Coros por Wilhelm Pitz en el Festival de Bayreuth

Recogemos un documento fonográfico capital y no siempre recordado: la grabación que, en 1957, realizara Deutsche Grammophon de una completa selección de coros wagnerianos en el Festival de Bayreuth bajo la dirección nada menos que de Willhelm Pitz, el histórico director del Coro de Bayreuth entre 1951 y 1971.

COROS

Orquesta y Coro del Festival de Bayreuth
Wilhelm Pitz

(grabación de estudio realizada durante los ensayos
del Festival de 1957)

Con Elisabeth Schärtel (Mary) y Josef Greindl (Hagen)


Dirección: 
Coro:Excepcional
Sonido:

En un momento en que Bayreuth había recuperado el reconocimiento internacional tras su reapertura, y tras las disputas que DECCA y EMI venían sosteniendo por grabar ciertas obras con ciertos cantantes en el Festspielhaus1, Deustsche Grammophon optó por un proyecto mucho menos ambicioso pero que, a la postre, resultó un documento capital en la Historia del Festival: recoger a su histórico Coro interpretando los principales fragmentos corales del Canon de Bayreuth y con el histórico Wilhelm Pitz al frente de los conjuntos. Un documento hoy descatalogado pero que puede encontrarse fácilmente no sólo en el mercado de segunda mano, sino también nuevo.

A diferencia de otras grabaciones oficiales del Nuevo Bayreuth, no disponemos de información de ésta. ¿Cómo llegó el sello amarillo al Festival? ¿Cuáles fueron las negociaciones? ¿Cuándo se grabó este disco? Probablemente se utilizara uno o dos días durante el periodo de ensayos. También es probable que se usara la disposición tradicional en la sala, con la orquesta en el foso y el coro en el escenario, pues la toma evidencia el tradicional sonido de Bayreuth, si bien un poco apagado en el caso de la orquesta -Pitz era un gran maestro de coros pero no era director de orquesta, y dominaba la acústica de la sala desde su elemento natural, el escenario, no el foso subterráneo-. Este registro tuvo una acogida soberbia en vinilo y, gracias a él, varias generaciones de wagnerianos se iniciaron en este mundo en los años sesenta, setenta y ochenta. A principios de los noventa hizo aparición en CD bajo distintas etiquetas del sello amarillo (Musikfest, Privilege) y aun estaba fácilmente disponible al iniciar el siglo, como lo atestigua la segunda edición de la Guía Wagner de Ángel Fernando Mayo (2001), donde indica que por 10 marcos podía conseguirse en una tienda de Bayreuth hoy ya cerrada. Hace unos años aparecieron los dos coros de peregrinos de Tannhäuser de esta grabación, en un disco publicado en la serie Eloquence del sello amarillo que artísticamente es un auténtico batiburrillo: la entrada de los invitados de aquella obra procede de la grabación de estudio de Sinopoli, los coros de Lohengrin del registro de Kubelik también de estudio, la entrada de los gibichungos del Anillo de estudio de Karajan, los de Maestros del de Jochumlos de Parsifal del registro de Boulez en el Festival de 1970 y los del Holandés del de Böhm de un año más tarde. Ni siquiera buena parte de estos registros son referenciales, como para que lo sea una mezcla de todos ellos.

Pitz con Wieland y el hijo de éste, Wolf Siegfried, en 1957.

       Wilhelm Pitz llegó a Bayreuth en la reapertura por recomendación de Karajan. El todopoderoso director había sido invitado por su carrera meteóricamente ascendente y su relativa juventud -contaba con 43 años-. Los hermanos Wagner tenían en mente a Hermann Lüdecke, director del coro de la Deutsche Oper de Berlín, predecesor del histórico Walter Hagen-Groll, y que preparó a la formación berlinesa para grabaciones históricas como la de Carmina Burana con Eugen Jochum, pero no fue posible contar con él, por lo que Karajan propuso el nombre de Pitz, con quien había trabajado en su época de Aquisgrán y guardaba un gratísimo recuerdo por su profunda formación musical y su vasta experiencia. El 30 de enero de 1950, Karajan contactó con Pitz, dando lugar a esa leyenda que relata que Karajan expuso a Pitz que había sido escogido para preparar la mejor orquesta del mundo  y que él, Karajan, le proponía para montar el mejor coro del mundo. Relata Wolfgang Wagner en sus memorias que el 4 de febrero Pitz fue a Bayreuth y cerró el trato. Desde 1944 no había habido festivales, por lo que el Coro de Bayreuth estaba prácticamente desmantelado, con un buen número de personas no localizadas o ya envejecidas. Pitz y su esposa Erna recorrieron toda Alemania buscando voces y escuchando a más de novecientos aspirantes en más de cuarenta teatros2. En total fueron cien las voces seleccionadas, pero como debía completarse el conjunto para la escena de la pradera de Maestros, la entrada de los gibichungos en el segundo acto del Ocaso y la Novena de Beethoven inaugural, Pitz realizó unas segundas audiciones a partir del 4 de marzo de 1951 en los salones parroquiales de Bayreuth, donde escuchó a 458 candidatos3. Apunta Wolfgang Wagner en su relato que, conformado el conjunto, sólo un diez por ciento de los coralistas procedían de la etapa anterior. Furtwängler quedó impresionado y sugirió que un conjunto de estas características debía permanecer estable todo el año. Por su parte, el socarrón Kna llamaba a Pitz "Hugo", en homenaje a Hugo Rüdel, el que fuera director del Coro de la Staatsoper de Berlín y del Festival (1906-1934), y a quien consideraba el mejor director de coro de la Historia4

El disco contiene, en 53 minutos y medio, una amplísima selección de los coros que pueden escucharse en el Canon de Bayreuth, ordenados cronológicamente tanto por título como por ubicación en cada obra. Del Holandés tenemos el de los marineros al final del primer acto, el de las hilanderas del segundo -con Elisabeth Schärtel como Mary- y el de la fiesta con que se inicia el tercer acto. De Tannhäuser la entrada de los invitados y las dos ocasiones en que suena el coro de peregrinos en el tercer acto, aquí enlazadas sin solución de continuidad. De Lohengrin tenemos la entrada del protagonista (que finaliza de manera muy interesante con los últimos compases de la obra), la llegada de Elsa a la catedral -enlazada con el final del segundo acto suprimiendo el acorde del órgano- y la marcha nupcial. Faltaría la escena del amanecer en el segundo acto, con los brabanzones y el Heraldo. No tenemos, en cambio, nada de Tristán -quizás se hubiera podido realizar un arreglo sin solistas del final del primer acto-. De Maestros tenemos el coral Wach auf! de la pradera enlazado con el coro final y suprimiendo los Heil! -echamos en falta el coro con el que se abre el telón al comenzar la obra o toda la parte inicial de la escena de la pradera-. Del Ocaso tenemos la llamada de Hagen a los gibichungos -con Josef Greindl-, incluyendo la entrada de Gunther (suprimiendo su intervención). De Parsifal sólo incluye la entrada a la Sala del Grial del primer acto -podíamos pedir la escena de las muchachas-flor o los últimos compases de la obra-.

Pitz con Karl Böhm al término de la Novena de Beethoven
inaugural del Festival de Bayreuth de 1963 (23 de julio)

          El sonido, monoarual, es bueno, si bien presenta un ligero soplido de fondo y resulta un punto encorsetada. Hay que tener en cuenta que el propósito del disco era exhibir el coro preparado por Pitz, no tanto la orquesta. Lo expresa con absoluta claridad Ángel Fernando Mayo en su Guía: Las versiones son sumamente "objetivas". Aquí se ve cual era el trabajo de Pitz: afinación, conjunción y tempi exactos. Luego llegaba, por ejemplo, Kna y estos coros exactos tenían que plegarse a la batuta de un "recreador". Pitz se maneja dirigiendo, pero poco más. Le vienen mejor los pasajes más líricos que los incisivos, y así los coros del primer y tercer acto del Holandés reslultan un tanto blandos. No así en el coro de hilanderas o, en general, en todos los coros de Tannhäuser, con una entrada de los invitados a tempo animado y un tanto danzable, o unos coros de peregrinos ascéticos y a tempo contenido. Un planteamiento similar a éstos se desarrolla en la entrada de Lohengrin, permitiendo escuchar todas las líneas entrecruzadas que hacen de este coro uno de los más complejos por la necesidad de precisión y transparencia. La entrada a la catedral comienza suave para ir ganando tensión y culminar en un final explosivo. La marcha nupcial recibe una interpretación objetiva, a tempo medio. El coral de Maestros resulta falto de un punto de explosividad y el coro final pasa en un suspiro debido a un tempo aceleradísimo. El inicio de la llamada de Hagen a los gibichungos en el Ocaso -el fragmento más largo, con más de diez minutos- es lo más flojo del disco: no por el coro, que está maravilloso, tampoco por un Greindl temible, sino porque Pitz comienza absolutamente desinflado, y en el entramado de líneas de la orquesta pierde el control: los músicos continúan con piloto automático, generándose unas líneas musicales emborronadas -nótese de 2:28 a 2:44-. No vuelve a producirse este descontrol, pero la presencia de la orquesta es muy reducida, y en la cuerda prácticamente inexistente, hasta 6:22. Mejor la entrada de Gunther. El disco finalizada con una dulce entrada a la Sala del Grial, ascética, redondeada y sin enlentecer el tempo -a destacar la claridad de la polifonía en las voces femeninas a partir de 5:12-.

El trabajo de Pitz pasó a ser conocido a nivel mundial, llegándose a llamar popularmente al Coro de Bayreuth los pitzianer. Pronto contactaría con él Walter Legge, el célebre productor de EMI, para formar el Philharmonia Chorus con el que acompañar a la Philharmonia Orchestra en sus grabaciones -quizá el ejemplo más famoso sea el Requiem Alemán de Brahms que Klemperer grabara en 1961, aunque también merece destacarse el Mesías con el mismo director tres años más tarde o su Novena de Beethoven en el otoño de 1957-. A principios de los sesenta se desempeñaría como director coral independiente en la Staatsoper de Viena para producciones dirigidas por Karajan y Böhm y, a partir de 1963, hizo apariciones en Londres dirigiendo obras corales -el Requiem de Guerra de Britten o El Mesías de Haendel-.

En conjunto, no estamos ante el mejor disco de coros de Wagner, pues Solti y Barenboim publicaron en su momento sus respectivos discos de coros, procedentes de sus grabaciones wagnerianas, y es evidente que estos directores tienen más personalidad que Pitz, realizando una concertación superior. El atractivo de este disco es poder escuchar al mejor coro del mundo en un buen sonido monoaural de la época, conocer el trabajo coral del propio Pitz y, en definitiva, adentrarse entre las bambalinas del Bayreuth de los cincuenta en pleno periodo de ensayos. No soy muy dado a selecciones y fragmentos, y no sólo éste es el único disco de coros sueltos que tengo de Wagner, sino que ha sido el único que he buscado.

Ultimando este artículo, que había comenzado en septiembre y dejado incompleto, me entero de que Wagnermanía (www.wagnermania.com) cierra sus puertas después de veinticinco años como puntal indispensable en el conocimiento del mundo de Wagner en español. Nació poco antes de que internet tuviese su eclosión definitiva, y estuvo ahí en ese momento de gran expansión con sus artículos y su foro. Con su cierre se cierra una etapa. Desde el blog agradecemos con mucho cariño que, en la noticia de su cierre, se nos cite como uno de los proyectos destacados dedicados a Wagner en español, y procuraremos estar a la altura de lo que eso significa. Yo no hubiera llegado a conocer a Wagner como lo conozco si no hubiera sido gracias a la web de Wagnermanía. Por todo lo que nos has dado estos años, muchas gracias, Wagnermanía.

DICIEMBRE DE 2023.
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1 Tanto EMI como DECCA se interesaron por la reapertura. Karajan (segundo ciclo del Anillo y Maestros) y Furtwängler (Novena de Beethoven inaugural) eran directores bajo contrato de EMI, quien además se había apresurado a firmar contratos con los principales cantantes de aquél año.
2 GÓMEZ RODRÍGUEZ, E. J., El Nuevo Bayreuth de Wieland y Wolfgang Wagner, 4ª ed., Karussell, 2014, p. 94.
3 WAGNER, W., Acts, Weidenfeld & Nicolson, 1994, p. 125.
4 Ibid., p. 126.

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