LA VALQUIRIA / Festival de Bayreuth, 28 de julio de 2015, 16 horas. Reposición de la Radio de Baviera, 26 de julio de 2020, 18 horas.
Producción de Frank Castorf estrenada en 2013 / Decorados: Alecsandar Denic. Vestuario: Adriana Braga Peretzki. Iluminación: Rainer Casper. Vídeo: Andreas Deinert y Jens Crull
Dirección musical de Kirill Petrenko
Reparto: Johan Botha (Siegmund), Kwangchul Youn (Hunding), Wolfgang Koch (Wotan), Anja Kampe (Sieglinde), Catherine Foster (Brünnhilde), Claudia Manhke (Fricka), Allison Oakes (Gerhilde), Dara Hobbs (Ortlinde), Claudia Manhke (Waltraute), Nadine Weissmann (Schwertleite), Christiane Kohl (Helmwige), Julia Rutigliano (Siegrune), Simone Schröder (Grimgerde), Alexandra Petersamer (Rossweisse).
Minutación: Acto I: 60'59 / Acto II: 85'04 / Acto III: 65'04 / Total: 211'07 (3 horas 29 min)
Minutación: Acto I: 60'59 / Acto II: 85'04 / Acto III: 65'04 / Total: 211'07 (3 horas 29 min)
Todas las imágenes de este artículo son propiedad del Festival de Bayreuth (www.bayreuther-festspiele.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
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La despedida de Johan Botha
El primer acto de La Valquiria vino marcando año a año el nivel vocal más alto del Anillo de Petrenko. La pareja de welsungos, una de las mejores cantadas y de mayor sensibilidad de los últimos años, cosechó gran éxito en las tres ediciones. Un primer acto el de 2015 que tiene algo de histórico, pues fue el último Sigmundo en Bayreuth del tenor sudafricano Johan Botha. Aquél año se le diagnosticaría un cáncer que suprimiría prácticamente toda su actividad. No fue su último Sigmundo, pues tengo constancia al menos de otro posterior, el que cantó en la Ópera de Budapest en junio de 2016 bajo la batuta de Adam Fischer. No obstante, ya no acudiría a Bayreuth aquél año y fallecería el 8 de septiembre. El Festival de 2015 también fue el último en el que participó Kwangchul Youn tras dos décadas de puntual asistencia -debutó en 1996 como el Sereno en los Maestros de Barenboim-, aquí interpretando a Hunding. Aunque en 2013 Petrenko contó con un cavernoso Franz-Josef Selig para la parte, excepcional, el Hunding de Youn, aunque no tiene los mismos medios, tiene también buena presencia dramática.
El elenco de esta Valquiria es notable y bien parejo, con cantantes de buenas maneras vocales, aunque pierde un poco por el Wotan de Wolfgang Koch, de escaso relieve en el segundo acto y más interesante en el tercero. En todo caso, estamos ante la mejor jornada de este Anillo.
La producción de Frank Castorf tuvo en esta Valquiria la jornada más lograda, con unos escenarios de gran impacto, construcciones de madera que se erigen bajo la noche en el Azarbayán de los años sesenta, que no descolocan tanto como las otras jornadas e incluso tienen su atractivo, como ya comentamos en 2017 y 2018.
La dirección de Petrenko es viva e intensa ya desde el Preludio, de marcada precisión rítmica y con metales incisivos en la sección central. Una cuerda musculosa y bien articulada marca la primera escena. En la segunda, las fanfarrias de Hunding son oscuras y tonantes, mientras que en la tercera la llegada de la primavera está expuesto con una atmósfera envolvente gracias a una cuerda bellísima. En el segundo acto, acompaña con atención y sin caídas de tensión la dispuesta entre Wotan y Fricka y recrea con intimismo la atmósfera de la escena del anuncio de la muerte de Sigmundo. La cabalgata es brillante, con trompas resonantes, y todo el dúo entre Wotan y Brunilda, culminando en los adioses, está dirigido a un pulso atento y sin caídas de tensión.
Johan Botha es un Sigmundo de noble estampa, un poco retraído en el primer acto, melancólico y otoñal. Muy convincente gracias a su timbre agradable, su elegante fraseo y el uso de una efectiva mezza voce, ha sido el Sigmundo por antonomasia en el Festival de la última década y no ha sido fácil encontrarle sustituto, pues para 2016 y 2017 se optó por el lírico Christopher Ventris y, en 2018, por Stephen Gould, todoterreno wagneriano. En 2020 el papel lo tenía que haber cantado Klaus Florian Vogt, más como premio de fidelidad a la casa que por idoneidad para el rol. Ya la primera intervención de Botha, con una ligera mezza vocce, es todo elegancia, como también su narración a Hunding. Le encuentro algo apurado de fiato en el Winterstürme. El anuncio de la muerte en el segundo acto y toda su escena posterior es conmovedora.
Anja Kampe es una Sieglinde sensible y apasionada, de timbre carnoso. Inicia las primeras frases de la parte con una interpretación muy calculada, pero que luego se torna más espontánea. Un poco apurada en el Hinweg! del segundo acto.
Kwangchul Youn es un rotundo Hunding, matizado en sus palabras. La voz es muy conocida: no es muy grande y con un cierto vibrato característico en la zona grave, pero no se puede negar que la encarnación del personaje es notable, introspectiva y calculadora, que va más allá de la rutinaria interpretación de cabreo.
El Wotan de Wolfgang Koch me convence algo más que en el Oro, aunque le falta un punto de nobleza debido a esa emisión basta que tiene en las notas largas, sobre todo cuando se trata del registro grave. Su monólogo del segundo acto queda más como una rabieta, aunque sus adioses resultan competentes.
La Brunilda de Catherine Foster realiza un trabajo muy competente en un rol donde no es fácil encontrar una soprano que cante y no grite, que tenga agudos y no los cale. La Foster tiene agudos brillantes y una línea de canto muy natural. Ciertamente a la voz le falta anchura para ser una Brunilda al uso y su timbre es más bien blanquecino, pero a pesar de ello creo que fue una acertadísima elección. El anuncio de la muerte a Sigmundo está cargado de delicadeza e intimismo, con una interpretación muy humana, y su dúo con Wotan en el tercer acto tiene temperamento.
Muy bien cantada y con una interpretación nerviosa muy efectiva la Fricka de Claudia Manhke, dentro de su tipología de voz, que es la de una soprano corta.
Competente el octeto de valquirias, que incluye algunas cantantes que intervienen en otros papeles de mayor relieve -Claudia Mahnke pluriempleada en esta Valquiria, Allison Oakes a quien estuchamos como Freia y Gutrune (y a quien el papel de Gerhilde, que requiere un agudo luminoso y punzante no nos parece el más adecuado para ella) o Nadine Weissmann la Erda de este Anillo-. Está también la habitual Simone Schröder, toda una institución en papeles secundarios en el Festival.
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La despedida de Johan Botha
El primer acto de La Valquiria vino marcando año a año el nivel vocal más alto del Anillo de Petrenko. La pareja de welsungos, una de las mejores cantadas y de mayor sensibilidad de los últimos años, cosechó gran éxito en las tres ediciones. Un primer acto el de 2015 que tiene algo de histórico, pues fue el último Sigmundo en Bayreuth del tenor sudafricano Johan Botha. Aquél año se le diagnosticaría un cáncer que suprimiría prácticamente toda su actividad. No fue su último Sigmundo, pues tengo constancia al menos de otro posterior, el que cantó en la Ópera de Budapest en junio de 2016 bajo la batuta de Adam Fischer. No obstante, ya no acudiría a Bayreuth aquél año y fallecería el 8 de septiembre. El Festival de 2015 también fue el último en el que participó Kwangchul Youn tras dos décadas de puntual asistencia -debutó en 1996 como el Sereno en los Maestros de Barenboim-, aquí interpretando a Hunding. Aunque en 2013 Petrenko contó con un cavernoso Franz-Josef Selig para la parte, excepcional, el Hunding de Youn, aunque no tiene los mismos medios, tiene también buena presencia dramática.
El elenco de esta Valquiria es notable y bien parejo, con cantantes de buenas maneras vocales, aunque pierde un poco por el Wotan de Wolfgang Koch, de escaso relieve en el segundo acto y más interesante en el tercero. En todo caso, estamos ante la mejor jornada de este Anillo.
Sigmundo (Botha) al final del primer acto. |
La dirección de Petrenko es viva e intensa ya desde el Preludio, de marcada precisión rítmica y con metales incisivos en la sección central. Una cuerda musculosa y bien articulada marca la primera escena. En la segunda, las fanfarrias de Hunding son oscuras y tonantes, mientras que en la tercera la llegada de la primavera está expuesto con una atmósfera envolvente gracias a una cuerda bellísima. En el segundo acto, acompaña con atención y sin caídas de tensión la dispuesta entre Wotan y Fricka y recrea con intimismo la atmósfera de la escena del anuncio de la muerte de Sigmundo. La cabalgata es brillante, con trompas resonantes, y todo el dúo entre Wotan y Brunilda, culminando en los adioses, está dirigido a un pulso atento y sin caídas de tensión.
Johan Botha es un Sigmundo de noble estampa, un poco retraído en el primer acto, melancólico y otoñal. Muy convincente gracias a su timbre agradable, su elegante fraseo y el uso de una efectiva mezza voce, ha sido el Sigmundo por antonomasia en el Festival de la última década y no ha sido fácil encontrarle sustituto, pues para 2016 y 2017 se optó por el lírico Christopher Ventris y, en 2018, por Stephen Gould, todoterreno wagneriano. En 2020 el papel lo tenía que haber cantado Klaus Florian Vogt, más como premio de fidelidad a la casa que por idoneidad para el rol. Ya la primera intervención de Botha, con una ligera mezza vocce, es todo elegancia, como también su narración a Hunding. Le encuentro algo apurado de fiato en el Winterstürme. El anuncio de la muerte en el segundo acto y toda su escena posterior es conmovedora.
Brunilda (Foster) y Sieglinde (Kampe) en el tercer acto, ante la mirada de las valquirias. |
Kwangchul Youn es un rotundo Hunding, matizado en sus palabras. La voz es muy conocida: no es muy grande y con un cierto vibrato característico en la zona grave, pero no se puede negar que la encarnación del personaje es notable, introspectiva y calculadora, que va más allá de la rutinaria interpretación de cabreo.
El Wotan de Wolfgang Koch me convence algo más que en el Oro, aunque le falta un punto de nobleza debido a esa emisión basta que tiene en las notas largas, sobre todo cuando se trata del registro grave. Su monólogo del segundo acto queda más como una rabieta, aunque sus adioses resultan competentes.
La Brunilda de Catherine Foster realiza un trabajo muy competente en un rol donde no es fácil encontrar una soprano que cante y no grite, que tenga agudos y no los cale. La Foster tiene agudos brillantes y una línea de canto muy natural. Ciertamente a la voz le falta anchura para ser una Brunilda al uso y su timbre es más bien blanquecino, pero a pesar de ello creo que fue una acertadísima elección. El anuncio de la muerte a Sigmundo está cargado de delicadeza e intimismo, con una interpretación muy humana, y su dúo con Wotan en el tercer acto tiene temperamento.
Muy bien cantada y con una interpretación nerviosa muy efectiva la Fricka de Claudia Manhke, dentro de su tipología de voz, que es la de una soprano corta.
Competente el octeto de valquirias, que incluye algunas cantantes que intervienen en otros papeles de mayor relieve -Claudia Mahnke pluriempleada en esta Valquiria, Allison Oakes a quien estuchamos como Freia y Gutrune (y a quien el papel de Gerhilde, que requiere un agudo luminoso y punzante no nos parece el más adecuado para ella) o Nadine Weissmann la Erda de este Anillo-. Está también la habitual Simone Schröder, toda una institución en papeles secundarios en el Festival.
Grabación digital procedente de la WDR (Radio del Oeste de Alemania, Colonia) en HD, en formato .mp3 a 256 kbps.
31 DE JULIO DE 2020.
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