El último Parsifal de la serie Kna: Bayreuth 1955

Analizamos el recién publicado Parsifal de Knappertsbusch del Festival de Bayreuth de 1955, el que faltaba para completar la serie del Sumo Sacerdote del Grial, y que llega de la mano de Hänssler.

PARSIFAL

Festspielhaus Bayreuth, 16 de agosto de 1955
Hans Knappertsbusch

Amfortas: Dietrich Fischer-Dieskau
Titutel: Hermann Uhde
Gurnemanz: Ludwig Weber
Parsifal: Ramón Vinay
Klingsor: Gustav Neidlinger
Kundry: Martha Mödl
1. Gralsritter: Josef Traxel
2. Gralsritter: Alfons Herwig
1. Knappe: Paula Lenchner
2. Knappe: Elisabeth Schärtel
3. Knappe: Gerhard Stolze
4. Knappe: Alfred Pfeifle
Klingsors Zaubermädchen: Ilse Hollweg
Klingsors Zaubermädchen: Friedl Pöltinger
Klingsors Zaubermädchen: Paula Lenchner
Klingsors Zaubermädchen: Dorothea Sieber
Klingsors Zaubermädchen: Jutta Vulpius
Klingsors Zaubermädchen: Elisacheth Schärtel
Altsolo: Martha Mödl

Dirección:
Elenco:
Sonido:

La ausencia del Parsifal de 1955 venía siendo comentada en los últimos años, y no se pensaba que fuera a editarse. El verano de 2023 ha traído esta novedad de la mano del sello Hänssler. Un Festival Escénico Sacro con elenco de los de siempre y correcto sonido monoarual procedente de las cintas originales de la Radio de Baviera, que nos permite escuchar el no tan habitual Amfortas de Dietrich Fischer-Dieskau, el curioso Titurel de Hermann Uhde y un poderoso Klingsor de Gustav Neidlinger. Kna despliega una vena más dramática en el primer acto, en uno de sus registros más ágiles. Vinay y Mödl, sin embargo, no dejaron aquí su interpretación más desbordante en el segundo acto.

Si tradicionalmente 1958 era el año fetiche para los wagnerianos en Bayreuth -Anillo y Parsifal con Kna, este último con el debut en la Verde Colina de Régine Crespin como Kundry y Jerome Hines como Gurnemanz, y Lohengrin de Cluytens-, en las últimas dos décadas ese epicentro fue virando hacia 1955: en 2004 salió a la luz, de la mano de Orfeo, el registro oficial del Tannhäuser de Cluytens, publicado anteriormente por Golden Melodram; en 2006 Testament publicó Sigfrido y Holandés con Keilberth en estéreo -este último ya había aparecido en vinilo de la mano de DECCA, quien colocó los micrófonos en el Festspielhaus: en 1956 con sonido monoaural y a principios de los setenta en estéreo-, a lo que siguió en los años siguientes las restantes partes de la Tetralogía y, en 2009, la edición oficial del Holandés de Kna por parte de Orfeo, que ya había sido editado antes de forma no oficial por Golden Melodram y Music & Arts. La añada 1958 contraatacó con la aparición, en 2018, de la edición oficial de Orfeo del Tristán de Sawallisch,  con unos desbordantes Windgassen y Nilsson y con el director muniqués especialmente centrado. Del Parsifal de 1955 se venía hablando en los últimos años, por ser el único que quedaba sin publicar de toda la serie que Kna dirigiera en Bayreuth -de 1951 a 1964 a excepción de 1953-, y de hecho, desde hacía meses atrás circulaba por la red algunos fragmentos de pobrísimo sonido. El reparto contiene a cantantes de los de siempre, con la sustitución del habitual George London por Dietrich Fischer-Dieskau en el rol de Amfortas y el curioso Titurel de Hermann Uhde, fruto de una indisposición de Josef Greindl en la tercera de las cuatro funciones ofrecidas aquél año, la del 16 de agosto, que fue la grabada por la Radio de Baviera y que recoge esta edición.

En 1955 se llevó a Bayreuth el Mixtur-Trautonium desarrollado por Oskar Sala, instrumento electrónico que permitía reproducir de forma fácil tanto los yunques del Oro como las campanas de Parsifal. Carl Orff había comentado su existencia a Wieland Wagner en 1952, y en 1954 lo escuchó Kna en Berlín y quedó contento con el resultado, instalándose en el foso del Festspielhaus1. Este aparato electrónico, que causó controversia en su día, tuvo un uso efímero y pudo escucharse por última vez en 1957. En el primer acto puede dar el pego, pero en el interludio que conduce a la sala del Grial en el tercero resuena estentóreo y satura la toma con un sonido eléctrico (CD4, pista 10, 2:41, 2:46, 2:51, 2.56, y a partir de 3:01 -luego se modera-).

Por lo que respecta a esta edición, la primera cuestión a dilucidar es: ¿Qué pinta el sello Hänssler en todo esto? Si nos referimos a Wagner, ha sido quien ha publicado los últimos registros de Thielemann en el Festival de Pascua de Salzburgo: Maestros (2019) y un primer acto de La Valquiria y fragmentos del Ocaso (2021), probablemente por la vinculación que el sello tiene con la Staatskapelle Dresden, de la que Thielemann es titular -ya registró una casi integral Bruckner, obras de Strauss y Schönberg, un Requiem de Verdi o el wagneriano Ágape de los apóstoles-. Si nos referimos a Kna, el sello ya publicó una Hans Knappertsbusch Edition con una integral de las sinfonías de Brahms y una semi integral de las Bruckner. La novedad es su desembarco en el Bayreuth histórico, con la duda de si ese desembarco ha sido para quedarse. Unas semanas antes de que saliese a la luz este Parsifal, publicó un doble CD con el segundo acto de este registro y el tercero de Sigfrido de Keilberth del mismo año correspondiente al segundo ciclo y en el que Brunilda es Martha Mödl2. Precisamente es en Martha Mödl donde hay que poner el acento, y en Helmut Vetter, su albacea artístico, quien ya consiguiera del sello Hänssler la publicación, en 2009, de un Parsifal bajo la dirección de Ferdinand Leitner en la Ópera de París en 1954, con Windgassen de protagonista; en 2010 de su Antígona con Sawallisch de 1958 y, en 2012, un doble CD con fragmentos de su Isolda, Sieglinda, Brunilda, los Wesendonck Lieder, su Elektra y alguna que otra rareza. Tanto el doble CD con el segundo acto de Parsifal y el tercero de Sigfrido como el Parsifal completo proceden de las cintas originales de la Radio de Baviera y se han publicado con el consentimiento de la emisora y de la dirección del Festival. El librillo extiende los agradecimientos a Daphne Wagner, hija de Wieland, por lo que alguna implicación también habrá tenido.

La remasterización de las cintas ha corrido a cargo de Holger Siedler, de THS-Studio, quien ha realizado un buen trabajo. Me atrevería a decir que ligeramente superior al conseguido por Orfeo en el Tannhäuser de aquél año: la toma se presenta a un volumen mayor y tiene menos filtrado que la del sello muniqués. Ello trae consigo un leve soplido de fondo, que no empeña la presencia nítida de voces y orquesta, en la cual se aprecian multitud de detalles. En el primer acto, por ejemplo, nótese, en la intervención de Amfortas camino del lago, la presencia de los contrabajos en CD1, pista 4, 0:31 o de las violas en 1:07; o en el enfado de éste cuando se entera de que Gawan ha partido sin su autorización, con una cuerda grave violenta (2:32). Las arpas tienen una presencia nítida en pista 8, 2:44, cuando Gurnemanz inquiere a Parsifal por la muerte del cisne, mientras que en los momentos más íntimos de la escena de la Sala del Grial, las voces del coro suenan nítidas y el oyente aprecia claramente la rica polifonía escrita por Wagner (CD2, pista 5, 8:22). Hay dos leves chasquidos en CD1, pista 2, 4:42 y 4.58, y uno levísimo en pista 3, 0:07, como si se hubiera pinzado en estos puntos parte de la cinta original, anecdóticos y que no empeñan la toma. La única pega es la colocación de los micrófonos para el coro en la escena final, demasiado cercanos, lo que hace perder sensación de profundidad en el espacio tanto en la entrada (CD4, pista 11) como en los últimos compases (pista 14, 0:25) y, en este último caso, alterando el balance dando preferencia a las voces graves y perdiendo enfoque las agudas. En todo caso, y que nadie se lleve a engaño, no podemos hablar de milagro sonoro. Es el Parsifal que mejor suena hasta su fecha y supera a los de los tres años posteriores -el de 1958 no tiene soplido, pero la orquesta tiene menos definición-, pero pierde frente al de 1959 y posteriores, aun cuando éste y los de 1960, 1961 y 1963 no sean oficiales.

La edición de Hänssler es, ante todo, práctica. Caja dura de 4 CDs, sin caja de cartón exterior y librillo con escuetas notas, más centradas en la producción de Wieland en general que en este registro en particular, aunque con algunas fotografías de interés, no todas correspondientes a 1955. La de portada, la célebre tela de araña que representa el mundo de Klingsor, sí corresponde al año de la grabación-. Como curiosidad, existe una foto de Kna y Mödl en lo que parece el célebre restaurante Eule de Bayreuth. Las notas al programa concluyen con una acertada apreciación de Klaus Kalchschmid: Kna pasó de enfatizar la grandeza a enfatizar el drama. A nuestro juicio, este cambio no fue lineal, pero en 1955 se aprecia de forma ostensible.

Martha Mödl como Kundry al inicio del segundo
acto, con Neidlinger como Klingsor al fondo

          La dirección de Knappertsbusch es ya muy conocida, con ese característico pathos místico desde el preludio, de tempi amplios y dilatados, gran densidad orquestal e importante presencia de la cuerda grave, sobre la que se apoya todo el edificio orquestal. Ahora bien, el director tuvo minutaciones bastante diversas a lo largo de catorce años: su Parsifal más lento es el de 1951, con casi 4 horas y 32 minutos, mientras que el más rápido es el de 1960, con casi 4 horas y 5 minutos. Hablamos, por tanto, de un arco de 28 minutos de diferencia. El que nos ocupa es el tercero más rápido junto con el de 1958: 4 horas y 8 minutos -entre medias se encontraría el de 1959, con apenas un minuto menos-. Tras el acontecimiento inaugural, en que Kna dirigió con gran unción, en 1952 la minutación descendió a las casi 4 horas y 23 minutos -lo que no es precisamente desdeñable-. Tras su marcha en 1953, con su regreso un año más tarde ofició el segundo registro más lento de la serie, de 4 horas y 29 minutos, como queriendo dejar sentado que, tras el breve interregno, Parsifal le pertenecía. En 1955 ya no hacía falta legitimar su posición en el Festival Escénico Sacro, y aquí, sin renunciar a su sonoridad característica, agiliza los tempi en aras de un mayor dramatismo -no así en el preludio, que con sus 12:33 es más lento que en los registros de 1962 (12:14) o 1964 (11:57), pero más rápido que un año antes (13:27), que a su vez fue algo más lento que en 1952 (13:18), siendo el más lento el de 1951 (14:13)-.

Este Parsifal ofrece uno de los primeros actos registrados por el Sumo Sacerdote del Grial de mayor tensión y atención dramáticas en los monólogos de Gurnemanz, con una cuerda punzante en los momentos más intensos de su narración, e incluso existe un tempo animado hacia el final de la primera parte de su gran monólogo al mencionar el Grial y la Lanza (CD1, pista 7, 2:30). Hay registros de Kna con mayor tensión en el momento en que Kundry revela a Parsifal que su madre esta muerta, que aquí sucede demasiado rápido (pista 9, 2:58), como también una Verwandlungmusik con mayor unción -no así la entrada de los caballeros del Grial, donde encontramos a Kna en todo su esplendor-. Minucioso en los momentos íntimos que se suceden tras descubrir el grial, la música va avanzando sin prisa pero sin quedarse atrás. 

El preludio del segundo acto se beneficia de una lectura con impulso que deja entrever asimismo las segundas voces de la cuerda. Atmósfera sutil en el despertar de Kundry y dúo atento con Klingsor, si bien hay registros donde el acompañamiento a éste cuando ve llegar a Parsifal resulta más animado. Tras una escena de las muchachas-flor animada, el dúo comienza con una atmósfera suave y estática para ir ganando tensión hasta el clímax final.

Ramón Vinay como Parsifal

          Magnífico preludio del tercer acto, donde las cuerdas van ganando peso, paulatinamente más marcadas para conseguir un magnífico clímax. El acompañamiento inicial a Gurmenanz en la primera escena es modélico, todo esta expuesto con una naturalidad apabullante, sin merma de recogimiento ni sensación de pesadez. El monólogo del anciano caballero aparece expuesto como sólo Kna sabía hacerlo, a lo que siguen unos maravillosos Encantamientos de Viernes Santo. En el final de la obra, previamente a la entrada del coro, se nota la presencia de las flautas (CD4, pista 14, 0:02 y 2:34), si bien no tan prominentes como en el final de 1952, sí perceptibles. No es el final más místico de cuantos dejó Kna, sonando incluso rutinario.

         Ramón Vinay había tomado el relevo de Windgassen como Parsifal en 1953, cuando aquél pasó a cantar Sigfrido. Un año después, Vinay pasó a cantar Tannhäuser y el tenor suavo regresó al Festival Escénico Sacro. Como es bien conocido, el chileno tuvo problemas con la tesitura del caballero cantor y al año siguiente Windgassen ocupó su lugar, quedando Vinay definitivamente asignado a Parsifal hasta 1957, pues después haría transición a la cuerda de barítono. Su interpretación en los dos primeros actos es impetuosa, apasionada, de voz grande y baritonal, dramáticamente muy convincente, con alguna dicción exótica en Amfortas! Die Wunde! (CD3, pista 12) y un instrumento por momentos un punto forzado en la zona alta hacia la parte final del dúo con Kundry -la frase previa a la desaparición del castillo de Klingsor se la quita de encima como puede-. Gana enteros en el tercer acto, donde la tesitura eminentemente central le beneficia, ofreciendo un magnífico Parsifal maduro y sin apuros en los líricos Encantamientos de Viernes Santo. Lástima que en la escena final suene más estentóreo que místico, con problemas de entonación en su entrada -Nur eine Waffe taugt / die Wunde schliess der Speer nur, der sie schlug (CD4, pista 13)- y en la devolución de la lanza -Den heil'gen Speer / ich bring' ihn euch zurück! (2:11)-.

Ludwig Weber como Gurnemanz.
La imagen corresponde a 1956.

          Ludwig Weber contaba aquí con 56 años. Si en las tres primeras ediciones del Nuevo Bayreuth el rol de Gurnemanz fue exclusivamente suyo, para 1954, el avezado Wieland le hizo compartir el rol de Gurnemanz con Josef Greindl, garantizado así una transición generacional paulatina, algo que continuaría en los dos años siguientes para, en 1957, recaer el rol exclusivamente en Greindl, y a salvo el año de su despedida en Bayreuth, 1961, en el que encarnaba a Titurel y hubo de hacerse cargo del papel del caballero en una de las funciones por indisposición de Hotter. En la edición que nos ocupa, Weber y Greindl se alternaron como Gurnemanz y Titurel. La voz de Weber ha perdido aquí algo de esmalte y pasa algún apuro ocasional en la zona alta -nótese en su intervención previa a la Verwandlung (CD2, pista 1), donde además se adelanta, o al final de la consagración del protagonista en el tercero (CD4, pista 7, 3:14): die letzte Last entnimm nun seinem Haupt!-, pero conserva su hermoso timbre y su noble legato, recursos que brillan especialmente en un modélico tercer acto a salvo algún anecdótico problema de entonación en el momento del bautizo (CD4, pista 7), y donde echa el resto en unos Encantamiento de Viernes Santo muy emocionantes. Estamos ante su último Gurnemanz registrado en Bayreuth, pues la edición de 1956 (Golden Melodram, Walhall) recoge una función en que canta Greindl. No es su último Gurnemanz en disco, pues existe un registro no oficial del 1 de abril de 1956 procedente de versión de concierto con los conjuntos de la RAI de Roma bajo la batuta de Eugen Jochum (Living Stage, Opera Depot) con elenco de los de siempre (Windgassen, Mödl, Frantz, Uhde) y sonido justito.

Martha Mödl ofrece en el primer acto una interpretación directa y desenfadada, pero no superficial o trivial, en una plenitud dramática del rol. Nótense esos graves velados en sus Schlafen! con lo que pone fin a su intervención en el primer acto (CD1, pista 9, 6:25). En el segundo acto tampoco queda totalmente sumisa a Klingsor, sino que según avanza la escena entre ambos notamos su su rebeldía. En el dúo es una mujer seductora, si bien hacia el final no se encuentra tan desbordante como en otros registros, e incluso tiende a calar algunos agudos. Al cumplir 75 años en 1986, fue entrevistada por Bruce Duffie en el que fue preguntada por los grandes directores con que trabajó, a lo que contestó: Knappertsbusch fue el gran director de orquesta (...). Furtwängler fue el gran maestro3. En esta ocasión era el primer verano sin Furtwängler, quien había fallecido en noviembre del año anterior, apenas unas semanas después de que Mödl hubiera encarnado a Brunilda en la célebre Valquiria del director con la Filarmónica de Viena, en lo que fue el inicio de un Anillo en estudio con EMI que no pudo continuar.

Fischer-Dieskau como Amfortas camino del lago. La imagen corresponde
a una función donde Greindl es Gurnemanz (a la derecha).

          Teniendo en cuenta que Vinay y Mödl no realizan aquí su mejor dúo y que Weber ya había pasado su mejor momento, aliciente de este registro es poder escuchar, en plenitud vocal y óptimas condiciones sonoras, el Amfortas de Dietrich Fischer-Dieskau, algo que hasta ahora no era posible. El barítono berlinés sólo cantó el rol en Bayreuth en 1955 y 1956, y el registro de este último año es el de peor sonido de toda la serie de Kna -fue publicado primero por Golden Melodram y luego por Walhall, en ambos casos se trata de la misma toma con abundante soplido-. Vaya por delante que no es el rol que más se acomode a su vocalidad, razón que pudo ser determinante para que, en 1957, Wieland decidiera volver a colocar a George London en la parte. Por momentos falta anchura a la voz. Se nota especialmente en su intervención en la Sala del Grial del primer acto, donde Kna es consciente y evita unos Erbarmen! explosivos, que quedan un tanto lánguidos, si bien en algún pasaje ofrece una maravillosa mezza voce. La falta de anchura le pasa también factura en las últimas frases del tercer acto, llegando a deshacer la tensión en euch wohl der Gral! (CD4, pista 13, 7:08) y comprometiendo incluso a la batuta, que decae de golpe-. En todo caso, ofrece una encarnación juvenil, vocal y dramáticamente muy inteligente con sus posibilidades, que muestra debilidad y cansancio ya desde su entrada, con una interpretación directa carente de ese amaneramiento que luego comenzaría a lastrar sus interpretaciones -compárese esta interpretación con la posterior en estudio con Solti (DECCA, 1972), donde suena más afectado-. Lo más destacado son sus intervenciones en el primer acto camino del lago, donde exhibe una voz de timbre terso y aterciopelado.

Dietrich Fischer-Dieskau como Amfortas.
La imagen corresponde a 1956.

          El Titutel de Hermann Uhde es una curiosidad de la que podemos beneficiarnos por la casualidad de que la indisposición de Greindl se produjera el día en que la Radio de Baviera retransmitió la función. Este registro permite poner en valor, una vez más, su altura artística y la gran versatilidad de su instrumento, cantando un rol escrito para bajo profundo sin que esté incómodo. Su Titurel es noble y aristocrático, encajando muy bien con el Amfortas de Dieskau. Curiosamente, ese mismo año había debutado -no en Bayreuth- el Viandante, el rol más grave que cantaría habitualmente, por lo que quizás por ello se atrevió con el Titurel.

Gustav Neidlinger había tomado el relevo de Hermann Uhde como Klingsor el año anterior. A sus 45 años se encontraba en plenitud vocal, ofreciendo un retrato del nigromante de voz ancha y poderosa -quizás su interpretación más destacada de la parte en lo estrictamente vocal-, por lo que constituye el otro gran aliciente de este registro: poderle escuchar en óptimas condiciones sonoras en su mejor momento vocal, pues a partir del año siguiente y hasta el final de la década, Wieland preferiría al demoníaco Toni Blankenheim, no regresando Neidlinger al rol hasta 1960.

Magníficos secundarios, con nombres destacados como Josef Traxel y Alfons Herwig como caballeros o Gerhard Stolze entre los escuderos. Entre las muchachas-flor destacan Ilse Hollweg, Dorothea Siebert o Elisabeth Schärtel. Como curiosidad, en esta edición y en la siguiente, Martha Mödl se haría cargo del solo del final del primer acto, una breve intervención que haría de nuevo en su última aparición en el Festival, en 1967, ya en la cuerda de mezzo.

En algún comentario a esta versión se habla de que este registro estaba bajo llave, por ser el único que restaba por publicar de los de Kna. Yo no llegaría a tanto, y probablemente su retraso en aparecer haya sido debido a la casualidad, pues no olvidemos que los únicos grabados oficialmente en el Festspielhaus fueron los de 1951 (DECCA-Teldec) y 1962 (Philips). Los restantes fueron saliendo gracias a fuentes piratas de variada procedencia y sólo el de 1964 obtuvo edición oficial de Orfeo en 2007. No voy a decir que este registro me haya decepcionado, pero por su fecha me hice una ilusión errónea: esperaba un nivel similar a los de 1951 y 1952, pero con mejor sonido y algunos cambios de reparto. Efectivamente el sonido es mejor que el de aquéllos -sin ser tampoco milagroso-, pero aquí Kna tiene ciertos momentos de rutina -la Verwandlungmusik, el final de la obra- por lo que le privamos del excepcional. En cuanto al elenco, Vinay y Mödl flaquean levemente en el segundo acto frente a otras apariciones grabadas -compárese con el derroche vocal del dúo ofrecido con Krauss dos años antes-, y la intervención final del primero no es la más sutil. Si bien Weber tiene tablas, ha perdido esmalte y pasa también algún apuro en la zona alta. Por su parte, Fischer-Dieskau no es la mejor elección como Amfortas, si bien es un cantante histórico de solidísima técnica y aquí podemos escuchar su mejor interpretación del rol. Todo ello hace que el elenco no consiga las codiciadas cinco estrellas. ¿Dónde colocamos este Parsifal? Si conjugamos sonido, batuta y elenco, de los cuatro oficiales de Kna -1951, 1955, 1962 y 1964- quedaría en último lugar. Aunque sea el que tiene mejor sonido hasta su fecha, artísticamente se coloca por debajo de los de años precedentes, incuestionables cimas artísticas.

AGOSTO DE 2023.
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1 BAUER, O. G., Die Geschichte der Bayreuther FestspieleDeutscher Kunstverlag, 2016, tomo II, pp. 78-79. El instrumento era una especie de órgano con manual y pedales que pesaba casi diez quintales y podía producir efectos de sonido asombrosos. El propio Sala lo manejaba, y no fue acreditado en la plantilla de la orquesta hasta el año siguiente, con la consiguiente protesta por parte de un sector, que rechazaba el empleo de sonidos electrónicos.
2 Testament comenzó a publicar el Anillo de Keilberth de 1955 en estéreo por entregas. Comenzó con Sigfrido en 2006 (probablemente la cima artística de esta Tetralogía), para pasar después al Oro (quizás el punto más débil), al Ocaso y finalizar con Valquiria, todas ellas correspondientes al primer ciclo, en el que Sieglinde era Gré Brouwenstijn, Brunilda Astrid Varnay y Gunther Hermann Udhe, editándolo finalmente en una única caja de cartón. El sello anunció desde el primer momento que estaban grabados los dos ciclos, pero no ofreció una postura clara sobre si el segundo iba a salir al mercado. Finalmente, optó por sacar por separado La Valquiria y el Ocaso, pudiendo escuchar así la Sieglinde de Astrid Varnay, la Brunilda de Martha Mödl y el Gunther de Hans Hotter. Descartó el Oro por tener idéntico reparto y no ofreció tampoco Sigfrido por ser la única diferencia los últimos treinta minutos, donde aparecía Mödl como Brunilda, por lo que considerarían que el tirón comercial sería escaso.
3 Esta entrevista fue realizada por carta a principios de 1986 y se publicó en inglés en marzo del año siguiente, con motivo de los 75 años de la cantante, en Wagner News. Puede leerse completa aquí.

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