Klaus Florian Vogt (tenor), Camilla Nylund (soprano), Jobs Schneiderat (piano), miembros de la Orquesta del Festival de Bayreuth.
Dirección musical de Christian Thielemann
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Melancolía en tiempos de pandemia
La edición correspondiente a 2020 del Festival de Bayreuth ha quedado reducida a este pequeño concierto en la Villa Wanhfried, casa del compositor, ante un aforo de 400 personas. Se ha escogido un programa a la medida del escenario y se ha intentado conjugar un compendio de todos los efectivos del Festival: dos solistas, miembros de la orquesta y Christian Thielemann, Director musical del certamen. A los wagnerianos nos ha sabido a poco, pero la alerta sanitaria ha impedido poner en marcha los ensayos que las obras de Wagner requieren.
La retransmisión ha sido muy sobria. No ha habido fanfarrias ni las alocuciones características de la Radio de Baviera. La presentación se ha limitado a indicar el espacio, los artistas y las obras, razón por la que no hemos incluido la narración en la grabación. Ni siquiera la Radio de Baviera ha ofrecido los aplausos y entre las diferentes partes del concierto la locutora iba haciendo alguna breve indicación.
El breve programa, que no llega a una hora de duración, se divide en tres partes. En la primera, dos fragmentos de Maestros con las voces de Klaus Florian Vogt (Walther) y Camilla Nylund (Eva) acompañados del pianista Jobs Schneiderat. Ambos cantantes encarnaron estos personajes el pasado año e iban a repetir en el presente. El primero ofreció la canción con la que en el primer acto de la obra se presenta a la corporación de Maestros (Fanget an), prosiguiendo ambos con el dúo del segundo acto (Da ist er!). Atentamente acompañados por Schneiderat de forma precisa, Vogt desarrolló una interpretación a su estilo y con sus características vocales, ya conocidas -timbre blanquecino pero de refinada técnica y línea de canto elegante-, mientras que Nylund me resulta demasiado apasionada y desbordante en el dúo, algo alejada de la caracterización aniñada que correspondería a Eva.
En la segunda parte toman el relevo Christian Thielemann y miembros de la Orquesta del Festival para interpretación el Idilio de Sigfrido, poema sinfónico escrito por el compositor en Triebschen en 1870 como regalo de cumpleaños para Cósima y estrenado con una orquesta de cámara en la villa donde residía la familia. Aunque suele interpretarse en las salas de concierto con una cuerda nutrida, se escuchó con la plantilla original. Excepcional interpretación por su ensoñación, su vuelo lírico y la finura y claridad de líneas.
La tercera parte corre a cargo de miembros de la Orquesta del Festival y Thielemann acompañando a Camilla Nylund en la interpretación de los Wesendonck Lieder en orquestación para esta formación reducida. Interpretación otoñal y sensible, atenta al detalle, con una Nylund que muestra sus dotes de liederista y una visión melancólica de la obra, con un Thielemann refinadísimo en su acompañamiento. Su lectura mira más al reposo y la quietud que pueden sugerir las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss , con un toque preciosista, que la desesperación o la tensión de Tristán.
En definitiva, un acontecimiento histórico, que será recordado como la única actuación oficial en Bayreuth del año 2020, y que demuestra una cosa: Bayreuth es Bayreuth. Los miembros de la Orquesta demuestran no sólo su altísimo nivel técnico, sino también que conocen el lenguaje wagneriano como nadie -ese rubato, esa flexibilidad, esa finura cincelando las frases-. Y Thielemann se crece más aún si cabe cuando tiene que desempeñar su puesto de Director Musical del Festival. Va a haber otros conciertos a lo largo de la temporada de verano con cantantes habituales del Festival, pero éste es el único organizado más o menos directamente desde el Festival. No he podido localizar imágenes del concierto.
26 DE JULIO DE 2020.
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Melancolía en tiempos de pandemia
La retransmisión ha sido muy sobria. No ha habido fanfarrias ni las alocuciones características de la Radio de Baviera. La presentación se ha limitado a indicar el espacio, los artistas y las obras, razón por la que no hemos incluido la narración en la grabación. Ni siquiera la Radio de Baviera ha ofrecido los aplausos y entre las diferentes partes del concierto la locutora iba haciendo alguna breve indicación.
El breve programa, que no llega a una hora de duración, se divide en tres partes. En la primera, dos fragmentos de Maestros con las voces de Klaus Florian Vogt (Walther) y Camilla Nylund (Eva) acompañados del pianista Jobs Schneiderat. Ambos cantantes encarnaron estos personajes el pasado año e iban a repetir en el presente. El primero ofreció la canción con la que en el primer acto de la obra se presenta a la corporación de Maestros (Fanget an), prosiguiendo ambos con el dúo del segundo acto (Da ist er!). Atentamente acompañados por Schneiderat de forma precisa, Vogt desarrolló una interpretación a su estilo y con sus características vocales, ya conocidas -timbre blanquecino pero de refinada técnica y línea de canto elegante-, mientras que Nylund me resulta demasiado apasionada y desbordante en el dúo, algo alejada de la caracterización aniñada que correspondería a Eva.
En la segunda parte toman el relevo Christian Thielemann y miembros de la Orquesta del Festival para interpretación el Idilio de Sigfrido, poema sinfónico escrito por el compositor en Triebschen en 1870 como regalo de cumpleaños para Cósima y estrenado con una orquesta de cámara en la villa donde residía la familia. Aunque suele interpretarse en las salas de concierto con una cuerda nutrida, se escuchó con la plantilla original. Excepcional interpretación por su ensoñación, su vuelo lírico y la finura y claridad de líneas.
La tercera parte corre a cargo de miembros de la Orquesta del Festival y Thielemann acompañando a Camilla Nylund en la interpretación de los Wesendonck Lieder en orquestación para esta formación reducida. Interpretación otoñal y sensible, atenta al detalle, con una Nylund que muestra sus dotes de liederista y una visión melancólica de la obra, con un Thielemann refinadísimo en su acompañamiento. Su lectura mira más al reposo y la quietud que pueden sugerir las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss , con un toque preciosista, que la desesperación o la tensión de Tristán.
En definitiva, un acontecimiento histórico, que será recordado como la única actuación oficial en Bayreuth del año 2020, y que demuestra una cosa: Bayreuth es Bayreuth. Los miembros de la Orquesta demuestran no sólo su altísimo nivel técnico, sino también que conocen el lenguaje wagneriano como nadie -ese rubato, esa flexibilidad, esa finura cincelando las frases-. Y Thielemann se crece más aún si cabe cuando tiene que desempeñar su puesto de Director Musical del Festival. Va a haber otros conciertos a lo largo de la temporada de verano con cantantes habituales del Festival, pero éste es el único organizado más o menos directamente desde el Festival. No he podido localizar imágenes del concierto.
Grabación digital procedente de la WDR (Radio del Oeste de Alemania, Colonia) en HD, en formato .mp3 a 256 kbps.
26 DE JULIO DE 2020.
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