EL ORO DEL RHIN / BAYREUTH 2022

EL ORO DEL RHIN / Festival de Bayreuth, 31 de julio de 2022, 18 horas. Ofrecido en falso directo el mismo día a las 20 horas.
Otras representaciones: 10 y 25 de agosto.
Nueva producción de Valentin Schwarz / Decorados: Andrea Cozzi. Vestuario: Andy Besuch. Dramaturgia: Konrad Kuhn. Iluminación: Reinhard Traub. Vídeo: Luis August Krawen.
Dirección musical de Cornelius Meister
Reparto: Egils Silins (Wotan), Raimund Nolte (Donner), Attilio Glaser (Froh), Daniel Kirch (Loge), Christa Mayer (Fricka), Elisabeth Teige (Freia), Okka von der Damerau (Erda), Olafur Sigurdarson (Alberich), Arnold Bezuyen (Mime), Jens-Erik Aasbø (Fasolt), Wilhelm Schwinghammer (Fafner), Lea-ann Dunbar (Woglinde), Stephanie Houtzeel (Wellgunde), Katie Stevenson (Flosshilde)
Minutación: 140'17 (2 h 20 min).
Todas las imágenes de este artículo son propiedad del Festival de Bayreuth (www.bayreuther-festspiele.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
______________________________


De Netflix a Galavisión

              Se estrena por fin la ansiada producción del Anillo. Bayreuth no escuchaba una Tetralogía completa desde 2017, cinco atípicos años de ausencia. En falso directo, a las 20 horas la Radio de Baviera ha iniciado un programa que ha contado con distintas entrevistas durante casi media hora.

             El reparto ha tenido bastantes cambios frente al previsto originalmente para 2020, y el Oro, por la gran cantidad de papeles, ha sido el que más se ha visto afectado. El rol de Wotan ha sido el más conflictivo, pues tras la decisión de Günther Groissböck de no debutar la parte, John Lundgren, inicialmente propuesto como Alberich, pasó a ser anunciado como el dios en Valquiria y Sigfrido, quedando pendiente de decisión en el Oro probablemente hasta solventar la cuestión de quién se iba a hacer cargo del rol protagónico en el Holandés, que en 2021 había recaído en Lundgren. Finalmente se anunció al sueco en las tras obras, haciéndose cargo del marinero Tomasz Konieczny. Con la retirada de Lundgren por problemas personales, Konieczny asumió el rol en Valquiria y Sigfrido, pero no en el Oro, que ha recaído finalmente en el letón Egils Silins, magnífico heraldo en Lohengrin en los últimos años, quien demandaba un cometido de mayor relieve.

Egil Silins como Wotan
             En cuanto al rol de Alberich, ha recaído en el islandés Olafur Sigurdarson, quien el pasado año ya encarnó a Biterolf en Tannhäuser, papel que repite este año añadiendo la breve parte de Melot en Tristán. El otro gran cambio ha tenido lugar en el rol de Loge, inicialmente encomendado a Stefan Vinke -el Sigfrido de la anterior producción-, una práctica que nos recuerda a cuando lo abordaron en el Festival tenores dramáticos como Ludwig Suthaus, Wolfgang Windgassen o Siegfried Jerusalem. Finalmente se ha optado por Daniel Kirch, quien también posee un instrumento de acentos dramáticos. También los dioses y gigantes han sido modificados, Magnus Vigilius, inicialmente anunciado como Froh, y quien la pasada edición cantó Walther en Tannhäuser, no estará en el Festival, siendo sustituido por Attilio Glaser, el timonel del Holandés. La anunciada Freia de Regine Hangler ni siquiera ha llegado a pisar las tablas del Festspielhaus, siendo sustituida por la Gutrune inicialmente anunciada, Elisabeth Teige, quien desde que fuera anunciada ha desarrollado una carrera hacia roles de mayor entidad, lo que ha dado lugar a que el Festival la haya propuesto como Senta sin que la soprano haya renunciado a estos cometidos más modestos. Una de las bajas más sonadas ha sido la de la contralto Wiebke Lehmkuhl como Erda, quien tras cosechar grandes éxitos en el Festival, la pasada edición suprimió su presencia en Bayreuth al comenzar los ensayos, y que ha sido sustituida por Okka von der Damerau, quien en la pasada Tetralogía afrontarse algunos roles menores, y quien en los últimos años ha desarrollado una importante carrera en Munich. El rol de Fasolt inicialmente recaía en Ain Anger, que regresaba al Festival tras su no especialmente destacado Fafner de 2009. Finalmente no estará, siendo reemplazado por el debutante Jens-Erik Aasbø. El cambio más deseado, por desgracia, no se ha producido: el del mediocre Wilhelm Schwinghammer como Fafner, quien ya fuera un tosco y endeble Fasolt en algunas de las ediciones de la anterior Tetralogía y quien en 2019 se presentó como un insuficiente Titurel. Arnold Bezuyen, quien debutara en el Festival en 1998 como Loge en el último año de la Tetralogías de Levine/Kirchner y que repitió el rol con éxito en las de Fischer/Flimm y Thielemann/Dorst, regresa a Bayreuth para cantar Mime.

               La ansiada producción de Valentin Schwarz, en principio y por las imágenes difundidas por el Festival, decepciona. Nada nuevo, en lo que parece una mezcla del ambiente de oficina y poder empresarial que ya utilizase Jürgen Flimm en su fallida producción de 2000 junto con el clima mafioso al que dotó Frank Castorf a su Oro en 2013 -con decorados mucho más impresionantes-. Si para esto hemos esperado dos años, la espera no ha merecido la pena. Parece que ha despertado mucho más interés la rápidamente diseñada producción de Tristán encomendada a Roland Schwab que el ansiado Anillo. En la primera escena se escuchan ruidos de niños en varios momentos y en la segunda nos toca aguantar unas ridículas risitas de Loge -no son las únicas, pues de cuando en cuento los cantantes tienden a reír-, así como otros chillidos histriónicos, todo lo cual quita trascendencia a una de las obras cumbres de todos los tiempos, convirtiéndola en un vulgar serial. Sí que al comienzo del pasaje con el que aparece el oro se escucha ruido de agua, pero con esta puesta en escena no parece que sea la corriente del Rhin. Schwarz no había dado muchas pistas sobre su propuesta, aunque sí que habló de enfocar la obra como una serie de Netflix. Esta afirmación puede despertar aún más dudas: una opción es considerar que era una forma de atraer al público juvenil y, en general, al no melómano; otra opción era considerar que el montaje iba a ser una suntuosa propuesta de vestuario y tecnología al estilo de las grandes producciones del gigante televisivo, que tenerlas las tiene; y otra opción, que a la postre ha sido la que se ha materializado, es optar por la modalidad de culebrón sensacionalista, más propio de la histórica cadena Galavisión que nuestras abuelas veían a finales de los ochenta y en los noventa. La Agencia Efe relata que la producción gira en torno a la saga familiar entre ricos en decadencia, a partir de la historia de traiciones, odios, avaricia y amor tejida por los dioses de Richard Wagner. Según esta fuente, la propuesta de Schwarz gira en torno a la dispuesta por la custodia de un niño malcriado.

               En cuanto a la parte musical, nos encontramos con una dirección dramáticamente viva, con equilibro sonoro y que fluye con naturalidad. Notable reparto, conformado por voces con presencia y relieve, si bien al Alberich de Sigurdarson le falta presencia dramática y anchura de voz en la cuarta escena, y se muestra a un nivel vocal claramente inferior el insustancial Fafner de Schwinghammer, que afortunadamente no empaña el resultado general por unas pocas frases en toda la obra.

               La dirección de Cornelius Meister es de tempi más vivos que los que nos esperábamos, sobre todo cuando se dijo que estaba imprimiendo a la obra velocidades más lentas que las de Inkinen, quien por La Valquiria del pasado año pudimos comprobar que era una batuta reposada. Ofrece una lectura bien articulada, de sonoridades equilibradas, con una cuerda siempre presente y sin cargar las tintas en los clímax con los metales, de acentos más directos que poéticos por regla general, y dejando siempre que los cantantes puedan cantar con comodidad -toda la primera escena tiene un fluir constante muy cantábile-. Hay detalles de muy buena factura, como la entrada de Alberich, con una cuerda marcada e inquietantes filigranas en el clarinete, la ensoñación con la que acompaña a Fasolt en su intervención larga o la entrada de Loge, con una cuerda lacerante. El descenso al Nibelheim goza de un magnífico impulso y una equilibrada sonoridad, sin resultar especialmente inquietante o apabullante. Cuando Alberich usa el Tarnhelm contra los nibelungos en la tercera escena exhibe una nítida línea del grave, o el ascenso desde el Nibelheim, muy vibrante. Arriesgado pero muy bien conseguido el rallentando con que enfila la conclusión de la obra, con la entrada de los dioses en el Walhalla.

Olafur Sigurdarson como Alberich
               Egils Silins (Wotan), quien ha sido el Wotan del Anillo de Budapest dirigido por Adam Fischer la pasada temporada y la presente, cuenta con medios adecuados para el rol: voz tonante de verdadero bajo-barítono y presencia mayestática para representar al dios. Puede echarse en falta una cierta variedad de dinámicas, pues al final su visión del personaje es un punto estentórea, pero en todo caso su interpretación en conjunto es notable y estamos ante un Wotan a considerar en nuestros días.

              Olafur Sigurdarson (Alberich) tiene una voz más de barítono que de bajo-barítono, más bien clara pero bien timbrada, lo que le da cierta nobleza, sonando más bien juvenil. Es efectivo para la parte por su agilidad en los parlamentos, que afronta con una medida atenta, sin histrionismos y sin comprometer la línea de canto, pero su presencia dramática se queda corta. En la primera escena no llega a transmitir ni lascivia ni rabia -quizás solamente en su alusión final a las ninfas con su feuchtes Gezücht!-. Lo más interesante de su interpretación es la tercera escena, donde se muestra más implicado con el rol. Por contra, en la cuarta la voz denota falta de anchura para transmitir toda la desesperación y rabia del nibelungo, perdiendo color en el registro agudo, por lo que al final la interpretación adolece de empaque en un rol tan trascendental.

Daniel Kirch como Loge
               El debutante Daniel Kirch (Loge), nacido en Colonia y discípulo de Hans Sotin, posee un instrumento de evidentes acentos dramáticos. Cuenta con 48 años de edad y ha cantado todos los roles de tenor protagonista de las óperas de madurez de Wagner, además de Erik y el Timonel en el Holandés, Walther en Tannhäuser, Loge en el Oro y Baroncelli en Rienzi, aunque actualmente el único rol secundario que canta es el de Loge. Ha ido haciendo carrera poco a poco: así, en 2015 cantó Walther con Adam Fischer en Budapest, en 2018 y 2021 ha sido Parsifal en Stuttgart en la producción de Calixto Bieito con dirección musical de Sylvain Cambreling, ha sido Tannhäuser en la Ópera Nacional de los Países Bajos en 2019 con Marc Albrecht y en la temporada pasada y la presente ha asumido los roles de Tristán -que debutó en Lyon en 2017 con Harmut Haenchen- y Sigfrido con Guillermo García-Calvo en Chemnitz. La voz suena madura y tiene color baritonal, componiendo un notable Loge de marcada articulación y carente de amaneramientos e histrionismos, con una línea de canto que no siempre es totalmente limpia pero que en conjunto funciona. Habría que escucharle en alguno de los roles protagónicos, pues quizás estemos ante una alternativa razonable a los veteranos Gould y Schager.

Freia (Teige), Glaser (Froh) y Mayer (Fricka)
               Christa Mayer, mezzosoprano oficial del Festival desde hace ya más de una década -fue Erda y Waltraute en la Tetralogía de Thielemann/Dorst, Mary, Brangania y Magdalena-, fue anunciada como Fricka para este Anillo y ya tuvo el año pasado oportunidad de ofrecer su Fricka en La Valquiria. Voz oscura, de trágicos acentos, 
manejada con variedad de dinámicas, elegante línea de canto, squillo y dramáticamente atenta, compone una sobresaliente diosa, con personalidad.

              Correcto el Donner de Raimund Nolte, de voz no muy grande y con timbre un punto mate, pero con un instrumento saneada. Sobresaliente el Froh de Attilio Glaser, ardiente y juvenil. Parabienes también para la Freia de la debutante Elisabeth Teige, poseedora de un centro carnoso y un agudo con empaque, componiendo una diosa con una personalidad un punto más aguerrida y menos delicada de lo que es usual. Okka von der Damerau es una Erda de bello timbre, con un vibrato nervioso que añade excitabilidad a la parte.

              Muy interesante el noruego Jens-Erik Aasbø como Fasolt, que se ha mostrado un punto nervioso en su entrada, acelerándose. Poco a poco ha ido mostrando un instrumento terso y homogéneo en toda la tesitura. Su Fasolt no es especialmente tonante, pero la voz tiene cierta nobleza, su fraseo es dúctil y tiene una línea cantábile muy atractiva para el gigante enamorado, muy bien acompañado por un Meister poético en su intervención larga de la segunda escena. Con un fraseo rudimentario, emisión fea por momentos y una presencia sin la autoridad y frialdad que se espera de Fafner, el alemán Wilhelm Schwinghammer, quien ya ha aparecido en Bayreuth en distintos papeles -el Rey Enrique, Fasolt, Titurel, el Sereno y Reinmar- y nunca ha ofrecido una interpretación al nivel que se espera del Festival. Desconocemos por qué se insiste en este cantante, pues la diferencia de nivel respecto del resto del reparto se nota.

Mime (Bezuyen) en la peculiar guardería que parece se ha
convertido el Nibelheim.
             He de reconocer que me despierta simpatía volver a escuchar a Arnold Bezuyen en Bayreuth, un tenor que ha hecho larga y cumplidora carrera el Festival, vocal y dramáticamente siempre competente en los cometidos que se le han encomendado -así, además de su sempiterno Loge, de los más destacados de las últimas décadas, fue el Pastor en Tristán, Heinrich der Schreiber en Tannhäuser o partició como secundario en Lohengrin y Parsifal-. Ahora, a sus 56 años, regresa como Mime ofreciendo una interpretación incisiva con una voz con cuerpo e intensamente timbrada, que nos hace aguardar con curiosidad su participación en Sigfrido.

                Notable trío de ondinas con voces bien empastadas y bien timbradas, con personalidad, dramáticamente atentas y con medida precisa. Debutaban la norteamericana Lea Ann Durban (Woglinde) y la británica Katia Stevenson (Flosshilde), mientras que Stephanie Houtzeel (Wellgunde) -nacida en Kasel pero criada en Estados Unidos-, ya cantó la parte con Janowski (2016-17). Esta última no aparecía en el reparto original, que preveía a una veteranísima secundaria del Festival, Simone Schröder -debutó en Bayreuth en 1992-, quien no ha estado presente en esta edición -ha participado en todas desde su debut salvo en 1994, 2013, 2014 y 2016-

Grabación digital procedente de la WDR (Radio del Oeste de Alemania, Colonia) en HD, en formato .mp3 a 256 kbps.
Se incluyen las alocuciones iniciales y finales de la locutora de la Radio de Baviera.

3 DE AGOSTO DE 2022.

4 comentarios:

  1. Eres muy generoso con los cantantes. Yo la encontré demasiado acelerada, sin matices y un punto rutinaria. A ver si mejora en la Valquíria

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puede ser. La verdad es que el prólogo suele quedar resultón si hay un nivel medio aceptable. Me temo que La Valquiria no lo mejoró.

      Eliminar
  2. Una gran labor realizada todos los años con las grabaciones y comentarios que publica. Muchas gracias.

    ResponderEliminar