15/09/2022
El pasado día 13, la Radio de Baviera se hacía eco de la situación de Katharina Wagner al frente del certamen y de los motivos sobre la salida de Christian Thielemann, quien tenía previsto dirigir la nueva producción de Parsifal para 2023.
Katharina Wagner, Christian Thielemann, Wolfgang Wagner y Eva Wagner-Pasquier en la despedida del propio Wolfgang al frente del Festival al término de la edición de 2008. |
La discusión sobre la idoneidad del Director del Festival de Bayreuth ha sido una cuestión recurrente desde la reapertura del certamen en 1951. Wieland Wagner fue puesto en entredicho en numerosas ocasiones durante sus primeros años de andadura y aun en 1956 con su minimalista producción de Maestros Cantores. Wolfgang Wagner hubo de soportar el chaparrón en no pocas ocasiones: al estrenar su primera producción de Lohengrin en 1953, su primer Anillo en 1960, en el Anillo del Centenario en 1976 o nada más iniciado el nuevo siglo, cuando el Consejo de Dirección aprobó por unanimidad su sucesión por Eva Wagner-Pasquier, una situación que el propio Wolfgang pudo mantener a ralla amparándose en su contrato vitalicio. Katharina Wagner era la candidata favorita de su padre, pero fue puesta en entredicho nada más estrenar sus particulares Maestros pintores en 2007. Finalmente, el Gobierno de Baviera aconsejó una solución de compromiso entre las dos hermanas, quien formaron una candidatura conjunta frente a la presentada por Nike Wagner, hija de Wieland, junto al director artístico Gerard Mortier. La candidatura de las hermanas se hizo con la dirección al conjugar la experiencia de Eva con los deseos de Wolfgang y el refrendo de Christian Thielemann, en aquél momento -y hasta hoy- el gran valor artístico del Festival por su compromiso fiel con el certamen, a quien Katharina nombró Director Musical del certamen, cargo hasta entonces inexistente.
Tras los Maestros pintores llegó en 2015 Tristán, quien no cosechó tan malas reacciones pero fue visto como un trabajo imperfecto y desigual. A su vez, Eva cumplió setenta años y decidió poner fin a la dirección, pasando a ser asesora artística. Katharina había sido renovada hasta 2020 y, en noviembre de 2019, se confirmó su prórroga hasta 2025. Pese a lo discutido de los directores escénicos, el nivel artístico del Festival había repuntado frente al de los últimos años de la era Wolfgang: Andris Nelsons, Philippe Jordan, Hartmut Haenchen o Semyon Bychkov se citan entre los más reputados directores de nuestros días, no sólo en Wagner sino en otros repertorios. También el nivel vocal había subido de nivel, con la participación continua de Stephen Gould, Klaus Florian Vogt, Johan Botha -hasta su fallecimiento-, Andreas Schager, John Lundgren, Tomasz Konieczny, Georg Zeppenfeld, Günther Groissböck, Anja Kampe, Catherine Foster, Christa Mayer, Elena Pankratova o Ekaterina Gubanova. Asimismo, y gracias a Thielemann, se produjo el regreso de cantantes históricos como René Pape o Waltraud Meier. Es cierto que la nueva producción del Anillo ha sido decepcionante y ha irritado en demasía al respetable, sobre todo porque a diferencia de la anterior, que tenía a Petrenko en el podio, ésta contó con un director juzgado como insuficiente -Pietari Inkinen- que ha tenido que ser reemplazado ya avanzado los ensayos por un competente kapellmeister como es Cornelius Meister, pero parece que no ha sido la verdadera piedra de toque sobre la cuestión, sino que en realidad ha sido la salida de Thielemann, quien es considerado por el Consejo de Dirección indispensable para que el certamen mantenga el nivel que le corresponde, mientras que la presencia de otros directores con menos experiencia siempre conlleva el riesgo residual de fracaso. Probablemente se trate de un aviso frente a lo ocurrido con Inkinen o la elección de Heras-Casado para el año que viene, pues Katharina se ha apresurado a anunciar, nada más finalizar esta temporada, el regreso de Bychkov y Gatti, dos grandes nombres de la dirección actual, ambos con experiencia en Bayreuth dirigiendo Parsifal.
Según apunta el artículo, Katharina Wagner puede estar detrás de la salida de Thielemann, no de forma directa e inmediata, sino dilatada en los últimos años. El origen estaría en el enfrentamiento que Thielemann tuvo con Nelsons durante los ensayos del Parsifal que este último iba a dirigir en 2016 y que canceló ya avanzados por entrometerse el primero en la concepción desarrollada por el letón -Thielemann, que acudió a presenciar los ensayos, aducía que los tempi eran demasiado rápidos y se permitía dar indicaciones a la orquesta-. Katharina habría recriminado a Thielemann haber alejado del Festival a uno de los principales directores de nuestros días, lo que hubiera sido decisivo, según el artículo, para su no renovación del cargo en 2020 -cuando todo hacía presagiar lo contrario- y la desaparición del mismo. En los últimos años la agenda de Thielemann en Salzburgo ha sido cada vez más abultada: en 2020, de hecho, estaba previsto que Axel Kober dirigiera las dos últimas funciones de Lohengrin y, para 2021, se adujo que el montaje de Lohengrin entrañaba problemas para conjugar la disposición del coro con las limitaciones derivadas de la pandemia y fue sacado de cartel, de manera que el director berlinés sólo dirigió un Parsifal en concierto. Ya el pasado mes de mayo Thielemann declaró a un medio alemán que no estaría en 2023 para poder centrarse en otros compromisos asumidos, en concreto la dirección del Klassik am Odeonsplatz el 8 de julio en Munich y después su participación en el Festival de Salzbugo con la Orquesta Filarmónica de Viena.
El artículo apunta que la oposición a Katharina se fragua desde un nombre: Georg Freiherr von Waldenfels, de 77 años de edad, ex ministro de Finanzas de Baviera y actual presidente de la Asociación de Patrocinadores del Festival y del Consejo de Administración. Es absoluto incondicional de Thielemann, y nada más finalizar la presente temporada declaró a la prensa que Thielemann tenía que estar absolutamente comprometido con el Festival a largo plazo y que en realidad, lo determinante para Bayreuth es la música más que la dirección: como se percibe la música es más importante que lo que sucede en el escenario.
El Festival no veía un cambio de época artística similar desde la salida de Daniel Barenboim en 1999 después de ser durante casi dos décadas el director de cabecera del certamen. En aquella ocasión, Wolfgang Wagner se guardaba un as en la manga: como relata el propio Thielemann en su autobiografía, aquél ya sabía en 1998 que no podría contar con el argentino para 2000, y acudió a visitar al director berlinés a un hotel de Chicago, donde estaba hospedado mientras dirigía unas funciones de Maestros, la obra que Wolfgang le propuso dirigir para el año 2000. En aquél momento Thielemann contaba con 39 años, pero ya era director de la Deustche Oper de Berlín. ¿Anuncia Katharina a Bychkov y a Gatti para después hacer regresar a Nelsons o para volver a contar con Jordan, conformando un grupo selecto de directores que la apuntalen al frente del Festival? El tiempo lo dirá.
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