Otras representaciones: 1, 5, 8 y 31 de julio
Nueva producción de Pierre Audi / Decorados: Georg Baselitz y Christoph Hetzer. Vestuario: Florence van Gerkan y Tristan Sczesny. Dramaturgia: Benedikt Stampfli y Klaus Bertisch. Iluminación: Urs Schönebaum.
Dirección musical de Kirill Petrenko (director del coro: Sören Eckhoff; director del coro de niños: Stellario Fagone).
Reparto: Christian Gerhaher (Amfortas), Bálint Szabó (Titurel), René Pape (Gurnemanz), Jonas Kaufmann (Parsifal), Wolfgang Koch (Klingsor), Nina Stemme (Kundry), Koven Conners (primer caballero del Grial), Callum Thorpe (segundo caballero del Grial), Paula Iancic (primer escudero y muchacha-flor), Tara Erraught (segundo escudero y muchacha-flor), Manuel Günther (tercer escudero), Matthew Grills (cuarto escudero), Golda Schultz (muchacha-flor), Selene Zanetti (muchacha-flor), Noluvuyiso Mpofu (muchacha-flor), Rachael Wilson (solo y muchacha-flor).
Minutación: Acto I: 95'38 / Acto II: 61'30 / Acto III: 67'07 / Total: 224'15 (3 h 44 min).
Todas las imágenes de este artículo son propiedad de la Ópera Estatal de Baviera (www.staatsoper.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
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Petrenko sutil
Con una tradición de más de un siglo, el Festival de Ópera de Munich se fundó en 1875 -un año antes que el Festival de Bayreuth- con el objeto de mostrar, en unas pocas semanas, lo más destacado de la temporada operística de la capital bávara. En aquella ocasión se representaron obras de Mozart y Wagner, autores muy presentes en la Historia del Festival y, sobre todo, el último desde que en 2013 Kirill Petrenko asumió la dirección de la Ópera Estatal de Baviera, organizadora del certamen.
La edición de 2018 se ha inaugurado -y se clausurará el 31 de julio- con esta nueva producción de Parsifal debida a Pierre Audi y que podrá verse en la temporada ordinaria en marzo del año próximo. No es el único título wagneriano, pues Petrenko dirigirá también un ciclo completo del Anillo y Bertrand de Billy cinco representaciones del Holandés. No obstante, ni Holandés ni Anillo serán retransmitidos, pues el Festival no tiene tanta difusión internacional como Bayreuth y la Radio de Baviera tiene por norma retransmitir únicamente las nuevas producciones. Completan el cartel unas Bodas de Fígaro de Mozart, El elixir del amor de Donizetti, La Traviata y Las vísperas sicilianas de Verdi, otros dos títulos de Puccini -Tosca y El Tríptico-, uno de Richard Strauss -Arabella- y otro de Leoš Janáček -De la casa de los muertos-.
Esta nueva producción de Parsifal sustituye a la precedente de 1995, de Peter Konwitschny y se suma a las otras dos de la segunda mitad del siglo XX: la de Dietrich Haugk, estrenada en 1973 bajo la batuta de Wolfgang Sawallisch, y la de Heinz Arnold, estrenada en 1957 con Eugen Jochum en el podio. Audi es uno de los directores de escena más destacados del panorama actual. Director artístico de la Ópera Nacional de los Países Bajos desde 1988 hasta este año -en que pasará a dirigir el Festival de Aix-en-Provence-, su montaje de Parsifal para aquella casa, estrenado en 2012, sorprendió y sigue sorprendiendo cada vez que se repone. Un montaje que que puede verse en vídeo, con Iván Fischer a la batuta y Christopher Ventris (Parsifal), Falk Struckmann (Gurnemanz), Petra Lang (Kundry), Alejandro Marco-Buhrmester (Amfortas) y Mikhail Petrenko (Titurel y Klingsor). No podemos juzgar la escena de este Parsifal muniqués sin ver completo el montaje pero, a la vista de las fotografías, me parece menos logrado en estética e iluminación que el montaje para Ámsterdam y me recuerda a su Tristán de Roma -que dirigió Daniele Gatti en 2016, con Andreas Schager y Rachel Nicholls como protagonistas- en sus símbolos primitivos (piedras, huesos).
El interés por este Parsifal no sólo procede de lo escénico, sino también por la batuta. Kirill Petrenko es una de las batutas wagnerianas más destacadas de nuestros días, y estas representaciones llegan a dos meses de que tome las riendas como titular de la Orquesta Filarmónica de Berlín. El elenco está formado por veteranos cantantes wagnerianos, lo que añade mayor interés si cabe a la velada. Descollan en el reparto Jonas Kaufmann (Parsifal) y René Pape (Gurnemanz), dos voces no ya destacadas de nuestros días, sino de la interpretación wagneriana de todas las épocas, excelentes vocal y dramáticamente. Nina Stemme (Kundry) muestra su técnica y aliento dramático, aunque la edad evidencia algunas limitaciones para acometer la difícil parte. Christian Gerhager es un liviano Amfortas, pero de buena línea de canto, y Wolfgang Koch es un Klingsor algo monótono y de emisión no del todo agradable, pero competente.
Debemos partir de una premisa: Kirill Petrenko tiene algo que decir con Parsifal, y su visión de la obra dista bastante de la que tiene del Anillo, el cual dirigió en Bayreuth entre 2013 y 2015. En ambos casos su interpretación es de tempi ligeros -ligerísimos en el primer acto, con una duración de 95 minutos, tan sólo dos más que Pierre Boulez en la lectura que realizó en el Festival de Bayreuth de 2004-, pero la sonoridad de la orquesta es muy diferente. Si entonces el ruso optaba por un sonido construido desde las profundidades cavernosas del metal grave, de sonoridades pastosas, y atento a la articulación rítmica, en Parsifal la articulación es mucho más redonda, menos afilada, y las sonoridades más luminosas, una concepción que alcanza su máximo exponente en una escena de la sala del Grial sutilísima, prácticamente impresionista, tanto en la orquesta como en una prestación coral superlativa -coros que hacen su entrada en un piano mágico-. Es evidente que para el ruso hay importantes diferencias entre la primitividad mitológica de dioses y héroes y la espiritualidad del Festival Escénico Sacro y esto se refleja en una lectura sutil, de sonoridad bellamente hilvanada y en la que no me cabe duda de que la influencia de Boulez algo ha tenido que ver. No obstante, Petrenko no contempla el sonido ni el fluir del discurso como un fin, pues el drama no pierde enfoque y la música está a su servicio.
El segundo acto se abre con un preludio cargado de tensión y, tras una escena con Klingsor no especialmente destacable, se enlaza con una entrada trepidante de las muchachas-flor. El largo dúo entre Kundry y Parsifal se inicia un tanto pausado, ganando enteros a partir del Amfortas, die Wunde! del protagonista, donde la batuta se carga de tensión y ritmo frenético para culminar el segundo acto de forma sobresaliente. El tercero probablemente sea el más personal de los tres. Petrenko opta por una lectura muy suave y cargada de lirismo, con un discurso fluido de tempi más bien vivos.
Encabeza el elenco Jonas Kaufmann como Parsifal, una de las mejores voces wagnerianas de nuestros días. Su atractiva voz baritonal se muestra homogénea en toda la tesitura y en su interpretación hay tanto aliento épico (un Amfortas! Die Wunde! excepcional) como lirismo -bella mezza voce en los Encantamientos de Viernes Santo-.
René Pape lleva la narración de la obra con un Gurnemanz vocalmente sólido en toda la tesitura y matizado en el discurso, en la línea tradicional de los más clásicos intérpretes del papel. En el tercer acto se pliega plenamente a la concepción sutil de Petrenko, con una línea de canto sobria y variada en dinámicas.
A sus 55 años, Nina Stemme ha pasado ya su etapa de máximo esplendor -doce años separan esta Kundry de su última Isolda en Bayreuth-. La voz ha perdido algo de metal y estabilidad en el agudo, así como agilidad, lo que se hace patente según avanza su dúo con Parsifal en el segundo acto, en que el papel va dificultándose hasta culminar en los escarpados saltos de octava. No obstante, la cantante se maneja con cuidado y sabe extraer sus virtudes y ocultar sus carencias, procurando no forzar el instrumento y exhibiendo un centro atractivo y personalidad dramática.
Christian Gerhaher (Amfortas), afincado en Munich, es un reputado liederista que ha cosechado éxito con el papel de Wolfram en Tannhäuser. Su técnica es sólida y su línea de canto demuestra que estamos ante un buen cantante, pero su voz es demasiado liviana para el repertorio wagneriano y le falta anchura para transmitir el sufrimiento de Amfortas, con cambios de color en el registro agudo y alguna sonoridad ácida.
El bajo húngaro Bálint Szabó, habitual de la Ópera Estatal de Baviera, es un correcto Titurel.
Wolfgang Koch (Klingsor) es, probablemente, el cantante con el que más ha trabajado Petrenko -excepción hecha a su pareja, la soprano Anja Kampe-. Ha sido Wotan en sus Anillos con la Orquesta de la Academia Santa Cecilia de Roma, en Bayreuth y en Munich- y ambos también han colaborado en Maestros (Sachs) y en el Holandés. No es Koch un cantante de voz especialmente bella, ni tampoco demasiado elegante -a veces la emisión es tosca-, y su línea de canto según avanza su escena se torna monótona, sin apenas dinámicas, si bien la voz es firme y potente en toda la tesitura.
Muy expresiva Rachael Wilson interpretando el solo del final del primer acto. Excelentes caballeros del Grial y escuderos, con voces sólidas. Correctas las muchachas-flor, una de las cuales no entró correctamente al inicio de su intervención.
Sobresalientes el Coro de la Ópera Estatal de Baviera, magníficamente empastado, dúctil y terso, y el coro de niños. Este último confiere a la parte coral una sonoridad muy particular.
En definitiva, un Parsifal muy personal de Petrenko, dúctil y lírico, alejado de las sonoridades graníticas tradicionales, pero perfectamente válido y a tener en cuenta. Si a esto le sumamos un elenco experto bien escogido, la interpretación resulta muy disfrutable.
29 DE JUNIO DE 2018.
Minutación: Acto I: 95'38 / Acto II: 61'30 / Acto III: 67'07 / Total: 224'15 (3 h 44 min).
Todas las imágenes de este artículo son propiedad de la Ópera Estatal de Baviera (www.staatsoper.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
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Petrenko sutil
Con una tradición de más de un siglo, el Festival de Ópera de Munich se fundó en 1875 -un año antes que el Festival de Bayreuth- con el objeto de mostrar, en unas pocas semanas, lo más destacado de la temporada operística de la capital bávara. En aquella ocasión se representaron obras de Mozart y Wagner, autores muy presentes en la Historia del Festival y, sobre todo, el último desde que en 2013 Kirill Petrenko asumió la dirección de la Ópera Estatal de Baviera, organizadora del certamen.
La edición de 2018 se ha inaugurado -y se clausurará el 31 de julio- con esta nueva producción de Parsifal debida a Pierre Audi y que podrá verse en la temporada ordinaria en marzo del año próximo. No es el único título wagneriano, pues Petrenko dirigirá también un ciclo completo del Anillo y Bertrand de Billy cinco representaciones del Holandés. No obstante, ni Holandés ni Anillo serán retransmitidos, pues el Festival no tiene tanta difusión internacional como Bayreuth y la Radio de Baviera tiene por norma retransmitir únicamente las nuevas producciones. Completan el cartel unas Bodas de Fígaro de Mozart, El elixir del amor de Donizetti, La Traviata y Las vísperas sicilianas de Verdi, otros dos títulos de Puccini -Tosca y El Tríptico-, uno de Richard Strauss -Arabella- y otro de Leoš Janáček -De la casa de los muertos-.
Esta nueva producción de Parsifal sustituye a la precedente de 1995, de Peter Konwitschny y se suma a las otras dos de la segunda mitad del siglo XX: la de Dietrich Haugk, estrenada en 1973 bajo la batuta de Wolfgang Sawallisch, y la de Heinz Arnold, estrenada en 1957 con Eugen Jochum en el podio. Audi es uno de los directores de escena más destacados del panorama actual. Director artístico de la Ópera Nacional de los Países Bajos desde 1988 hasta este año -en que pasará a dirigir el Festival de Aix-en-Provence-, su montaje de Parsifal para aquella casa, estrenado en 2012, sorprendió y sigue sorprendiendo cada vez que se repone. Un montaje que que puede verse en vídeo, con Iván Fischer a la batuta y Christopher Ventris (Parsifal), Falk Struckmann (Gurnemanz), Petra Lang (Kundry), Alejandro Marco-Buhrmester (Amfortas) y Mikhail Petrenko (Titurel y Klingsor). No podemos juzgar la escena de este Parsifal muniqués sin ver completo el montaje pero, a la vista de las fotografías, me parece menos logrado en estética e iluminación que el montaje para Ámsterdam y me recuerda a su Tristán de Roma -que dirigió Daniele Gatti en 2016, con Andreas Schager y Rachel Nicholls como protagonistas- en sus símbolos primitivos (piedras, huesos).
Escena de la Sala del Grial en la propuesta de Pierre Audi. En el medio, Amfortas (Christian Gerhager). |
El interés por este Parsifal no sólo procede de lo escénico, sino también por la batuta. Kirill Petrenko es una de las batutas wagnerianas más destacadas de nuestros días, y estas representaciones llegan a dos meses de que tome las riendas como titular de la Orquesta Filarmónica de Berlín. El elenco está formado por veteranos cantantes wagnerianos, lo que añade mayor interés si cabe a la velada. Descollan en el reparto Jonas Kaufmann (Parsifal) y René Pape (Gurnemanz), dos voces no ya destacadas de nuestros días, sino de la interpretación wagneriana de todas las épocas, excelentes vocal y dramáticamente. Nina Stemme (Kundry) muestra su técnica y aliento dramático, aunque la edad evidencia algunas limitaciones para acometer la difícil parte. Christian Gerhager es un liviano Amfortas, pero de buena línea de canto, y Wolfgang Koch es un Klingsor algo monótono y de emisión no del todo agradable, pero competente.
Dos momentos del segundo acto. |
El segundo acto se abre con un preludio cargado de tensión y, tras una escena con Klingsor no especialmente destacable, se enlaza con una entrada trepidante de las muchachas-flor. El largo dúo entre Kundry y Parsifal se inicia un tanto pausado, ganando enteros a partir del Amfortas, die Wunde! del protagonista, donde la batuta se carga de tensión y ritmo frenético para culminar el segundo acto de forma sobresaliente. El tercero probablemente sea el más personal de los tres. Petrenko opta por una lectura muy suave y cargada de lirismo, con un discurso fluido de tempi más bien vivos.
Kundry (Stemme) y Amfortas (Gerhaher). Detrás, Gurnemanz (Pape). |
René Pape lleva la narración de la obra con un Gurnemanz vocalmente sólido en toda la tesitura y matizado en el discurso, en la línea tradicional de los más clásicos intérpretes del papel. En el tercer acto se pliega plenamente a la concepción sutil de Petrenko, con una línea de canto sobria y variada en dinámicas.
A sus 55 años, Nina Stemme ha pasado ya su etapa de máximo esplendor -doce años separan esta Kundry de su última Isolda en Bayreuth-. La voz ha perdido algo de metal y estabilidad en el agudo, así como agilidad, lo que se hace patente según avanza su dúo con Parsifal en el segundo acto, en que el papel va dificultándose hasta culminar en los escarpados saltos de octava. No obstante, la cantante se maneja con cuidado y sabe extraer sus virtudes y ocultar sus carencias, procurando no forzar el instrumento y exhibiendo un centro atractivo y personalidad dramática.
Christian Gerhaher (Amfortas), afincado en Munich, es un reputado liederista que ha cosechado éxito con el papel de Wolfram en Tannhäuser. Su técnica es sólida y su línea de canto demuestra que estamos ante un buen cantante, pero su voz es demasiado liviana para el repertorio wagneriano y le falta anchura para transmitir el sufrimiento de Amfortas, con cambios de color en el registro agudo y alguna sonoridad ácida.
El bajo húngaro Bálint Szabó, habitual de la Ópera Estatal de Baviera, es un correcto Titurel.
Parsifal (Kaufmann) y Klingsor (Wolfgang Koch). |
Muy expresiva Rachael Wilson interpretando el solo del final del primer acto. Excelentes caballeros del Grial y escuderos, con voces sólidas. Correctas las muchachas-flor, una de las cuales no entró correctamente al inicio de su intervención.
Sobresalientes el Coro de la Ópera Estatal de Baviera, magníficamente empastado, dúctil y terso, y el coro de niños. Este último confiere a la parte coral una sonoridad muy particular.
En definitiva, un Parsifal muy personal de Petrenko, dúctil y lírico, alejado de las sonoridades graníticas tradicionales, pero perfectamente válido y a tener en cuenta. Si a esto le sumamos un elenco experto bien escogido, la interpretación resulta muy disfrutable.
Se han sustituido los enlaces originales, procedentes de la Radio de Baviera, por otros de mayor calidad procedentes de una retransmisión en diferido ofrecida por la WDR (Radio del Oeste de Alemania, Colonia) el 21 de julio en HD, en formato .flac.
29 DE JUNIO DE 2018.
excelente en lo musicaol pwero un bosdrio feísta en lo escénico.
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