EL ORO DEL RHIN / BAYREUTH 2015

EL ORO DEL RHIN / Festival de Bayreuth, 27 de julio de 2015, 18 horas. Reposición de la Radio de Baviera, 25 de julio de 2020, 18 horas.
Producción de Frank Castorf estrenada en 2013 / Decorados: Alecsandar Denic. Vestuario: Adriana Braga Peretzki. Iluminación: Rainer Casper. Vídeo: Andreas Deinert y Jens Crull
Dirección musical de Kirill Petrenko
Reparto: Wolfgang Koch (Wotan), Daniel Schmutzhard (Donner), Lothar Odinius (Froh), John Daszak (Loge), Claudia Manhke (Fricka), Allison Oakes (Freia), Nadine Weissmann (Erda), Albert Dohmen (Alberich), Andreas Conrad (Mime), Wilhelm Schwinghammer (Fasolt), Andreas Hörl (Fafner), Mirella Hagen (Woglinde), Julia Rutigliano (Wellgunde), Anna Lapkovskaja (Flosshilde)
Minutación: 135'10 (2 h 15 min).
Todas las imágenes de este artículo son propiedad del Festival de Bayreuth (www.bayreuther-festspiele.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
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Rivalidades

               Para este Festival de Bayreuth virtual, la Radio de Baviera ha recurrido a la Tetralogía que Kirill Petrenko dirigiera en 2015, con producción de Frank Castorf. Tres años estuvo a su frente, estrenándola en 2013 en el marco del bicentenario del nacimiento del compositor y regresando los dos años siguientes. Cuando se le adjudicó, Petrenko era director de la Ópera Estatal de Baviera, y un 22 de junio de 2015, con los ensayos ya comenzados y avanzados, fue elegido director de la Orquesta Filarmónica de Berlín en segunda vuelta y con escaso margen de ventaja frente a Christian Thielemann, generándose una rivalidad entre ellos que provocaría la salida de Petrenko de Bayreuth y el nombramiento de Thielemann como Director Musical del certamen, un cargo hasta entonces inexistente que fue visto por la opinión pública como un premio de consolación al director berlinés y un férreo apoyo por parte de Katharina Wagner, pues Eva, al final del Festival de 2015, renunció a la codirección del certamen al cumplir setenta años. En este sentido, se ha dicho que Petrenko tuvo una relación más estrecha con Eva que con Katharina. El resultado de todo ello fue que esta Tetralogía hubo de ser dirigida los dos años siguientes por Marek Janowski.


              La forma de ser y de trabajar de Petrenko en el Festival llamó la atención. De personalidad retraída, Patrick Seibert, dramaturgo y miembro del equipo escénico de este Anillo, relató que nunca se le vio fuera del Festspielhaus durante la temporada de verano -ni en una taberna o en algún monumento de la ciudad. Cuando no estaba ensayando, Petrenko estaba en los archivos, donde estudiaba meticulosamente los manuscritos de Wagner y las notas de Félix Mottl que solía citar en los ensayos -asistente de Hans Richter en el estreno de la Tetralogía en 1876 y después laureado director en el Festival, el primero en dirigir todo el Canon de Bayreuth-, o bien en su habitación escuchando la grabación del ensayo del día, una pauta que repitió año a año. La Tetralogía centraba toda su atención, los ensayos eran largos y meticulosos, recurriendo a repasar a pequeña velocidad con movimientos lentos y precisos para obtener la sonoridad deseada. Dado este clima intenso de trabajo, Seibert se sorprendió cuando, en una ocasión, el director mantuvo una conversación sobre fútbol.


Kirill Petrenko
               En conjunto, los tres Anillos que Petrenko dirigió en el Festival sorprendieron por un trabajo meticuloso y personal, vivo e intenso, y a la vez claro y definido en texturas. El reparto fue solvente y en los tres años claramente destacó la pareja de welsungos conformada por Johan Botha y Anja Kampe. Si hay que decantarse por uno de los tres, la Radio de Baviera ha acertado con el de 2015, pues es el que tiene el elenco más redondo. El reparto es notable en los papeles principales a excepción del Wotan de Wolfgang Koch, correcto pero no destacado. Koch es un cantante muy ligado a Petrenko, con el que ha cantado gran número de papeles wagnerianos, pero a su voz le falta nobleza y presencia para encarnar al dios. Con la marcha de Petrenko de Bayreuth marchó Koch y ciertamente no se le echó de menos.  La edición de 2015 sumó el atractivo del Alberich de Albert Dohmen y el Loge de John Daszak, ambos de gran presencia vocal y dramática. También supuso el debut como Sigfrido en Bayreuth de Stefan Vinke, sustituyendo a un desgastado Lance Ryan que en 2013 y 2014 tuvo un rendimiento escaso. El presente Oro se beneficia de la presencia de los citados Dohmen y Daszak, aunque perdió el destacado Fasolt de Günther Groissböck de la edición de 2013, que volvería a encarnar el rol en 2017 con Janowski.


El Golden Motel, un lugar imaginario en alguna carretera de los Estados
Unidos,  es el punto de encuentro de la banda mafiosa que encabeza
Wotan (Koch, a la izquierda). En el medio, Daszak como Loge.
Arriba, dioses y gigantes.
              La producción de Frank Castorf es muy conocida. Es la última que de la Tetralogía ha podido verse en Bayreuth, se grabó en vídeo en 2016 con Janowski en el podio para un canal privado de televisión -no publicándose- y ha hecho correr ríos de tinta por su particular visión de la obra, donde el petróleo es el hilo conductor. Referencias a la vieja cuestión comunismo-capitalismo están presentes a lo largo de toda su propuesta, no hay unidad escénica ni temporal entre las jornadas -cada una ocurría en un espacio y una década diferente- y lo más destacado son los enormes decorados de Aleksandar Denic, giratorios y de un brillante colorido, que dotaban de gran sensación de profundidad a la escena. Aunque Castorf no causó especial simpatía en el Festival, su relación con Petrenko fue cordial y ambos trabajaron para coordinar lo más posible foso y escena. Así, Petrenko estaba presente en los ensayos escénicos y se preocupaba por la posición de los cantantes y de los ruidos de escena, todo ello para obtener el mejor resultado sonoro posible. Así, Castorf quería introducir en el trío final del segundo acto del Ocaso una referencia a la película El acorazado Potemkin, de Serguei Einsenstein, en concreto, emulando la escena del carrito de niño cayendo por las escaleras. Para Petrenko se generaba demasiado ruido, pero en lugar de querer prescindir de la cita, sugirió un pasaje donde la orquesta sonara lo suficientemente fuerte y no se escuchara el ruido de escena.

               La dirección de Kirill Petrenko es poderosa, viva -a veces demasiado-, siempre con impulso, atención al detalle -especialmente en maderas y violas- y búsqueda de sonoridades originales, ácidas en ocasiones. Probablemente en 2015, su tercer año al frente de la obra en Bayreuth, estas características se hacen más patentes. Con sus 2 horas y 15 minutos, estamos ante una de las lecturas más rápidas que se han escuchado en el Festival, por delante de la de Karl Böhm, quien en 1967 invirtió 2 horas y 16 minutos en la grabación oficial publicada por DG. Incluso Pierre Boulez es más lento, durándole la obra 2 horas y 21 minutos en el registro oficial de 1980 publicado por DG. Los que después se quejaron de la rapidez de Janowski, indicar que éste invirtió 2 horas y 20 minutos en 2017. No tengo constancia de una lectura en Bayreuth más rápida que la de Petrenko.

Segunda escena. Dioses y gigantes discuten los términos del trato.
               La primera escena es la más luminosa, pues la orquesta parece que se torna más oscura según avanza la obra -nótese la nobleza de las trompas en la aparición del oro en el fondo del Rhin o la transparencia y claridad de líneas en el interludio entre las escenas primera y segunda-. La segunda escena destaca más por la intensidad y rotundidad de su planteamiento que por la belleza o nobleza del discurso, llegando incluso a echarse en falta algo más de sosiego en algunos momentos: así, resulta muy efectiva en el dúo entre Wotan y Fricka o en la explosiva entrada de los gigantes, pero la intervención de los gigantes está expuesta a toda velocidad y el monólogo de Loge destaca más por algunos colores orquestales originales que por el fraseo, escasamente paladeado. Excelente tercera escena, vibrante, oscura y rugiente en los tutti con un arrollador descenso al Nibelheim, una explosiva respuesta orquestal a la intervención de Alberich esclavizando a los nibelungos o unas inquietantes transformaciones. Final de la obra rotundo y vibrante pone el colofón a una lectura directa, pero rotunda y estudiada.

             El Wotan de Wolfgang Koch es correcto, no molesta, pero tampoco aporta mucho. El instrumento es homogéneo y se muestra cómodo en la tesitura, incluyendo los agudos. Tiene volumen suficiente, pero el timbre no es especialmente grato y la interpretación se ve afeada por una emisión basta en las notas largas. Donde más me convence es en la tercera escena calculando los tratos con Alberich. Aunque claro, teniendo en cuenta que Wotan en esta producción es un mafioso de segunda, esa falta de nobleza hasta puede encajar en la idea de Castorf.


Wotan (Koch), Alberich (Dohmen) y Loge (Daszak) en la tercera escena.
               Albert Dohmen regresó a Bayreuth con este Alberich tras su sobresaliente Wotan con Thielemann en la Tetralogía anterior. Este regreso de Dohmen fue fruto de las circunstancias. Al terminar en 2010 el citado Anillo, se le ofreció cantar en la nueva producción del Holandés que se estrenaría en 2012, también con Thielemann en el podio, oferta que declinó. El Alberich inicial de esta producción fue Martin Winkler, quien tras cantar en 2013 fue sustituido al año siguiente por Oleg Bryjack por la dirección del Festival, lo que ocasionó un sonoro enfado por parte de Castorf, quien adujo que Winkler había preparado la parte escénica a conciencia y que el reemplazo obedecía a un boicot a su producción. Bryjack, que obtuvo buenas críticas, falleció en marzo de 2015 en el avión que se estrelló en los Alpes haciendo la ruta Barcelona-Düsseldorf. Precisamente, Bryjack regresaba de Barcelona, donde había interpretado Alberich en Sigfrido bajo la batuta de Josep Pons. Así las cosas, el Festival propuso a Albert Dohmen abordar el rol de Alberich, un papel que el bajo-barítono había comenzado a cantar para irse retirando poco a poco de los más fatigados Wotan y Holandés. La voz de Dohmen es granítica, oscura y poderosa, absolutamente cómoda en toda la tesitura y con buena presencia, renunciando a histrionismos para encarnar un imponente Alberich.

               Excelente el Loge de John Daszak, versátil cantante británico que encarnó el papel en el Anillo de Valencia con Zubin Mehta (C Major, 2008). Nos encontramos ante uno de los grandes Loge de todos los tiempos, con una voz adecuada, clara dicción, fraseo natural e intención dramática sin acudir a histrionismos.

               Claudia Manhke fue otra apuesta personal de Petrenko para su Anillo, y aquí acertó plenamente. La voz es más bien la de una soprano corta, pero realiza una interpretación nerviosa y atenta de la parte, muy convincente dramáticamente.


Loge (Daszak) observa como los gigantes (Hörl y Schwinghammer)
traen de regreso a Freia (Oakes) en la cuarta escena.
               Correcto el Donner de Daniel Schmutzhard, con una voz más bien diáfana y no muy grande, pero suficiente para la parte. Lothar Odinius es un excelente Froh, de voz juvenil, cálida y apasionada.

               Solvente la Freia de Allison Oakes, aunque en su primera intervención suena un punto imperiosa más que dulce, resultando más convincente en la cuarta escena.

              Notable la Erda de Nadine Weissmann, con voz serena, graves más que suficientes y delicada línea de canto. Echo en falta un mayor misterio y pausa por parte de Petrenko en este pasaje, que centra más bien la sonoridad en lo inquietante de algunas figuraciones del viento que en la serenidad brumosa de la cuerda.

              La pareja de gigantes es lo más flojo con diferencia de esta representación. Wilhelm Schwinghammer es un Fasolt de voz liviana, pobre de graves, con una voz que tiende a clarear cuando sube el volumen y con una línea de canto rudimentaria -incluyendo algún portamento de mal gusto y afinación dudosa en algún momento-. La dirección de Petrenko pasa de puntillas y lo más rápido posible en su intervención de la segunda escena, probablemente queriendo evitar prodigarse en un pasaje que vocalmente no va a tener brillo. Andreas Hörl como Fafner tiene un timbre algo más atractivo, aunque tampoco es un bajo profundo y le falta rotundidad y esa frialdad calculadora que se espera de él.

             Sobresaliente el Mime de Andreas Conrad, con buena voz de tenor de carácter y dicción atenta, sin renunciar a una buena línea de canto.

             El trío de ondinas, conformado por Mirella HagenJulia Rutigliano y Anna Lapkovskaja es fresco y luminoso.

              En definitiva, una sobresaliente dirección musical, muy personal, con un reparto solvente aunque a diferentes niveles, lo que lastra homogeneidad al conjunto. Indiscutibles Dohmen (Alberich), Daszak (Loge) y Odinius (Froh). Notables interpretaciones de Manhke (Fricka) y Weissmann (Erda). En el debe, unos gigantes ramplones de Schwinghammer y Hörl y un Wotan meramente correcto.


Grabación digital procedente de la WDR (Radio del Oeste de Alemania, Colonia) en HD, en formato .mp3 a 256 kbps.

26 DE JULIO DE 2020.

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