LOS MAESTROS CANTORES DE NÚREMBERG / BAYREUTH 2019

LOS MAESTROS CANTORES DE NÚREMBERG / Festival de Bayreuth, 27 de julio de 2018, 16:00 horas
Otras representaciones: 31 de julio y 6, 10, 24 y 27 de agosto
Producción de Barrie Kosky estrenada en 2017 / Decorados: Rebecca Ringst. Vestuario: Klaus Bruns. Dramaturgia: Ulrich Lenz. Luces: Franck Evin
Dirección musical de Philippe Jordan (director del coro: Eberhard Friedrich)
Reparto: Michael Volle (Hans Sachs), Günther Groissböck (Veit Pogner), Tansek Akzeybek (Kunz Vogelgesang), Armin Kolarczyk (Konrad Nachtigal), Johannes Martin Kränzle (Sixtus Beckmesser), Daniel Schmutzhard (Fritz Kothner), Paul Kaufmann (Balthasar Zorn), Christopher Kaplan (Ulrich Eisslinger), Stefan Heibach (Augustin Moser), Ralf Lukas (Hermann Ortel), Andreas Hörl (Hans Schwarz), Timo Riihonen (Hans Foltz), Klaus Florian Vogt (Walther von Stolzing), Daniel Behle (David), Camilla Nylund (Eva), Wiebke Lehmkuhl (Magdalene), Wilhelm Schwinghammer (sereno).
Minutación: Acto I: 80'44 / Acto II: 58'43 / Acto III: 118'10 / Total: 257'37 (4 h 17 min).
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Sachs, Walther y David o la trinidad wagneriana en Maestros


               Tercer año de la producción de Barrie Kosky, al igual que en los dos años anteriores, muy bien acogida. Como ya explicamos el año del estreno, Kosky concibe toda la obra sobre la arrolladora imagen del Wagner artista, que se proyecta sobre las figuras de Sachs, Walther y David -los tres con evidentes atributos wagnerianos-, mientras que Eva encarna la personalidad de Cosima, Pogner la de Liszt y Beckmesser la de Hermann Levi. Toda la obra es un juicio a los Maestros Cantores de Núremberg, que empieza en la villa Wahnfried, casa del compositor en Bayreuth, y en el tercero nos muestra la sala de los Juicios de Nuremberg, tras haber pasado por un segundo acto a medio camino entre una y otra. Ya el año pasado se modificó el decorado del segundo acto, que el primer año mostraba un suelo de cesped en torno a las paredes de madera de la sala de los Juicios de Nuremberg que bien podía asemejarse a un patio interior entre dos viviendas, para eliminar el césped y pasar a un suelo de habitación normal, con mobiliario apilado en el lado izquierdo del escenario. Existen indicaciones temporales y ambientales en esta producción, que narra el locutor de la Radio de Baviera Frank Manhold antes de empezar cada uno de los actos.

               En lo musical, rotunda pero a la vez festiva e idiomática dirección de Philippe Jordan con un homogéneo reparto que trae los dos mismos cambios que el año pasado, esto es, en los papeles de Eva y el sereno. Si el pasado año fueron Emily Magee y Tobias Kehrer, este año tenemos a Camilla Nylund y a Wilhelm Schwinghammer. Además, en esta función se ha producido la sustitución de Raimund Nolte por Ralf Lukas en el papel de Hermann Ortel. Lukas ya fue Donner y Gunther en el Anillo de Thielemann y Melot en el Tristán de Peter Schneider y, como curiosidad, indicar que nació en Bayreuth.

               El trabajo de Philippe Jordan dirigiendo la obra es similar al del año pasado, con una visión festiva y dinámica, con metales de sonoridad redonda y muy tonantes en el tema de los maestros, pero con buena claridad de planos sonoros, lo que hace que el resultado resulte muy ligero en los numerosos contrapuntos de la partitura. Jordan además respeta escrupulosamente la partitura en toda su variedad de matices y dinámicas. De los tres años que ha dirigido la obra, este es el de tempi más rápidos, con un primer acto de ochenta minutos y un tercero que baja de las dos horas.


Eva (Nylund) y Sachs (Volle) en el segundo acto.
               Michael Volle vuelve a repetir su inteligente interpretación de Sachs. La voz no es muy grande y le falta peso en los momentos más grandiosos de la partitura; además, por momentos su timbre puede sonar algo falto de nobleza, pero su interpretación convence gracias a un uso inteligente de sus recursos, es dramáticamente atenta -socarrón en su Jerum! del segundo acto, distante y soñador al inicio del tercero-, frasea con elegancia y muestra variedad de dinámicas.

               El Walther de Klaus Florian Vogt es el gran conocido junto con su Lohengrin, papel que además hubo de cantar el día anterior. Vogt no muestra signos de fatiga y exhibe su habitual elegancia y fraseo. Afronta el papel con sobriedad, incluso con cierta cautela en su encuentro con los maestros en el primer acto -agudo final del primer acto incluido-, y se muestra más apasionado en el tercero, con agudos más brillantes. Al igual que en años anteriores, cuando en el dúo con Eva del segundo acto cita a Pogner y su idea de casar a su hija con un maestro cantor, imita de forma cómica la voz de bajo.


Beckmesser (Kränzle) entona su serenata en el segundo acto
mientras Eva (Nylund) y Walther (Vogt) se ocultan.
                 Al lado de Vogt hoy encontramos de nuevo a Camilla Nylund quien, tras cantar Elsa el día anterior, es Eva. Su interpretación está muy bien conseguida. Su voz suena fresca, sin signos de fatiga, y además el papel es muy adecuado a su vocalidad, sin tener que forzar su instrumento y, en consecuencia, su vibrato amplio en el registro agudo está prácticamente ausente. En lo dramático resulta una Eva muy completa, que se muestra temperamental cuando intentar sonsacarle a Sachs información sobre Walther y su examen, exhibe la faceta de muchacha enamorada con Walther y después, perspicaz cuando ve aparecer a Beckmesser. Su rostro no tiene unas facciones demasiado similares a las de Cósima, pero es un detalle menor.


Beckmesser (Kränzle) en el tercer acto, con las magulladuras del
tumulto del segundo, ve la canción del premio.
               Daniel Behle vuelve a ser un sobresaliente David de timbre viril e interpretación apasionada. Destaca su centro ancho frente a la voz más lírica de Vogt cuando ha de explicarle las normas de canto.

              Wiebke Lehmkuhl, con su atractiva voz oscura, encarna a una eficiente Magdalena que se contrapone muy bien a Nylund.

               Johannes Martin Kränzle vuelve a encarnar su excelente Beckmesser. A su voz homogénea, fresca y bien timbrada, se une una interpretación muy matizada del personaje y a la medida de lo que demanda la producción de Kosky, de la pedantería a la malicia o al victimismo, todo ello aderezado con ruidos, toses o gemidos según demande la situación.

               Günther Groissböck posee una excelente voz de bajo, sólida y homogénea en toda la tesitura y sin problemas en los extremos. Sin embargo, su monólogo del primer acto aparece cantado a un tempo vivo que hace perder algo de aliento dramático a la intervención y la dota de cierto automatismo.

               La corporación de Maestros, como en años anteriores, funciona muy bien tanto en conjunto como en separado. En conjunto, bien empastada; y por separado, con voces de diferente entidad y timbre que dotan de variedad al conjunto. Correcto el Kothner de Daniel Schmutzhard pasando lista y exponiendo las reglas de la tabulatura, de voz más bien clara y no especialmente sonora.

               Ramplón el sereno de Wilhelm Schwinghammer. La voz no es grande ni profunda, y no está del todo bien colocada. Canta su intervención a tempo animado, como evitando exhibir sus carencias.

               Excelente, como es habitual, el coro del Festival, con la particularidad de que en esta puesta en escena el coro canta fuera de escena en varios momentos -incluyendo la escena de la pradera, donde el escenario se llena con figurantes y bailarines que invaden la sala de los juicios de Nuremberg-, lo que produce que en la toma sonora el coro pueda sonar un punto más alejado que de costumbre, algo que probablemente en directo se mitiga con la buena acústica de la sala.


Grabación digital procedente de la Radio de Rumanía en formato .mp3 a 256 kbps.
Se incluyen alocuciones iniciales y finales del locutor de la Radio de Baviera, obtenidas de Radio Clásica de Radio Nacional de España.

2 DE AGOSTO DE 2019.

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