Kirsten Flagstad con Hans Knappertsbusch en Viena (1956)

Recién inaugurado el nuevo año, comentamos el disco que la soprano noruega Kirsten Flagstad grabara en 1956 con Hans Knappertsbusch y la Filarmónica de Viena, con los Wesendonck Lieder y fragmentos de Lohengrin, La Valquiria y Parsifal, en un magnífico estéreo de la época que, debidamente remasterizado, es homologable a los oídos de hoy.

KIRSTEN FLAGSTAD
Orquesta Filarmónica de Viena
Hans Knappertsbusch

Grabación de estudio realizada entre
el 13 y el 15 de junio de 1956

Wesendonck Lieder y fragmentos de Lohengrin,
La Valquiria y Parsifal


Dirección: 
Excepcional

Elenco: 
Sonido:

Los años de esplendor de Kirsten Flagstad no coincidieron con los de la eclosión del gramófono. Retirada en 1955 a los sesenta años, un año después el célebre productor de DECCA John Culshaw consiguió atraerla al estudio y recoger algunas obras del gran repertorio. El gerente de la sección de música clásica Victor Olof lo tuvo claro: Hans Knappertsbusch era la elección adecuada para dirigir la Filarmónica de Viena, y la Sofiensaal el lugar idóneo para grabar. La edición que poseo, de la serie Legendary Perfomances, incluye los Kindertotenlieder y las Canciones de un compañero de Mahler.

Cuando Walter Legge, el productor de EMI, planteó a Furtwängler en 1952 llevar Tristán e Isolda al estudio de grabación, Flagstad fue la elección para la protagonista. Las dificultades canoras en la zona alta se hicieron patentes1, y la soprano noruega, ante todo íntegra profesional, decidió que tenía que dejar de cantar Wagner. Su repertorio se fue simplificando hasta su retirada en 1955. Los azares del destino hicieron que la Radio de Noruega la convenciera para grabar, de forma casi completa, un Ocaso, con la Filarmónica de Oslo dirigida por Øivin Fjeldstad y con Set Svanholm como protagonista, también de retirada. John Culshaw se enteró de esta circunstancia a través del pianista Julius Katchen, con quien coincidió en una grabación en París, quien le aseguró que la soprano se encontraba en buena condición. Culshaw era un apasionado de Wagner y Flagstad era una leyenda dorada cuyo trabajo podría preservarse en disco. Las negociaciones, no obstante, no fueron sencillas. La noruega pronto vio la oportunidad de dar difusión comercial a ese Ocaso, y la compañía no tuvo más remedio que ceder. Eso sí, antes hubo que completar la grabación con los fragmentos que faltaban -la escena de las nornas, el interludio del primer acto y el dúo de Hagen y Alberich del segundo, unos 40 minutos de música, aproximadamente-, y ya de paso, regrabar algunas partes de la propia Flagstad que no le habían gustado2. Este trabajo, que queda como una mera curiosidad de la pareja protagonista, permitió a DECCA contar con la soprano, siendo su primera colaboración wagneriana ésta que nos ocupa: los Wesendonck Lieder completados con fragmentos de Lohengrin, La Valquiria y Parsifal.

En aquél momento, Victor Olof dirigía la sección de música clásica de DECCA -sería uno de sus últimos trabajos, pues ese mismo año ficharía por EMI-. No era muy wagneriano, a diferencia de su inmediato sucesor Culshaw, pero tenía una cosa clara: Hans Knappertsbusch era la batuta wagneriana por excelencia. Decimos esto porque su sucesor sentía clara predilección por Solti, y así se demostró desde el principio al gestarse el proyecto del Anillo en estudio. La grabación se desarrolló en la Sofiensaal vienesa entre el 13 y el 15 de junio de 1956. Pocos días después, Kna grabaría también para DECCA fragmentos de Tristán y del Ocaso con Nilsson.

Primera aparición en CD en 1986

          El disco que nos ocupa ha tenido distintas apariciones. En CD apareció muy pronto, en 1986, bajo la etiqueta London, junto a los Kindertotenlieder y las Canciones de un compañero de viaje, sendos ciclos mahlerianos registrados un año después con Adrian Boult al frente de los vieneses, una grabación que sería ya producida por Culshaw. En ambos casos el ingeniero de sonido fue James Brown, quien se ocupara también del primer y tercer acto de La Valquiria preparatoria al Anillo de DECCA (1957). En 2001 y con la misma conjunción, aparecería dentro de la serie Legendary Performances, con remasterización a 94kHz-24 bits. En 2012 DECCA sacó la Flagstad Edition, cinco discos con todo lo que la noruega grabó para el sello británico -del Ocaso y del primer acto de La Valquiria sólo se ofrecen extractos-. Finalmente, los registros wagnerianos se han incorporado a la caja de DECCA Hans Knappertsbusch: The Opera Edition, aparecida en 2022. El hecho de que el soporte de grabación se encuentre libre de derechos ha provocado su aparición en ediciones no oficiales, como la del curioso sello francés Forgotten records, que suprime los ciclos mahlerianos para incorporar Der Manner Sippe del primer acto de La Valquiria -procedente de la grabación realizada un año después-, la obertura y bacanal de Tannhäuser, la obertura del Holandés y la cabalgata de las valquirias, esas últimas grabadas en mayo de 1953, con sonido monoaural -disponibles en la caja de Scribendum The Art of Hans Knappertsbusch with the Wiener Philharmoniker-. El propio sello anuncia que son remasterizaciones procedentes de LPs de la época, desconociendo cómo de logradas están, en unas grabaciones que, por otra parte, suenan muy bien en la edición que nos ocupa. En definitiva, unas interpretaciones fáciles de localizar.

Edición de los años noventa

        Knappertsbusch, de quien siempre se ha dicho que el estudio de grabación le era poco inspirador, ofrece unas lecturas atentísimas, absolutamente planificadas en planos sonoros y control de dinámicas, alejadas de cualquier efectismo, exhibiendo su absoluto conocimiento del entramado orquestal wagneriano.

Los Wesendonck Lieder suenan en la tradicional orquestación de Felix Mottl los cuatro primeros y en la del propio compositor el último. La suavidad y atención de las cuerdas en los primeros compases evidencian que estamos ante una lectura de altos vuelos, de tempi amplios, fundamentalmente contemplativa y metafísica, pero no blanda ni exenta de garra -nótese como Kna maneja las dinámicas en Stehe still!, donde la soprano se muestra un punto dura al comienzo- ni tampoco demasiado lenta, fundamentalmente contemplativa y metafísica. Estas piezas tienen una tesitura eminentemente central, lo que hace que la soprano se sienta cómoda, si bien en los agudos suena un punto tirante -el sol4 en Stehe still! y el la bemol4 de Schmerzen-.

De Lohengrin escuchamos el relato de Elsa del primer acto, con la introducción orquestal recortada dada la ausencia de coro. Sorprende la versatilidad de una voz descomunal como fue la de Flagstad, que es capaz de afrontar el rol con candidez, en una interpretación contemplativa, limpia y serena, digna de los anales de la discografía.

De Parsifal encontramos el inicio de la intervención larga de Kundry en el segundo acto, en una lectura reposada y un punto de más en lo contemplativo, si bien permite a la soprano exhibir un fraseo cuidadoso, que sin embargo no oculta ciertos apuros en la zona alta, resueltos con inteligencia.

El disco finaliza con el Du bist der Lenz del primer acto de La Valquiria, una lectura paladeada con Kna obteniendo una magnífica sonoridad romántica en las cuerdas.

Como es bien conocido, Culshaw invitó a Flagstad a preparar la parte de Fricka en el Oro para la grabación de Solti. El productor tuvo en mente que repitiese en La valquiria e incluso que cantase la Erda de Sigfrido o la Waltraute del Ocaso. El retraso en el proyecto y la enfermedad impidieron a la soprano continuar con en este Anillo, falleciendo en 1962.

ENERO DE 2024.
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1 Relata CULSHAW, J., Ring Resounding, 1976 (actualmente publicado por Pimlico, 2012), pp. 55 y 70, cómo los do5 de aquella grabación fueron interpolados: pertenecían a la soprano Elisabeth Schwarzkopf, esposa de Walter Legge.
2 Ibid., pp. 56-61.

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