en la cuerda (2'10). Fricka exige rotunda a Wotan que jure que caiga Siegmund: Empfah ich von Wotan den Eid? (3'33) y éste, resignado, accede. Se inicia el monólogo (pista 3), intimista y cuidadosamente acompañado. Transcurrido éste, Jines tiene un fallo de memoria: tras la frase de Brunilda Du liebst Siegmund; dir zuelieb', ich weiss es, schütz'ich den Wälsung, se salta una intervención para pasar directamente a Ha, Freche du! (pista 5, 0'55), cantando tres versos. Tras unos segundos en silencio, retoma la frase en su sitio: ein Siegschwert schwingt Siegmund; Schwelich fällt er dir feig! En total son seis versos los omitidos. Tras la siguiente intervención de Brunilda, Jines canta el Ha, Freche du! en el lugar correcto y con una fuerza poderosa. Tras su marcha, la orquesta ruge el tema con el que también se cerrará el acto (3'05).

         Volvemos con Siegmund y Sieglinde. El primero inicia valiente su intervención y suena realmente convincente (pista 6) gracias a que se trata de pasajes con un fraseo rápido y en forte. La segunda despliega sus habilidades dramáticas en Hinweg! (pista 7), iniciando su intervención en piano para ir creciendo poco a poco hasta el delirio en sus visiones.
Anuncio de la muerte a Siegmund.

          La Varnay inicia el anuncio de la muerte con gran sobriedad, cuidadosamente acompañada por Kempe (pista 8). Uhl tiene problemas con esta escena, escrita en un registro grave y que requiere un fraseo amplio. Las preguntas que le formula a Brunilda parecen torpemente dichas frente al hieratismo sobrecogedor que despliega ésta. En alguna de las contestaciones muestra una emisión fea. Le echa arrojo al final de la escena, con un vibrante acompañamiento de Kempe (pista 10, a partir de 1'40) que enlaza con la marcha de Brunilda.

         El Zauberfest (pista 11) presenta los mismos inconvenientes que hemos venido indicando: falta de color baritonal y fraseo torpe. Uhl hace lo que puede recogiendo la voz. Sólo en el fragmento final, tras la llamada de los cuernos de Hunding, resulta convincente por volver a un registro agudo, cantado en forte y con fraseo rápido. Las distintas llamadas se escuchan en la grabación en primer plano (2'10), por delante de la orquesta. 

           Sieglinde se despierta relativamente tranquila (3'11) y la congoja la va invadiendo poco a poco (su Siegmund! es verdaderamente sentido). Aparece Hunding, quien canta su intervención cargado de nobleza (pista 12). Siegmund es alanceado sin grito de Sieglinde. Las palabras que Wotan le dirige a Hunding están cargadas de amargura. Su Geh'! Geh'! está cargado de dolor más que de odio. Kempe concluye el acto vibrante.




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Es el primer acto más veloz de los registros existentes de aquellos años, siguiéndole Krauss (1953) con 61'44 y Bohm (1966) con 62 minutos. En el otro extremo, Kna (1958) invirtió 66'19. Pero hay algo más curioso: la enorme diferencia que hay con el acto segundo, que supera los noventa minutos, aproximándose más a Kna (93'41) que a los citados Krauss (84'49) y Bohm (83'50). El tercer acto es algo más ágil y, con sus 67'38 se coloca detrás de Krauss (64'36) y Bohm (65'19).
2 A alguno le podrá parecer exagerada esta afirmación, pero si comparamos con las voces de este Anillo, inevitablemente Uhl constituye lo más flojo de un reparto muy sólido.




          


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