Otras representaciones: 13 y 28 de agosto.
Nueva producción de Valentin Schwarz / Decorados: Andrea Cozzi. Vestuario: Andy Besuch. Dramaturgia: Konrad Kuhn. Iluminación: Reinhard Traub.
Dirección musical de Cornelius Meister
Reparto: Andreas Schager (Sigfrido), Arnold Bezuyen (Mime), Tomasz Konieczny (Viandante), Olafur Sigurdarson (Alberich), Wilhelm Schwinghammer (Fafner), Okka von der Damerau (Erda), Daniela Köhler (Brunilda), Alexandra Steiner (pájaro del bosque).
Reparto: Andreas Schager (Sigfrido), Arnold Bezuyen (Mime), Tomasz Konieczny (Viandante), Olafur Sigurdarson (Alberich), Wilhelm Schwinghammer (Fafner), Okka von der Damerau (Erda), Daniela Köhler (Brunilda), Alexandra Steiner (pájaro del bosque).
Minutación: Acto I: 78'30 / Acto II: 71'36 / Acto III: 81'24 / Total: 231'30 (3 horas 51 min)
Todas las imágenes de este artículo son propiedad del Festival de Bayreuth (www.bayreuther-festspiele.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
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Fiesta de cumpleaños
Proseguimos con la nueva producción del Anillo. Normalmente, el fiel de la balanza de una Tetralogía está en Sigfrido. El Oro es una obra coral con un trabajo de conjunto. El protagonismo en La Valquiria va de los welsungos en el primer acto a Wotan y Brunilda en el tercero. Y Sigfrido ya exige un compromiso vocal directo al protagonista, a Mime y al Viandante. En nuestros días, la mayoría de las Tetralogías fracasan por los puntos débiles puestos de manifiesto en Sigfrido y en el Ocaso. En este caso, tras una Valquiria irregular, Sigfrido eleva el nivel tanto por una batuta mucho más rotunda como por un elenco sólido en los papeles principales y algo más variable en los secundarios. Por encima de todos han sobresalido Arnold Bezuyen como un Mime de voz bien timbrada y dramáticamente atento, y Okka von der Damerau como una serena Erda, dos creaciones a considerar. Tomasz Konieczny ha ofrecido un notable Viandante, sacándose la espina de su intervención en La Valquiria. Andreas Schager ha sido un notable Sigfrido de sonoridades juveniles, como también la Brunilda de Daniela Köhler, de voz fresca y juvenil, más lírica que dramática pero efectiva en todo caso. Alexandra Steiner es un correcto pájaro del bosque, aunque Bayreuth ha tenido voces de mayor nivel para la parte y sin recurrir a los años dorados del canto sino en ediciones anteriores. En el debe, el Fafner de Wilhelm Schwinghammer, pobre en el grave y con un fraseo rudimentario; y sobre todo, el Alberich de Olafur Sigurdaron, liviano y descolorido en el registro agudo.
Valentin Schwarz sigue con su trama meta-argumental que no ha convencido al respetable. En este caso, en el primer acto vemos como Mime prepara el cumpleaños de Sigfrido, pero el protagonista no está contento y padre e hijo adoptivo discuten con dos amigos delante y todo. De hecho, en este montaje el protagonista no parece caer simpático, como ya ocurriera en la anterior producción debida a Frank Castorf. Volvemos a ver a Sigfrido con vestimenta de corte militar -aquí un chaleco-, y con una actitud violenta: Fafner muere de un infarto y es apuñado y asfixiado por el protagonista para estar seguro de que lo ha matado -en el montaje de Castorf, Fafner era una suerte de proxeneta que moría abatido por disparos de rifle-. ¿De dónde surge esa manía que han cogido últimamente los directores de escena de dar a Sigfrido la imagen de un psicóptata? En el segundo acto también aparece Hagen más joven, una idea desafortunada que ya utilizó Jürgen Flimm en su montaje (2000-04). Pero aquí no acaban los despropósitos: Grane, el caballo de Brunilda, es una persona, su pareja, por lo que Schwarz propone un triángulo amoroso para la recta final de la obra. La valquiria exhibe además una pistola, por lo que parece que el arma de fuego está a la orden del día en la propuesta de Schwarz.
Cornelius Meister se crece en Sigfrido con una dirección de trazo suntuoso, con una presencia más destaca del metal y vivo pulso dramático, que contrasta con la comedida percusión encomendada a los yunques que se escucha en el primer acto -en la parte final del preludio y en la forja-. Es como si el director fuese tomándole la medida al foso del Festspielhaus. El torneo del saber, la fragua y la forja resuenan vibrantes, y se muestra muy apasionado desde el despertar de Brunilda al final, ofreciendo algunos rallentandi arriesgados, haciendo ver que sabe manejarse en el complejo foso del Festspielhaus. De hecho, sobresale el tercer acto por una dirección un punto más pausada y recreada. Teniendo en cuenta su incorporación con los ensayos ya iniciados, demuestra tener cosas que decir y sería justo concederle la oportunidad de trabajar a tiempo completo con esta Tetralogía, pues puede depararnos agradabilísimas sorpresas.
Sigfrido (Schager) y Schwinghammer (Fafner). |
Arnold Bezuyen
realiza una magnífica interpretación de Mime, con una voz potente, bien timbrada, ágil y sin perder de vista la línea de canto. No entiendo algunas críticas aparecidas en la prensa, que hablan de problemas vocales o de interpretación forzada cuando estamos en Bayreuth la mejor interpretación desde la que realizara Gerhard Siegel con Thielemann.
Mime (Bezuyen) en el segundo acto, preparando la fiesta de cumpleaños de Sigfrido. El atuendo parece el de Mickey en El aprendiz de brujo de Fantasía |
Tomasz Konieczny compone un notable Viandante, con una anchura suficiente y timbre denso y rico en armónicos. Exhibió una línea de canto noble, con variedad de dinámicas manejadas con naturalidad, destacando el torneo del saber del primer acto.
El Viandante (Konieczny) en el primer acto |
El Fafner de Wilhelm Schwinghammer es escaso de graves, lo que da lugar a vibrato y a una afinación dudosa. El fraseo es rudimentario.
Muy bien la Erda de Okka von der Damerau, conjugando medios adecuados con un fraseo sereno.
Ya en el reparto original de 2020 se preveía que Daniela Köhler se hiciera cargo de la parte de Brunilda en Sigfrido, la más breve y también la de tesitura más escarpada, quebradero para muchas sopranos dramáticas que no cuentan con un agudo sólido. Era un poco escéptico con la elección, pero he de que reconocer que ha funcionado. El instrumento tiene resonancias más próximas a la de una lírica, aunque tiene empaque y mordiente, con un agudo que si no es campaneante sí que es suficiente, timbre juvenil y emisión fresca y directa, siendo su prestación superior a la de Iréne Theorin tanto por timbre como por emisión. Por voz y maneras me recuerda a Hildegard Behrens en su primera etapa como soprano dramática, la mejor, la de principios de los años ochenta -el Anillo de Solti en el Festival de Bayreuth de 1983, por ejemplo-. El problema es que Köhler sólo tiene en repertorio, por el momento, la Brunilda de Sigfrido. Dado el erial vocal general que padecemos para estos papeles, probablemente se colocaría entre una de las opciones a considerar si preparase las otras dos partes.
Alexandra Steiner es una de las habituales secundarias de Bayreuth de los últimos años, habiendo sido Woglinde en el Anillo de Janowski y el primer escudero y una de las muchachas-flor en el último Parsifal. No es una voz que me guste, pues el timbre es afilado y metálico, y no termine de tener un total control sobre el registro agudo, sonando un punto chillona.
En definitiva, un Sigfrido disfrutable por batuta y las principales voces, con un pájaro del bosque mejorable pero no determinante y con un Alberich y un Fafner que urgen sustitución. En todo caso, en conjunto estamos ante lo mejor, hasta el momento, de este Anillo.
Grabación digital procedente de la WDR (Radio del Oeste de Alemania, Colonia) en HD, en formato .mp3 a 256 kbps.
Se incluyen las alocuciones iniciales y finales de la locutora de la Radio de Baviera.
6 DE AGOSTO DE 2022.
Excelente trabajo. Muchas gracias y mi admiración. Todos los años te sigo.
ResponderEliminarGracias a ti por seguirlo. Aún me falta de publicar la crónica del Ocaso y de las otras funciones, según las vayan retransmitiendo.
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