Analizamos un registro que habitualmente ha pasado desapercibido: el Tristán que Robert Heger grabara en Berlín para la radio en mayo de 1943, con los conjuntos de la Staatsoper, los habituales cortes de la época en el segundo acto, y un reparto con nombres históricos de la vieja escuela.
Reparto dorado de los años de la guerra en una época en que la radio ya conseguía captar con bastante fidelidad la atmósfera de la obra wagneriana y dirección bien conseguida de Robert Heger. El mejor ejemplo de cómo podía ser un Tristán en aquellos años.
Parece ser que este Tristán estaba en el programa de la Staatsoper de Berlín aquella temporada, y de hecho se llevó de gira a la Ópera de Roma -se conserva un cartel de aquellas funciones-. La producción era de Heinz Tietjen y los decorados de Emil Preetorius, lo que nos lleva a pensar que no era un montaje nuevo. Tengo referencias, al menos, de un Lohengrin de ellos en Berlín de 1929, y para 1943 la situación de Preetorius era políticamente muy comprometida: había sido militante activo de la Sociedad contra el antisemitismo y había sido detenido por la Gestapo en 1942 y, si bien fue liberado por orden de Hitler, se movía discretamente. De hecho, cuando analizamos los Maestros de Abendroth en el Festival de Bayreuth de 1943, ya apuntamos que, para aquella nueva producción, Tietjen no cuenta con Preetorius sino con Wieland Wagner. Los resultados musicales probablemente motivaron su grabación, lo que se hizo en estudio de radio entre los días 14 y 19 de mayo de 1943, tras un Lohengrin grabado el año anterior -un registro más conocido que el que nos ocupa, protagonizado por Franz Völker- y viniendo después Rigoletto en 1944 -en alemán, registro muy desconocido-. El resultado es un Tristán prácticamente completo, a salvo el habitual corte en aquella época en el dúo del segundo acto, probablemente porque así se había interpretado la obra en vivo.
Cartel de las representaciones de Roma
La dirección de Robert Heger fue calificada por Mayo como eficiente pero no inspirada. Yo creo que es de notable alto: tras un preludio paladeado y reposado (12:38), planteado más a la manera de poema sinfónico, un punto lánguido en los primeros compases y algo relamido en el entorno del clímax -nótense los glissandos en la cuerda en CD1, pista 1, de 7:50 a 8:15-, la batuta discurre segura por el primer acto, sin apresurarse -algo más de 79 minutos- pero sin sensación de lentitud -en la primera escena se palpa la tensión causada por Isolda, como igualmente en su relato de la tercera escena-. En el segundo ofrece buena dosis de tensión, con momentos en el dúo verdaderamente electrizantes, y lo único que podría pedirse es algo más de dramatismo en el acompañamiento a Marke en su monólogo. El preludio del tercer acto, también planteado a modo de poema sinfónico, resulta un punto lánguido y plúmbeo, presentando después tempi más bien ligeros (en total el acto dura poco más de 74 min), lo que favorece la tensión del monólogo de Tristán, que se nos presenta muy ardiente. Correcta la escena final.
Edición en vinilo del sello Eterna (1970), que presenta
dos fotografías de los protagonistas, probablemente
correspondientes a las representaciones que motivaron
después la grabación.
De Paula Buchner, otra de las grandes cantantes de la época, sólo poseemos este registro y uno como Venus en un Tannhäuser en vivo en la Staatsoper de Berlín en 1949. Aquí contaba con 43 años y muestra una voz poderosa pero flexible, con ribetes de cierto lirismo y una convincente evolución dramática, de la venganza en el primer acto al amor en el segundo. El Liebestod, en cambio, resulta algo frío y falto de metafísica. Se integró en el elenco estable de la Staatsoper en 1938 y pasó a la Deustche Oper en 1949, hasta su retirada en 1955. La era dorada del gramófono aún no había llegado y su carrera fue demasiado doméstica en torno a Berlín pese a sus medios vocales, lo que le impidió un reconocimiento internacional.
Excelente Brangania de Margarete Klose, mezzo dramática que afrontó Ortrud -tenemos su registro de un año antes con Heger (Preiser, Opera Magic's) además del tercer acto con Furtwängler en el Festival de Bayreuth de 1936 (Archipel)- pero que hizo de la doncella de Isolda una verdadera creación2. Fabulosa dicción y magnífico saber decir, cobrando vida en cada palabra el texto y sin merma de una línea de canto poderosa y noble.
Un veterano Jaro Prohaska de 53 años -el Sachs de los Maestros de Furtwängler en el Festival de Bayreuth de aquél año- es un sólido Kurwenal, de voz un punto afectada por momentos y con una aparición algo estentórea en la segunda escena del primer acto, pero en todo caso da buenas muestras de saber cantar, con una magnífica línea.
Ludwig Hofmann a sus 48 años es un Marke humano, con voz poderosa y ademanes de la vieja escuela. Su caracterización no resulta especialmente desarrollada, pero que en todo caso no desentona.
Imponente el Melot de Eugen Fuchs. De línea clásica, la misma que podemos escuchar hasta hoy en Bayreuth, el joven marinero de Benno Arnold y el pastor de Erich Zimmermann. Menos interesante el marinero de Felix Fleischer.
El coro de la Staatsoper se muestra a un nivel sobresaliente pese a lo avanzado de la contienda, que había mermado los cuerpos estables de los teatros al movilizar a filas a población civil.
En definitiva, una grabación a gran nivel y buen sonido de los años cuarenta que es muy recomendable conocer por una batuta comprometida con el drama y un elenco dorado. Notable alto para la batuta y sobresaliente sin cinco estrellas para el elenco por algunas reservas menores -el Marke de Hofmann y el Liebestod de Buchner-.
NOVIEMBRE DE 2024.
Supe de esta edición de Ópera Magic's gracias a la sección "El Baratillo" que firmaba un misterioso "Nadir Madriles" en la revista Scherzo. Fue un simpático artículo de respuesta cómplice a Ángel Fernando Mayo que un mes antes había recomendado la recién salida edición en Naxos del Tristán de Reiner, Melchior y Flagstad en Londres. Estoy plenamente de acuerdo con usted en que es uno de los Tristanes más injustamente desconocidos de la discografía y que se puede codear de igual a igual con los de Melchior y Flagstad de la misma época. El danés era un prodigio de la naturaleza canora que probablemente nunca sea igualado, pero empatizo más con el Tristán de Lorenz porque su actuación a la hora de a rodar el personaje no resulta tan añeja como las caracterizaciones de Melchior. Un saludo.
ResponderEliminar