LA VALQUIRIA / FESTIVAL DE BAYREUTH 2021

LA VALQUIRIA / Festival de Bayreuth, 29 de julio de 2021, 16 horas
Otras representaciones: 3 y 19 de agosto
Perfomance a cargo de Hermann Nitsch / Iluminación: Peter Younes.
Dirección musical de Pietari Inkinen
Reparto: Klaus Florian Vogt (Siegmund), Dmitry Belosselskiy (Hunding), Tomasz Konieczny (Wotan), Lise Davidsen (Sieglinde), Iréne Theorin (Brünnhilde), Christa Mayer (Fricka), Kelly God (Gerhilde), Brit-Tone Müllertz (Ortlinde), Stephanie Houtzeel (Waltraute), Christa Mayer (Schwertleite), Daniela Köhler (Helmwige), Nana Dzidziguri (Siegrune), Marie Henriette Reinhold (Grimgerde), Simone Schröder (Rossweisse).
Minutación: Acto I: 65'14 / Acto II: 95'11 / Acto III: 74'02 / Total: 234'27 (3 horas 54 min)
Todas las imágenes de este artículo son propiedad dwwwel Festival de Bayreuth (www.bayreuther-festspiele.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
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Unos pintan más que otros

            Cerramos el primer ciclo de representaciones ordinarias con esta atípica Valquiria, la segunda separada de la Tetralogía que ofrece el Festival en su Historia. Si en 2018 el certamen concedió a Plácido Domingo un privilegio sin precedentes ofreciéndole dirigir tres funciones de la jornada más popular del Anillo separadas del ciclo y con el montaje de Frank Castorf, en 2021 las razones han sido muy diferentes. La crisis sanitaria obligó a cancelar la edición de 2020 un 31 de marzo, con los ensayos sin comenzar. Una vez planteada la posibilidad de celebrar el Festival este año, se pensó que lo más conveniente era estrenar la producción inicialmente prevista para 2021, el Holandés, retrasando un año más el estreno del Anillo, pues de esta forma se descolocaba lo menos posible la dinámica del certamen y se permitía al amplio elenco de cantantes organizar sus agendas para los ensayos. No obstante, la organización fue consciente del largo periodo sin Anillo que está viviendo el Festival, el más largo de su Historia, pues se representó completo por última vez en 2017, por lo que se planteó la opción inicial de interpretar La Valquiria en versión de concierto así como algo del resto del Anillo. En diciembre pasado, Katharina Wagner aludió a tres funciones del título con la colaboración de un artista de perfomance muy conocido, quien a la postre resultó ser Hermann Nitsch, uno de los principales nombres del accionismo vienés. La opción de escoger La Valquiria probablemente haya sido debido a las facilidades que planteaba en cuanto a elenco, pues de los seis cantantes principales inicialmente previstos, cinco ya cantaban en otros títulos -la excepción era Petra Lang (Brunilda)-, mientras que el resto de obras implicaban traer a Bayreuth a cantantes que participaban exclusivamente en la Tetralogía. Esta opción, finalmente, ha permitido a Pietari Inkinen exponer parte de su trabajo al frente del Anillo. No así a Valentin Schwarz, responsable del montaje, quien ha preferido ofrecer su trabajo una vez se represente completa la obra, razón por la cual se ha contado con Nitsch. Desde la Radio de Baviera, Anna Greiter ha sido la encargada de la retransmisión.

             En cuanto al elenco, inicialmente se anunciaron dos cambios respecto al previsto para el no celebrado Festival de 2020: Georg Zeppenfeld (Hunding) y Petra Lang (Brunilda) fueron sustituidos por Dmitry Belosselskiy e Iréne Theorin, respectivamente, pues ambos pasaron a asumir Gurnemanz y Kundry en el Parsifal en versión de concierto a cargo de Christian Thielemann, una idea anunciada después. Ha habido un tercer cambio de último momento, cual es que Günther Groissböck no cantaría el rol de Wotan. Groissböck ya llevaba anunciado en el que sería su debut en el rol desde años atrás, pero el pasado día 25 el Festival emitió un comunicado en el cual se hacía eco de la intención del artista de no llevar por el momento el rol a escena debido a que la bajada de actividad debida a la pandemia no le hacía estar en las condiciones vocales que él deseaba, por lo que ha sido sustituido por el barítono polaco Tomas Konieczny. Groissböck, no obstante, ha cantado en el Festival con su buen nivel habitual el resto de roles que tenía encomendados: el Sereno en Maestros y el Landgrave en Tannhäuser -y tiene previsto ser Titurel en Parsifal-, pero todos ellos son roles para bajo, y probablemente no se haya visto seguro en el registro agudo de bajo-barítono que demanda Wotan. Sí cantará los adioses en el concierto que dirigirá Andris Nelsons el 25 de agosto, un fragmento que ya ha interpretado con éxito en recital.

Inicio de la obra
               Tenía serias dudas con el trabajo de Hermann Nitsch, muy engarzado con el ritualismo, llegando incluso a apuntar que podíamos estar ante una situación parecida a la que se produjo en 2004 con el polémico Parsifal de Christoph Schlingensief. Afortunadamente, no ha sido así. Como él mismo declaró a la prensa, no se trata de una producción en el sentido clásico del término, sino más bien de un acompañamiento visual a una interpretación  semiescenificada, donde todo el elenco ocupa la línea delantera del teatro ataviado con túnicas negras, mientras que detrás hay un sistema de tres paneles blancos sobre un fondo negro en el que se irán pintando diferentes gamas cromáticas dependiendo de la acción -tonos verdes y azulados para los amantes en el primer acto y rojos para Brunilda al final de la obra-. De hecho, Nitsch ha explicado que su propuesta tiene algo de sinestésico, queriendo trasladar al color lo que le transmite la música. En general ha cumplido su cometido, con cierta vistosidad, ha supuesto una novedad para el certamen y no ha despertado las iras del público.

                En lo estrictamente musical el nivel ha sido desigual. Decepcionante Pietari Inkinen, con una dirección a la que le falta unidad de concepto, brillo, dinámicas y mayor control de los planos sonoros en esa rica pero complicada acústica que tiene el Festspielhaus, y cuya labor se ha saldado con abucheos. En cuanto al reparto, prácticamente todo el elenco es habitual en el repertorio wagneriano y en el Festival en particular, por lo que era fácil suponer sus ventajas y sus debilidades. Se exceptúa el debutante Dmitry Belosselskiy, habitual en el repertorio italiano, y que ha supuesto toda una revelación como un magnífico Hunding con voz de verdadero bajo negro.

Pietari Inkinen
               La elección de Pietari Inkinen al frente de la Tetralogía hay que ponerla en su contexto. El Anillo que debía subir a escena en 2020 estaba encomendado desde 2013 a Andris Nelsons, quien abandonó Bayreuth en 2016 durante los ensayos de Parsifal por una supuesta ingerencia de Christian Thielemann en su trabajo, por lo que se dio por supuesto que el director letón rompía con el Festival y pasó a rumorearse que Christian Thielemann se pondría al frente de esta Tetralogía. A finales de julio de 2017, distintos medios alemanes pasaron a hablar por partes iguales de Andris Nelsons y de Daniele Gatti, hasta que un medio italiano llegó a contar que el contrato con Gatti ya estaba firmado. En agosto de 2018 el director italiano fue depuesto de su titularidad en el Concergebouw de Amsterdam por un supuesto caso de abusos sexuales, aunque algún medio mantuvo que, no habiendo acusación formal contra él, se mantenían los compromisos futuros, incluyendo el Anillo de Bayreuth. Entre tanto, Andris Nelsons declaró en una entrevista que se sentiría muy cómodo regresando a Bayreuth, por lo que de nuevo surgió la duda de cual de los dos directores sería finalmente el elegido. Para complicar más las cosas, el crítico berlinés Anton Schlatz publicó en marzo de 2019 que Riccardo Mutti sería el elegido para este Anillo para, finalmente, en la conferencia de prensa convocada por el Festival la víspera del inicio de la edición de 2019, anunciar a Inkinen como un joven valor.

               Los tempi de Inkinen supone un regreso al sosiego después de que los últimos que han dirigido la Tetralogía en Bayreuth emplearan tempi más ligeros -estándares tendiendo hacia lo ligero Christian Thielemann (2006-10), netamente ligeros Kirill Petrenko (2013-15) y ligerísimos Marek Janowski (2016-17)-. Se exceptúa de esta norma Plácido Domingo, quien dirigió en 2018 una Valquiria tan reposada como desarticulada, aunque un poco más rápida que la que nos ocupa -3 horas y 48 minutos frente a 3 horas y 54 minutos-. A Inkinen le dura la obra lo mismo que a Adam Fischer en 2004, aunque el director húngaro invirtió un minuto más en los dos primeros actos y dos minutos menos en el tercero, diferencias anecdóticas. Nótese que de la interpretación de Janowski en 2017 a la de Inkinen hay nada menos que 27 minutos de diferencia.

             Ya en la sección central del preludio percibimos algo que sucederá en otros momentos -así, en el final de acto-, cual es un cierto apelmazamiento de planos sonoros. En general, casi todo el primer acto, hasta llegar al Wintersturne, tiene mucho de rutina, con una orquesta de sonoridad mate, mejorando algo hacia el final de acto. Probablemente lo más logrado sea el segundo acto, con un acompañamiento de toda la primera parte bastante competente. Correcto el tercer acto, sin nada especialmente reseñable.

               Del elenco de esta Valquiria se han venido escuchando algunos juicios previos. Los más habituales eran la inadecuación de Vogt como Sigmundo y la alegría que despertaba la sustitución de Petra Lang por Iréne Theorin como Brunilda. Vamos a ver qué ha habido de adecuado en estas afirmaciones.

Sigmundo (Vogt) y Sieglinde (Davidsen)
               Klaus Florian Vogt tiene una voz de lírico puro, pero su instrumento más bien entra dentro de lo inclasificable, pues es bien conocido que un lírico tiene normalmente un volumen limitado y una resistencia más propia de óperas de poco más de dos horas -lo que dura una obra de Mozart, Rossini, Donizetti, Bellini, etc...-. La voz de Vogt tiene una enorme proyección, resonando sin dificultad alguna por encima de la orquesta wagneriana y sin mostrar nunca signos de fatiga. A ello se le suman cualidades técnicas envidiables, como el absoluto control de la respiración -su fiato es envidiable-, una línea de canto verdaderamente cuidada y un acomodo magnífico en toda la tesitura, sin perceptible zona de pasaje. A día de hoy, Vogt es Lohengrin y Walther, por falta de otros tenores a su nivel, teniendo en cuenta que otros posibles competidores, como son Piotr Beczala, no ha cantado Walther, y que Jonas Kaufmann canta Wagner muy esporádicamente -aunque cuando lo hace salga en la prensa de medio mundo y parezca que es un tenor de habitual repertorio wagneriano-. Ya hace muchos años que Vogt viene cantando Sigmundo -debutó el rol en Karlsruhe en 2005-, también tiene Tannhäuser en repertorio, r
ol que debutó en Munich en 2017, y estas aventuras con papeles pesados no le han pasado factura alguna. Cuestión distinta es que su timbre blanquecino, más blanco aún que el de muchos líricos, no se acomode a los prototipos de estos roles, pero no se puede negar que está cómodo con ellos. En su interpretación hay cierta incisividad cuando se requiere -dentro de sus ademanes-, procurando evitar esa emisión blanda un tanto dulzona con que afronta Lohengrin y Walther, aunque en algunos momentos sale a relucir un punto -así, en el relato del primer acto, nostálgico-. El Wintersturne es exquisito y se muestra muy sereno en el segundo acto.

               El por qué Vogt canta Sigmundo en Bayreuth tiene una doble explicación. Una, la fundamental, como premio de fidelidad a la casa, pues lleva cantando ininterrumpidamente desde 2007 con una implicación absoluta con el Festival. Otra, un hecho incontestable: Bayreuth no tiene, a día de hoy un Sigmundo oficial ni en general tenores de nivel intermedio. Me explicaré. Podemos clasificar los roles protagónicos de Wagner en tres categorías: líricos -Erik, Lohengrin y Walther-, dramáticos -Tristán, Tannhäuser y Sigfrido- e intermedios -Parsifal y Sigmundo-. Si a principios de siglo Robert Dean Smith cumplía este cometido junto con Endrik Wottrich y luego pasó a Johan Botha, con el fallecimiento de este último, Bayreuth ha cubierto los roles de Sigmundo y Parsifal tirando bien de voces más bien líricas -Christopher Ventris- o dramáticas -Andreas Schager y Stephen Gould-.

Lise Davidsen (Sieglinde)
               Lise Davidsen es una excelente Sieglinde, en la línea de una lírico-dramática, con centro 
ancho y agudo sólido, instrumento rico en armónicos, interpretación sensible y dramáticamente atenta que nunca compromete la línea de canto y con absoluto dominio del rol.

                Junto a Davidsen, también deslumbra Dmitry Belosselskiy como Hunding. El bajo ruso ha venido desarrollando una carrera centrada en Verdi -Felipe II en Don Carlo, Walter en Luisa Miller, Ramfis en Aída- y más recientemente se ha sumado al repertorio wagneriano en lo que a mi ver ha sido una excelente elección. Belosselskiy tiene un instrumento de bajo negro de voz enorme, riquísima en el grave y sin problemas en el agudo, desarrollando una interpretación temible de Hunding, con tintes fafnerianos. Se trata sin lugar a dudas del Hunding más oscuro que ha oído Bayreuth desde la magnifica encarnación que Matthias Hölle realizó en los años ochenta y noventa, si bien Hölle tenía una voz más rica en armónicos, por lo que su Hunding era un punto más noble y menos temible. El bajo ruso ya ha sido Fafner en el Metropolitan en 2019 con Philippe Jordan, y hará Fafner, Hunding y Hagen el año que viene en el Anillo de la Staatsoper de Viena con Axel Kober, por lo que Bayreuth debería tomar buena nota e incorporarle para el año que viene.

                El Wotan de Tomasz Konieczny es solvente, con una voz no especialmente grande pero que sabe manejar con inteligencia -recurriendo a veces a la gola, por lo que la voz clarea cuando no hace uso de este recurso- y que está cómoda en los extremos -un poco forzada su frase final-. Su instrumento es más bien seco, recordando en algunos momentos a Donald McIntyre, con una emisión no totalmente limpia. La caracterización es un punto oscura, falta de nobleza, pero su prestación es efectiva en conjunto. En el monólogo del segundo acto hay algo de la desesperación de Telramund en el segundo acto de Lohengrin, papel que ha cantado en el Festival en 2018 y 2019.

Brunilda (Theorin)
               Iréne Theorin regresa a Bayreuth nueve años después de su Isolda, con 58 años. 
Desgraciadamente ha sido, con diferencia, lo más flojo de todo el elenco, evidenciando una serie de problemas de base que lastran su interpretación. La cantante tiene metal, con un agudo poderoso en forte -con afinación dudosa por momentos-, pero la emisión resulta entubada, hay excesivo vibrato en algunos momentos -bien por dificultades de proyección en el grave, bien en los pasajes más complejos del rol-, la voz carece de proyección en piano y la medida es laxa por momentos. Funciona bien a lo largo de todo el dúo con Wotan, pero ya en el anuncio de la muerte a Sigmundo el vibrato es difícilmente soportable, algo que se repite en el tercer acto. La presencia de Petra Lang en el elenco inicial de esta Valquiria obedecía más bien a un premio de fidelidad a la casa y, al pasar a cantar Parsifal con Thielemann, fue reemplazada por Iréne Theorin, quien, en principio, cantará el año que viene el rol tanto en Valquiria como en el Ocaso. Creo que el Festival, una vez descartada Christine Goerke para toda la Tetralogía, tenía que haber optado de nuevo por Catherine Foster, quien entre 2013 y 2018 fue una notable Brunilda, si bien la soprano ya tenía concertado en junio y julio sendos Anillos en Budapest y en Wiesbaden, motivo que puede haber sido determinante.

               Christa Mayer hace una solidísima Fricka, inflexible, de sonoridades plateadas y un vibrato nervioso en el agudo que añade excitabilidad a la interpretación. Su timbre es un punto matronil, algo que puede no ser del gusto de todos.

              Correcto el octeto de valquirias. Entre ellas está la veterana Simone Schröder como Rossweisse, repite Christa Mayer como Schwertleite y Daniela Köhler (Helmwige) será el año que viene Brunilda en Sigfrido.

              En definitiva, un tanteo al Anillo del próximo año del que el Festival debe tomar nota. Confiemos en que Inkinen pueda ir adquiriendo un mayor conocimiento de la partitura, que no se pierda la oportunidad de contar con Belosselskiy y que se opte por otra Brunilda.

Grabación digital procedente de la Radio de Baviera.
Se incluyen alocuciones iniciales y finales de la locutora de la Radio de Baviera.

1 DE AGOSTO DE 2021.

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