El Parsifal de Philippe Jordan en Viena (2021)

El sello Sony acaba de sacar al mercado un Parsifal con Philippe Jordan al frente de los conjuntos de la Staatsoper de Viena, de la que es titular, y un reparto encabezado por los mediáticos Jonas Kaufmann, Elīna Garanča  y Ludovic Tézier. Gurnemanz es el experto Georg Zeppenfeld.

PARSIFAL

Staatsoper de Viena, 8 y 11 de abril de 2021
Philippe Jordan

Amfortas: Ludovic Tézier
Titutel: Stefan Cerny
Gurnemanz: Georg Zeppenfeld
Parsifal: Jonas Kaufmann
Klingsor: Wolfgang Koch
Kundry: Elīna Garanča
1. Gralsritter: Carlos Osuna
2. Gralsritter: Erik van Heyningen
1. Knappe: Patricia Nolz
2. Knappe: Stephanie Maitland
3. Knappe: Daniel Jenz
4. Knappe: Angelo Pollak
Klingsors Zaubermädchen: Ileana Tonca
Klingsors Zaubermädchen: Anna Nekhames
Klingsors Zaubermädchen: Aurora Marthens
Klingsors Zaubermädchen: Slávka Zámečníková
Klingsors Zaubermädchen: Joanna Kedzior
Klingsors Zaubermädchen: Isabel Signoret
Altsolo: Elīna Garanča

Dirección:
Elenco:
Sonido:


Hablemos claro: si bien se agradece la labor de Sony de sacar al mercado un Parsifal flamantemente editado, con completo librillo con comentarios de la producción, libreto en alemán, inglés y francés y fotografías en color, nos da la sensación de que ha primado el componente promocional por encima del puramente artístico. No es este un Parsifal a considerar, por mucho que tenga grandes voces de nuestros días y una de las batutas más importantes a nivel mundial.

Si el verano pasado el sello Hänssler sacaba al mercado de forma oficial el Parsifal de Kna que restaba de toda su serie en Bayreuth, el de 1955, marzo de 2024 nos ha traído este registro procedente del ensayo general y el estreno de la producción debida a Kirill Serebrennikov para la Staatsoper de Viena, los días 8 y 11 de abril de 2021. La toma sonora aparece atribuida a Unitel y la ORF.

El reparto, mediático, incluye los debuts de Elīna Garanča y Ludovic Tézier en sus respectivos roles y la aparición de Jonas Kaufmann como protagonista en un periodo de frecuentes cancelaciones aquí y allá. Georg Zeppenfeld, Gurnemanz por excelencia en nuestros días, cantaba el rol por primera vez en la Staatsoper, al igual que Wolfgang Koch, habitual en Klingsor.

El ruso Kirill Serebrennikov, físico de formación y autodidacta en la dirección escénica, fundando el proyecto de teatro experimental Plataforma en Moscú en 2011. Tenía 51 años al tiempo del estreno y saltó a Europa hace pocos años, con Salomé en Stuttgart y El barbero de Sevilla en la Komische Oper de Berlín. Con este Parsifal se ha producido su debut en la Staatsoper de Viena. Su propuesta es la enésima vuelta de tuerca que pretende descontextualizar Parsifal no ya de sus coordenadas histórico-temporales, sino directamente de su concepto de Festival Escénico Sacro, ubicándola en un gulag: los caballeros del Grial se encuentran prisioneros y se reúnen en torno a su jefe Amfortas, que además de estar detenido desea morir. Kundry es una especie de reportera, Klingsor es su jefe, una suerte de magnate de los medios de comunicación, mientras que Parsifal es un educador que pretende reintegrar a los miembros de esta comunidad en colaboración con Gurnemanz, el encargado del orden. La obra está narrada en los dos primeros actos desde los recuerdos pasados del protagonista, que se pasea por la escena sin interactuar, pues  escénicamente aparece desdoblado en un actor joven.

Primer acto en la propuesta de Serebrennikov

No sé si es debido a la pandemia, a la extraña producción o a ambas cosas, pero Philippe Jordan desarrolla una lectura anodina y decepcionante, incomprensible teniendo en cuenta sus cualidades musicales. Basta comparar su trabajo aquí con el ofrecido en sus Maestros en Bayreuth (2017, DG) o su Parsifal en el Festival de 2012 en la histórica producción de Stefan Herheim, que no pudo salir al mercado por un problema legal que no llegó a trascender, pero cuyo vídeo circula por la red gracias a que fue emitido por la cadena franco-alemana Arte.

Tras un preludio suave, a tempi intermedios, se desarrolla una lectura del primer acto fluida y ligera como agua, desarticulada, blanda -nótese la orquesta carente de tensión tras la orden de Titurel de descubrir el Grial (CD2, pista 3, 2:30)-, carente de religiosidad y misticismo, desarrollada en 100 minutos, próxima a los tempi de Boulez, que no consigue la luminosidad de éste más allá de la Verwandlung -con unas campanas resonantes en una atmósfera amplia-, ni tampoco el dramatismo de lecturas tendentes de la desacralización, como Barenboim. Tras la consagración (CD2, pista 5), la batuta se impregna de cierta atmósfera de religiosidad dulce más atractiva. Final de sonoridades dúctiles muy bellas, fundiéndose las campanas con las maderas.

El segundo acto se inicia con un solvente preludio, más elegante que cataclísmico, pero que en todo caso tiene cuerpo y garra. Correcta escena de Klingsor y Kundry y una entrada de las muchachas-flor con impulso. Pulcra escena de las muchachas-flor, un punto afrancesada pero sin prestar tampoco especial atención al color. El dúo de los protagonistas carece de progresión y resulta una pulcra sucesión de notas. Tampoco el final de acto consigue emocionarnos.

El preludio del tercer acto se presenta en una lectura de aristas redondeadas, carente del pathos de las grandes lecturas pero disfrutable en su suavidad. Existe cierta atmósfera en la entrada del protagonista (CD4, pista 4). Los encantamientos de Viernes Santo, bien delineados, se pasan en un suspiro, como si se pretendiera ante todo realizar una lectura objetiva, sin recrearse en las posibilidades de esta música. Imponentes las campanas del interludio, como sucediera en el primer acto. Lo más destacado es la escena final, con atractivos detalles de color acompañando a Parsifal (en CD4, pista 12, 1:44 a 2:31, trémolo en violines, cellos, oboe, trompa...) y en el pasaje orquestal previo a la entrada del coro, con unas arpas muy nítidas (5:00). La obra finaliza con solvencia. A título de curiosidad, estamos ante el único caso en que un padre y un hijo han grabado la misma obra: Armin Jordan hizo lo propio en estudio en 1981, con la Orquesta Filarmónica de Montecarlo y el Coro Filarmónico de Praga, en una grabación que habitualmente pasa desapercibida y que hoy puede encontrarse en el sello Erato.

Kaufmann y Tézier como Parsifal y Gurnemanz
        Jonas Kaufmann a sus 51 años encarna un Parsifal maduro, de voz oscura y baritonal que recuerda a la de Ramón Vinay, pero sin esa sonoridad sofocada que era característica del chileno. Se muestra sereno, suave en las dinámicas y con un fraseo que procura ser redondo. Otoñal en el tercer acto. La tesitura eminentemente central del rol le beneficia y sólo en la escena final aparece algo apurado en el agudo. Es su segundo registro después del estelar de Gatti en el Metropolitan en vídeo -con Pape, Dalayman y Mattei- (2013, Sony -la producción ya es otra cosa-), y la evolución del instrumento y su acercamiento al personaje es interesante: la voz aquí es un punto más mate pero más oscura, mientras que en aquél la voz tiene un punto más de brillantez y su encarnación es más impetuosa. Acercamientos, por tanto, complementarios. Personalmente este que comentamos me convence mucho aun cuando su encarnación sea más de oratorio y que la dirección aséptica y lineal de Gatti no le beneficie en el Amfortas! Die wunde!, que queda como una pataleta.

Georg Zeppenfeld es el Gurnemanz de nuestros días. Su timbre cálido y noble y su fraseo redondeado le permiten ser un cronista de calidad. Es este su segundo registro tras el procedente del Festival de Bayreuth de 2016 con Haenchen (DG), y sale poco antes de la prevista publicación del de Heras-Casado del pasado año también en Bayreuth. Si en el de Haenchen realiza una emotiva encarnación del caballero, de tintes suaves, aquí también está presente esa suavidad, pero por momentos se le nota con cierto automatismo, desentendido del drama -nótese su descubrimiento de Kundry al comienzo del tercer acto-.

        Elīna Garanča
 es una Kundry con personalidad, persuasiva y con atención al texto y a lasdinámicas. Vocalmente se estaba haciendo a la tesitura -no podemos olvidar que es su debut en el rol-, y en este sentido 
su debut en Bayreuth dos años después evidenció un dominio superior. Su llamada a Parsifal en el segundo acto presenta un vibrato acusado (CD3, pista 9). En toda su intervención larga posterior (pista 10) el agudo es inestable, sin descalabros pero  perceptible, y donde se mueve con cuidado. A partir de Grausamer! (pista 13) se muestra más atrevida, pero con el instrumento forzado en el forte. En particular, el und... lachte! suena gritado (4:03) -al que sigue por cierto una pausa de Jordan de nada menos que diecinueve segundos, si ya los trece de Thielemann parecían una eternidad, aquí, con menos intensidad dramática en la batuta, parece que hay que cambiar de disco-.

Garanca y Koch como Kundry y Klingsor
        Notable Amfortas de Ludovic Tézier en lo vocal, que recuerda en fraseo y maneras a Falk Struckmann -sin la anchura de voz de éste y tampoco sin su característico vibrato-. La lectura fluida de Jordan le beneficia en su intervención en la Sala del Grial en el primer acto, donde se muestra cantábile pero donde también la falta de garra en la batuta repercute en una interpretación que podría ser más intensa. En el monólogo del tercer acto, aun cuando la batuta está más centrada, falta peso dramático, con un discurso más bien lineal, que toma el vuelo ya muy al final, cuando los caballeros le obligan a oficiar (CD4, pista 12).

El Titurel del austríaco Stefan Cerny, habitual de la casa y de la Volksoper en todo tipo de roles, pero con cierta habitualidad en los mozartianos, presenta una voz corta de volumen y grave, alejada de la tesitura de bajo profundo que demanda la breve parte, siendo con diferencia lo más flojo del elenco.

Competente Wolfgang Koch como Klingsor, con voz grande y de resonancias maduras -55 años tenía al tiempo de esta grabación-, con esa emisión un punto basta que siempre le ha caracterizado pero que en este rol no resulta problemática.

Competentes secundarios, al nivel que se espera de la Staatsoper de Viena. El solo de Elīna Garanča es una curiosidad que nos recuerda a la ejecución de esta breve parte por Martha Mödl en algunos de los Parsifales de Kna del Bayreuth de los años cincuenta. Muy bien el coro 

Zeppenfeld como Gurnemanz en el primer acto
        El resultado de este registro me deja insatisfecho. De Jordan, la Staatsoper de Viena y un elenco que sobre el papel brilla se espera mucho más. Asepsis artística sería el calificativo. Quizás en parte por esa inmediatez que exige la sociedad de consumo, donde se termina registrando el ensayo general y la primera representación en lugar de esperar a que el conjunto esté rodado. Además, la sombra del registro de Thielemann de 2005 en este mismo teatro es muy alargada, haciendo empalidecer más si cabe este que comentamos. Aprobado raspado para Jordan, pues si bien hay momentos interesantes, en buena parte de la obra reina el tedio, no sacando partido a una orquesta de lujo. Notable bajo para un elenco que sobre el papel luce bien y que en conjunto funciona pero que por separado las diferencias se hacen patentes: sobresaliente Kaufmann, y Zeppenfeld sólo en lo estrictamente vocal -por debajo dramáticamente-, notable alto para Tézier en lo vocal y un punto inferior en lo dramático, valiente Garanča pero sin redondear aún el rol, competente Koch e insuficiente Cerny. El registro se beneficia de que hace una década que no salía una nueva grabación en CD -la última fue la de Mark Elder procedente de los Proms de 2013, que no despertó mucho interés-, y ese mismo año salió en vídeo el de Gatti en el Metropolitan, este sí de alto nivel por batuta y elenco pero no tan interesante de ver. Este de Jordan no nos hace olvidar el de Haenchen en el Festival de Bayreuth de 2016 (DG), con la emotiva producción de Laufenberg -con Zeppenfeld más implicado-, como tampoco el próximo lanzamiento del de Heras-Casado en el Festival de 2023 (DG), a pesar de que este último tuvo un primer acto irregular en la función del estreno -la que se grabó-. Ahora bien, estos registros son en vídeo. Y si queremos comprobar de lo que es capaz Jordan, por la red circula su Parsifal del Festival de Bayreuth de 2012, éste sí con una producción a considerar y con un reparto que, sobre el papel no lucía tanto, pero que en conjunto obtiene resultados ligeramente superiores -Burkhard Fritz, Kwangchoul Youn, Susan Maclean...-. 

ABRIL DE 2024.

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