EL ORO DEL RHIN / BAYREUTH 2023

EL ORO DEL RHIN / Festival de Bayreuth, 26 de julio de 2023, 18 horas.
Otras representaciones: 5 y 21 de agosto.
Producción de Valentin Schwarz estrenada en 2022 / Decorados: Andrea Cozzi. Vestuario: Andy Besuch. Dramaturgia: Konrad Kuhn. Iluminación: Reinhard Traub. Vídeo: Luis August Krawen.
Dirección musical de Pietari Inkinen
Reparto: Tomasz Konieczny (Wotan), Raimund Nolte (Donner), Attilio Glaser (Froh), Daniel Kirch (Loge), Christa Mayer (Fricka), Hailey Clark (Freia), Okka von der Damerau (Erda), Olafur Sigurdarson (Alberich), Arnold Bezuyen (Mime), Jens-Erik Aasbø (Fasolt), Tobias Kehrer (Fafner), Evelin Novak (Woglinde), Stephanie Houtzeel (Wellgunde), Simone Schröder (Flosshilde)
Minutación: 149'46 (2 h 29 min).
Todas las imágenes de este artículo son propiedad del Festival de Bayreuth (www.bayreuther-festspiele.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
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Riada

          Tras el entusiasmo despertado en la jornada inaugural, el clima que se respiraba a la mañana siguiente era de optimismo. Se iniciaba así el Anillo con un reparto 
retocado frente al año anterior, con Tomasz Konieczny cantando los tres Wotan tras haber sido anunciado oficialmente en el rol -recordemos que el pasado año Egils Silins se ocupó del rol juvenil y Konieczny de los otros dos, todo ello tras la cancelación de John Lundgren-. Sale también -y esperemos que no vuelva por el Festival, porque ya marchó una vez y luego regresó-, Wilhelm Schwinghammer, quien tras aparecer cuatro años seguidos como un ramplón Rey Enrique (2012-15) y de paso, cantando dos veces Fasolt sin pena ni gloria (2014 y 2015), volvió como quien no quiere la cosa en 2019 para cantar el discreto rol de Reinmar en Tannhäuser y, de paso, a cantar las tres frases de Titurel en Parsifal y las del sereno de Maestros. Llegó la pandemia, el Anillo se retrasó, y en 2022, también como que no quiere la cosa, apareció anunciado como Fafner, un rol que no tenía por dónde coger. Afortunadamente, el Festival le ha sustituido por Tobias Kehrer, un cantante al que había que haber continuado llamando tras la buena impresión causada en 2018, y que pasa así a cantar en Bayreuth el rol del gigante. Sale Elisabeth Teige tras su ascenso a distintos papeles protagónicos y la sustituye la debutante Hailey Clark. Finalmente, cambian las cantantes que encarnan a Woglinde y Flosshilde, el pasado año Lee-ann Durban y Katie Stevenson, éste la debutante Evelin Novak y la veteranísima Simone Schröder. Nos falta hablar, por supuesto, del cambio más trascendente, el del podio: Pieteri Inkinen se pone al frente de la Tetralogía con tres años de retraso, después de que en la pasada edición un coronavirus que se agravó le imposibilitara dirigir. Ricardo de Cala desde Radio Clásica y Clemens Nicol desde la Radio de Baviera -este año estamos asistiendo a una renovación completa del personal en la emisora alemana- han llevado las riendas de la retransmisión. La ingeniera sonora, como es tradición, es del genial Peter Urban. Por redes sociales ha circulado un vídeo donde se ve a los músicos encargados de tocar las fanfarrias desempeñando su cometido desde el portal del Festspielhaus y no desde el balcón, por la copiosa lluvia que ha caído a lo largo de toda la tarde.

          Seamos claros: el Anillo no ha empezado bien. La dirección del finlandés Pietari Inkinen, director de la Orquesta Sinfónica de Praga, no sólo se ha movido dentro de lo convencional, sino que incluso ha habido desajustes -el más destacado, el de los violines en el He da! He do!-, obteniendo algunos abucheosEs cierto que hay momentos interesantes -nótese la nobleza con que se escuchan las trompetas en fanfarria en la introducción de la segunda escena y al final de la cuarta-, pero no elevan un nivel meramente artesanal. Existe cierto apelmazamiento de los planos sonoros en la primera escena, y una percusión un punto más destacada que de costumbre. También hay momentos en que los cantantes no se encuentran cómodos. Cantantes entre los que hay varias elecciones inadecuadas -Mayer, Sigurdarson, Konieczny no del todo cómodo-. También es cierto que no debe ser de gusto para el director de turno saber, antes de que comiencen las funciones, que al año que viene no estarás en el podio. Esa ha sido la decisión del Festival, que ha anunciado que, para 2024, el Anillo pasará a ser dirigido por el habitual del Festival Philippe Jordan, director de la Staatsoper de Viena.

          No sabemos en qué se han concretado los cambios anunciados por Valentin Schwarz después del sonoro fracaso del año anterior. Desde luego sigue el excesivo ruido escénico -chillidos, golpes- y parece que las líneas fundamentales de la propuesta de culebrón familiar con secuestro de menor incluido siguen vigentes, si bien el público se ha mostrado más receptivo frente a los perceptibles abucheos del año anterior nada más baja el telón.

Wotan (Konieczny)
          El Wotan juvenil de Tomasz Konieczny me ha decepcionado. En su entrada no se le notó cómodo y existe una propensión hacia la emisión pastosa, a veces con portamentos poco elegantes, y con una dicción borrosa, así como a realizar un piano súbito en finales de frase. En este sentido, Egils Silins el pasado año se mostró más poderoso.

       Ya pusimos de manifiesto el año pasado las insuficiencias de Olafur Sigurdarson para el rol de Alberich, que no proceden tanto de sus maneras -interpretación que va de la nobleza a la rabia en la primera escena, orgulloso, sin histrionismos, medida atenta y ágil en los parlamentos- como de su material. La voz es la de un barítono, con un centro atractivo, que funciona bien en la primera escena en las distintas increpaciones a las ondinas, donde procura mostrarse seductor, pero en las escenas tercera y cuarta, donde el rol se vuelve más dramático, exhibe evidente pérdida de color en el registro agudo, que suena blanquecino y llega incluso a dudarse de la tipología de la voz, lo que se nota especialmente en los momentos más dramáticos, singularmente en la cuarta escena. Creo que haría un buen Gunther, pero por desgracia en nuestros días hay demasiadas ganas de cantar los grandes papeles.

Donner (Nolte), Freia (Clark), Glaser (Froh) y Mayer (Fricka9
          El Loge de Daniel Kirch me resulta más afectado y tendente a lo histriónico y a lo chillón que el año pasado, y tengo la sensación de que es un recurso para encubrir una afinación y una medida dudosas, sobre todo en su monólogo en la segunda escena, un pasaje donde otros cantantes han hecho gala de un bello lirismo -estoy pensando en el hoy Mime, Loge durante una década, Arnold Bezuyen-. Con su voz baritonal, parece que trae consigo lo peor de la vieja escuela.

          La Fricka de Christa Mayer presenta un timbre ácido y una propensión a cierto vibrato en el registro agudo. Su registro agudo nunca fue destacado, y fue siempre más contralto que mezzo -así debutó en Bayreuth como Erda en 2008-, y a sus 51 años, el instrumento ha perdido esmalte. En su favor hay que decir que es una cantante dramáticamente atenta, con una voz de aliento trágico y manejada con variedad de dinámicas, pero no creo que éste sea el rol que mejor le venga, y menos aún en esta fase de su carrera.

         Correcto el Donner de Raimund Nolte, con una voz no muy grande ni dotada de un timbre de espacial personalidad, tendente a una cierta nasalidad, pero al menos saneada. No tuvo su mejor intervención en el He da! He do!, galleando mientras los violines estaban descoordinados. Solvente el Froh de Attilio Glasser, mejor en el arco iris que en su entrada en la segunda escena, con una emisión que no fluye libre. Efectiva la Freia de la norteamericana Hailey Clark, en una línea clásica del personaje, sensible y doliente. Efectiva también la Erda de Okka von der Damerau, de bello timbre y con un vibrato nervioso que añade dramatismo a la parte, que recibió muy buena acogida del público.

Fafner (Kehrer) y Fasolt  (Aasbø)
          Muy bien los gigantes. Jens-Erik Aasbø como Fasolt se creció respecto a la prestación del año anterior. La voz no es muy grande pero es tersa, homogénea, noble y cálida, lo que se aviene muy bien con el gigante enamorado. Tobias Kehrer es un oscuro Fafner que luce un buen registro grave, si bien en su última frase tras matar a Fasolt se le ha quebrado la voz en 
Nun blinzle nach Freias Blick!

          Muy bien también el Mime de Arnold Bezuyen, incisivo vocal y dramáticamente, muy aplaudido por el público.

          Correcto el trío de ondinas. Evelin Novak no tiene una voz especialmene brillante, falta un punto de punta y, en general, dulzura, algo también predicable a Stephanie Houtzeel. Por su parte, la veterana Simone Schröder, con 59 años, volvió a papel de Flosshilde que cantara por última vez en el Anillo de Thielemann hace más de una década. La voz ha perdido estabilidad en la emisión, lo que se nota en su primera intervención, aunque todavía sigue exhibiendo detalles de buena factura. Funcionan bien en conjunto, pero por separado se evidencian sus carencias.

          En definitiva, el Anillo no ha empezado bien. Hemos bajado unos cuantos enteros respecto al nivel de ayer, en orquesta y voces. Veremos cómo continúa.

Grabación digital procedente de la Radio de Polonia, en HD, en formato .acc a 323 kbps.
Se incluyen las alocuciones iniciales y finales, obtenidas de la Radio de Baviera.

27 DE JULIO DE 2023.

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