Segundo acto de Tristán e Isolda en los PROMS de 1954 con John Barbirolli

The Barbirolli Society acaba de publicar un inédito histórico wagneriano: un segundo acto de Tristán e Isolda grabado en los PROMS de 1954 con John Barbirolli dirigiendo a la Orquesta Hallé de Manchester y una pareja protagonista de lujo: Wolfgang Windgassen y Martha Mödl.

SEGUNDO ACTO DE TRISTÁN E ISOLDA

Orquesta Hallé
John Barbirolli
Grabación realizada en los PROMS de Londres
el 26 de agosto de 1954

Tristan: Wolfgang Windgassen
Isolde: Martha Mödl
Brangäne: Constance Shacklock
Melot: George Hancock

Incluye el Preludio y Liebestod dirigidos por
Barbirolli con la Orquesta Filarmónica de Nueva York
en un concierto celebrado en el Carnegie Hall el
20 de noviembre de 1938


Dirección:
Elenco:
Sonido:

La discografía operística de Barbirolli es muy exigua, y de él no disponíamos de ningún registro wagneriano. Tampoco disponíamos de ningún registro publicado de la pareja Windgassen-Mödl cantando Tristán, por lo que esta edición realizada en 2021 tiene especial interés, con una Orquesta Hallé muy disciplinada a las ordenes del que fue su gran valedor. Tiene un inconveniente: un sonido ramplón afectado por una constante fritura.

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Nos encontramos ante una rareza discográfica, por dos razones. La primera es la batuta. El director británico John Barbirolli posee una discografía reputada -Brahms, Mahler, Sibelius, Elgar, Walton, Britten- pero tradicionalmente un tanto fragmentaria, aunque Warner ha publicado en 2020 un mega cofre de más de un centenar de discos donde se ofrece una visión a la altura del director, por lo que este aspecto puede verse corregido. Habitual director del repertorio italiano en el Covent Garden, su Wagner era una incógnita -¿había dirigido Wagner?-. Pues sí, y a un nivel más que interesante. La segunda razón, y ésta será la fundamental para todo wagneriano que se precie, es la pareja protagonista, un binomio Windgassen-Mödl que quedó bien documentado para la Historia como Parsifal y Kundry, pero no tanto en otros títulos wagnerianos. Efectivamente, de la pareja nos han llegado tres registros de Bayreuth con Kna, los correspondientes a 1951 (Membran, Naxos), 1952 (Andrómeda) y 1954 (Archipel) -su nivel de difusión desciende en cada uno de ellos, y el último, salvo error, está descatalogado-; uno menos habitual, cual es el de París de 1954 con Ferdinand Leitner (Hässler), y otro hoy también descatalogado, una toma procedente de una interpretación en versión de concierto que ofreció Eugen Jochum con los conjuntos de la RAI de Roma en 1954, en su día publicado por Living Stage. Ambos coincidieron como Sigfrido y Brunilda en Bayreuth de 1953 a 1956 y en 1958, pero sólo en uno de los ciclos cada año, lo que motiva que el único Anillo completo con la pareja recogido en disco sea el de Joseph Keilberth de 1953 (Pan Classics, Membran), aunque también podemos escucharlos en el segundo ciclo del Ocaso de Keilberth de 1955 en estéreo (Testament) y en un Sigfrido en el Metropolitan en 1957, dirigido por Fritz Stiedry (Walhall) -en el Ocaso tenemos a Margaret Harshaw como Brunilda-. Las combinaciones de Windgassen con Astrid Varnay o con Birgit Nilsson en la Tetralogía son mayores y de mucha mayor difusión. Si vamos a Tristán, la cosa se complica: no existe ninguna grabación completa de la pareja, y todos los Tristanes de Windgassen que se conservan grabados son con la Nilsson, a excepción del postrero de Stuttgart de 1973 con Carlos Kleiber en el podio, donde su partenaire es Catarina Ligendza -otro registro descatalogado, publicado en su día por Golden Melodram-. Sí circulaba por la red previamente una grabación del segundo acto correspondiente a un concierto ofrecido en el Royal Festival Hall de Londres en 1955, con Ferdinand Leitner, pero el aparecido registro de Barbirolli es superior en batuta.

El 26 de agosto de 1954, Barbirolli se presentaba en los Proms londinenses con la Hallé de Manchester, su orquesta. Y la consideramos suya porque fue el auténtico salvador y renovador de la agrupación. En 1942, Barbirolli declinaba renovar su contrato con la Filarmónica de Nueva York, pues para ello era preciso la adquisición de la nacionalidad estadounidense. En aquél momento, la Hallé de Manchester le propuso ser su director titular y él aceptó pese a no ser fácil cometido, pues contaba sólo con treinta músicos titulares, compartiendo buena parte de sus miembros con la Orquesta de la BBC, la cual tenía una proyección y difusión superior. Barbirolli consiguió dotar de personalidad propia a la formación, reclutó nuevos músicos y la impulsó hasta colocarla dentro de las primeras orquesta británicas y con nombre en el panorama europeo. Nos encontramos, por tanto, ante la etapa dorada de la agrupación, un esplendor que perdió tras el fallecimiento del director en 1970 y que no ha recuperado en buena medida hasta los últimos años, con Mark Elder, quien en 2000 tomó las riendas de una formación acuciada por grandes problemas financieros.

La velada presentaba un programa muy ambicioso. Se iniciaba con el Preludio de Tristán para, acto seguido, acometer completo el segundo acto de la obra. En la segunda parte se ofrecían dos obras de Richard Strauss, según relata el librillo que acompaña al disco, si bien no menciona cuales fueron. El concierto fue recogido por los micrófonos de la BBC si bien, por desgracia, no nos ha llegado completo ni tampoco en condiciones sonoras óptimas. Sólo tenemos el segundo acto desde el preludio hasta el final del dúo de los protagonistas, y de ahí pasa directamente a los últimos minutos del acto -desde Wohin nun Tristan scheidet-. Por tanto, sólo escuchamos de Melot la última intervención, interpretado por George Hancock, quien también hizo de Kurwenal, aunque no le escuchamos en el papel de escudero, ni tampoco al Rey Marke, que fue interpretado por Frederick Dalberg. Para completar la duración, se ha optado por incluir el Preludio y Liebestod dirigidos también por Barbirolli pero con la Filarmónica de Nueva York, grabación procedente de un concierto celebrado el 20 de noviembre de 1938 en el Carnegie Hall.

El sonido del concierto de los PROMS es manifiestamente mejorable, pues tiene una constante fritura, variable a lo largo de la toma pero bastante molesta en el preludio y al final del acto -en el Wohin nun Tristan scheidet parece que escuchamos un disco de pizarra girar en el plato-. La cinta original no se ha conservado en buenas condiciones, pues en algunos momentos queda afectado el sonido, que pierde enfoque. En descargo de la edición hay que decir que probablemente se haya evitado un reprocesado más agresivo para no encorsetar el sonido, que suena natural. Así, el disco advierte que esta rara grabación ha sido remasterizada a gran nivel, pero algunos ruidos y distorsiones se encuentran presentes. La toma de Nueva York tiene un sonido más filtrado pero sin soplido alguno, por lo que resulta más agradable de escuchar aun cuando sea bastante más antigua. Por desgracia, tiene también un fallo: el último acorde está cortado.

El disco no acompaña fotografías de la velada, siendo la portada un fotomontaje de los protagonistas del que no se ofrece dato alguno.

John Barbirolli

         La Orquesta Hallé, en principio, no tenía tradición wagneriana, si bien Hans Richter -el director del estreno del Anillo- fue su titular entre 1899 y 1911. Barbirolli, experto entrenador de orquestas, moldeó una agrupación a su estilo, con una cuerda cantabile y una sonoridad redondeada. Nos encontramos ante un Tristán de fraseo cálido, alejado de cataclismos y de sonoridades ácidas o asfixiantes que miran a la Segunda Escuela de Viena, desarrollando una interpretación romántica, con cierta italianidad, tempi ágiles y ardor. Un año antes había dirigido la obra en el Covent Garden. Destaca el largo dúo de los protagonistas precisamente por su fuego frenético, absolutamente modélico pese a que la toma sonora no permita entrar en los minuciosos detalles sonoros de la partitura. Menos interés tiene la primera escena, el dúo entre Isolda y Brangania, un tanto contemplativo y curiosamente falto de esa inquietud de la princesa irlandesa ante la espera de la llegada de su caballero. Falta un punto de desgarro en el apagado de la antorcha (pista 2, 11:31), si bien los compases que preceden al dúo, con una cuerda frenética, son modélicos, desembocando en una entrada de Tristán muy apasionada, a la que sabe corresponder la pareja. Curiosamente, la parte final de la tercera escena pierde un poco por lo contrario: un tempi demasiado ligero, que nos impide paladear del todo las dudas y temores de Tristán al pensar que no volverá a ver a Isolda. Sin embargo, son detalles menores frente a un dúo que se alza imponente en la Historia de la discografía.

La pareja protagonista venía de las funciones de Parsifal en Bayreuth -la última había tenido lugar el día 20-, si bien Windgassen también cantaba en Lohengrin, cuya última función había sido el 22-, y ambos habían coincidido también el 12 y el 14 de agosto en el segundo ciclo del Anillo -Sigfrido y Ocaso-. Es probable que contasen con un solo ensayo para esta función, seguramente el 23 por la tarde, habiendo volado de Munich a Londres en la mañana de aquél día, aunque tampoco habría que descartar una lectura rápida el 24 por la mañana, teniendo en cuenta que ambos eran cantantes infatigables. La soprano de Nuremberg afrontaría a finales de septiembre y principios de octubre la histórica grabación de La Valquiria de Furtwängler con la Filarmónica de Viena, primer paso del ambicioso proyecto de EMI de llevar el Anillo al disco en estudio, truncado por la muerte del director poco después. Por lo que respecta al tenor suabo, es el registro más antiguo que disponemos de su Tristán, pues hasta la fecha, sus dos registros más tempranos eran los procedentes de sendas representaciones en Florencia -con Rodzinsky (Gala)- y Bayreuth -con Sawallisch (Walhall)- de 1957. 

Wolfgang Windgassen y Martha Mödl
en el Anillo de Bayreuth de 1955

            Las dotes de Martha Mödl como Isolda son conocidas gracias a la histórica grabación del Festival de Bayreuth de 1952 con Ramón Vinay y un efervescente Karajan, y probablemente el timbre oscuro de Mödl encaje más con el chileno, de voz baritonal e interpretación sofocada. En el registro que nos ocupa, es puro fuego de aliento trágico, que se contrapone a un Windgassen que es pura elegancia, aunque la compenetración de ambos es imbatible. Afronta los agudos con firmeza, pero con ese punto de vulnerabilidad en la zona alta que hacía tan humanas sus interpretaciones. Exhibe su habitual timbre denso y su emisión un punto entubada que contribuían a crear la Isolda trágica, como la calificó Wieland Wagner.

Wolfgang Windgassen exhibe su habitual elegancia y equilibro canoro, con una emisión diáfana y un registro medio aterciopelado. Su línea de canto es generosa, respetando la medida de las notas -si bien en este caso los tempi de Barbirolli son muy ligeros-. Decimos esto porque es conocido el truco del suavo de acortar imperceptiblemente la medida de las notas en el apoyo de la consonante, un recurso muy efectivo que le valió el apodo de tenor económico y que se hace más patente en sus registros de los años sesenta, cuando ya había pasado su mejor momento.

Constance Shacklock es una solvente Brangania, con unos medios adecuados para la parte. Tanto ella como Dalberg (Rey Marke) cantaron sus roles en las representaciones que el año anterior dirigiera Barbirolli en el Covent Garden.

Intrascendente el Melot de George Hancock, aunque es un detalle nimio dada su brevísima interpretación.

Cambiamos de estilo con el Preludio y Liebestod, una interpretación un punto pausada -a excepción del climax del Liebestod-, paladeada y de tintes contemplativos.

En definitiva, un registro que todo coleccionista wagneriano debería tener. Probablemente, el mejor segundo acto de Tristán en concierto. Un registro que pronto tendrá algo de mítico para los aficionados -para mí ya lo tiene-, equivalente al primer acto de La Valquiria que Kna dirigiera en estudio en 1957 con la Filarmónica de Viena. Además, es probable que la edición sea de escasa tirada, por tratarse de una producción doméstica, alejada de los grandes sellos. Su inconveniente, insistimos, es un sonido deficiente, lo que para alguno podrá resultar un obstáculo importante a la hora de acercarse a él.

Es improbable que aparezca editado algún registro completo de Tristán con la pareja, y esto incluye al Festival de Bayreuth, pues aunque Windgassen asumió allí el rol ininterrumpidamente entre 1957 y 1970, en todas las ocasiones estuvo acompañado por la Nilsson, y Mödl sólo asumiría el rol de Isolda en cartel en las ediciones de 1952 y 1953, con Karajan y Jochum, respectivamente1, acompañada en ambos años por Ramón Vinay. Sin embargo, Windgassen y Mödl sí llegaron a coincidir interpretando a la pareja. En la primavera de 1955, cuando Wieland lleva a Barcelona el Festival, la pareja dio vida a Tristán e Isolda dirigidos por Eugen Jochum -también a Sigmundo y Brunilda en La Valquiria y a Parsifal y Kundry bajo la batuta de Joseph Keilberth-, si bien de este acontecimiento histórico se conserva exclusivamente una grabación privada de La Valquiria -se dice que pertenecía a Martha Mödl-, de muy pobre sonido, registrada probablemente en cinta magnética, editada en 2006 por Walhall y que hoy se encuentra descatalogada. En el escenario del Festspielhaus, la pareja encarnó a los amantes el 22 de agosto de 1962, cuando la cantante de Nuremberg hubo de reemplazar a la Nilsson por una indisposición, si bien es improbable que esta representación fuera recogida por la Radio de Baviera, y para la fecha ya había pasado el mejor momento vocal de Mödl.

Por desgracia, la Isolda de Mödl sólo es posible escucharla completa en la histórica grabación de Bayreuth, ya aludida, pues el otro registro existente, el de Ferdinand Leitner en concierto con la Orquesta del Concertgebouw (1959), editado en su día por Ponto, hoy se encuentra descatalogado y tiene bastante menos interés, por batuta y por coincidir de nuevo con Ramón Vinay como Tristán -ambos más maduros y probablemente menos cómodos con la tesitura- y también con Ira Malaniuk como Brangania. Entre tanto, debemos conformarnos con este segundo acto, que no es poco dada la altura artística de batuta y cantantes.

AGOSTO DE 2021.

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1 En 1953 sólo asumió dos funciones. En las restantes cantó Astrid Varnay, de quien tenemos registro no oficial publicado por Andrómeda.

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