Entrevista a Tobias Kratzer

20/07/2019

El periódico Leipziger Volkszeitung ha publicado el pasado 15 de julio una entrevista a Tobias Kratzer, quien dirige la nueva producción de Tannhäuser que se estrenará en Bayreuth el próximo 25 de julio bajo la batuta de Valery Gergiev.

Tobias Kratzer
               La entrevista completa puede leerse aquí (en alemán). En octubre de 2014 apareció el primer dato oficial sobre la nueva producción de Tannhäuser a estrenar en el Festival de 2019: el nombre de Tobias Kratzer como encargado de la producción. Desde entonces, nada se ha sabido de por dónde irá su propuesta, más allá de que se trata de uno de los directores de escena más polémicos del teatro alemán.

               Kratzer nació en Landshut (Baviera), el 17 de enero de 1980. Cuenta, por tanto, con 39 años. Estudió Historia del Arte y Filosofía en Munich y Berna, iniciando después estudios de Dirección de Ópera y Actuación en la Academia de Teatro de Baviera August Everding. Su primer gran éxito llegó en 2008, cuando bajo seudónimo ganó dos premios -uno de ellos el primero- en el concurso de directores de escena Ring Award de Graz (Asutria). Su carrera ha estado marcada por la influencia del director de escena Peter Konwitschny. En lo que respecta a Wagner, destacan un provocador Tannhäuser para Bremen en 2011 y unos Maestros y un Ocaso para Karlsruhe (2015 y 2018, ambos nominados al Premio Fausto). Como curiosidad, entre 2014 y 2018 ha producido tres obras de Meyerbeer, inhabituales pero que entrañan complejidad: Los hugonotes (Nuremberg y Niza), El profeta (Karlsruhe) y La africana (Frankfurt).

               En sus acercamientos a Wagner, en cada caso ha desarrollado un trasfondo diferente. Pone como ejemplo su Lohengrin de Weimar, basado en el historial de recepción de la obra y la ubicación del estreno. Cuenta que, cuando se le propuso desde el Festival este Tannhäuser, en un primer momento pensó en rechazarla, pero finalmente encontró argumentos a favor para aceptarla: tiene nueve años más, no cree en el patrón de producción válida y en Bayreuth se representará la versión de Dresde, mientras que en Bremen se utilizó la versión de París. Matiza que las diferencias entre una y otra versión van más allá de lo musicales y alcanzan a lo ideológico. La versión de París está ultimada cuando las aspiraciones políticas de Wagner han fracasado, y eso se traduce en el color orquesta. Wagner no quiere salir del Venusberg cuando realiza la versión de París: La riqueza de color y el refinamiento de la música hacen sentir como una neblina flotante sobre el resto de la pieza. Mientras que en la versión de Dresde realmente sientas que está la voluntad de romper y cambiar.

               La entrevista ahonda en esta cuestión: Quién es Tannhäuser para Tobias Kratzer, el artista por excelencia o el propio Wagner. Responde que, desde el punto de vista del compositor, no era en aquél momento mundialmente conocido y que ni él mismo estaba seguro de si terminaría como revolucionario o como compositor. Sobre qué es el Wartburg, afirma que es relativamente fácil acudir a la postura de arrugar la nariz sobre la sociedad en torno al Wartburg. Para el protagonista es un mundo que tiene su encanto como lugar de anhelo y retiro. Uno debe reconocer lo que hay detrás del Wartburg: una cierta forma de cultura, de orden social, que también ofrece cierta firmeza

               También se le pregunta si es plausible para él los impulsos religiosos del protagonista: su invocación a la Virgen María en el primer acto y su decisión de ir a Roma en el segundo. Considera que el a Roma está más gestado en la mente del protagonista y se puede seguir ese proceso, aunque hay que hacerlo reconocible. Más difícil le parece la primera, siendo necesario encontrar una justificación de cómo salen de él esos pensamientos metafísicos. En todo este camino, Kratzer propone espacios bien diferenciados, intentando llevar al público por un viaje, no sólo por motivos argumentales sino también musicales, afirmando que en ninguna otra pieza de Wagner los mundos musicales divergen tanto como en los trs actos de Tannhäuser.

               En cuanto a cómo se siente trabajando en Bayreuth, alaba las condiciones. En el Festival se dispone de las dos primeras semanas y media para trabajar en el propio escenario del Festspielhaus y con la luz original. Una vez ultimado, queda una semana antes de que lleguen los cantantes. Esto permite que, cuando llegan los cantantes, éstos ya pueden sumergirse en el espacio escénico, lo que es un tremendo activo. En cuanto a la dinámica de ensayos escénicos, opta por ensayos cortos con la presencia continua de los artistas, ensayando la obra cronológicamente.

               Finalmente, alaba el elenco que cantará este Tannhäuser, con un profesional Stephen Gould completamente involucrado y una joven Lise Davidsen. Indica que el elenco fue conformado sobre la base de las sugerencias de Valery Gergiev, Katharina Wagner y él, y no hay ningún cantante con quien no quisiera contar.

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