LA VALQUIRIA / BAYREUTH 2024

LA VALQUIRIA / Festival de Bayreuth, 29 de julio de 2024, 16 horas.
Otra representación: 21 de agosto
Producción de Valentin Schwarz estrenada en 2022 / Decorados: Andrea Cozzi. Vestuario: Andy Besuch. Dramaturgia: Konrad Kuhn. Iluminación: Nicol Hungsberg
Dirección musical de Simone Young
Reparto: Michael Spyres (Siegmund), Georg Zeppenfeld (Hunding), Tomasz Konieczny (Wotan), Vida Miknevičiūtė (Sieglinde), Catherine Foster (Brünnhilde), Christa Mayer (Fricka), Catharine Woodward (Gerhilde), Brit-Tone Müllertz (Ortlinde), Claire Barnett-Jones (Waltraute), Christa Mayer (Schwertleite), Dorothea Herbert (Helmwige), Alexandra Ionis (Siegrune), Marie Henriette Reinhold (Grimgerde), Noa Beinart (Rossweisse).
Minutación: Acto I: 63'36 / Acto II: 90'33 / Acto III: 70'11 / Total: 224'20 (3 horas 44 min)
Todas las imágenes de este artículo son propiedad del Festival de Bayreuth (www.bayreuther-festspiele.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
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Pasión desenfrenada

            Continúa la Tetralogía de Simone Young. Clemens Nicol desde la Radio de Baviera y Ricardo de Cala desde Radio Clásica comenzaban la retransmisión poco antes de las cuatro de la tarde. Ricardo de Cala acompañado por Arturo Reverter, quien ya estaba presente en la era de José Luis Pérez de Arteaga.

            El cambio de batuta fue perceptible en el Prólogo y aquí más aún. Si bien en el Oro Simone Young redujo tres minutos los tempi de Pietari Inkinen, en este caso la diferencia es por pocos segundos -con un primer acto que incluso dura más-, y la sensación de tensión, dramatismo y arco melódico está presente en cada pasaje. No hay vacíos ni rutina. Optó por un preludio contenido, más evocador que tormentoso, como asimismo las dos primeras escenas del primer acto, que lucieron un punto crepusculares y reflexivas pero ciertamente atractivas. En la tercera escena, Spyres, que venía dispuesto a todo, comenzó a mostrarse cada vez más arrojado, Miknevičiūtė hizo lo propio en su relato y ambos arrastraron a la batuta a un torbellino de pasión incendidada. Vamos a analizar la minutación del primer acto: los 3:45 minutos de preludio no es un tempo especialmente ágil, y el Winterstürme comienza a los 48 minutos y medio. En definitiva, la recta final del primer acto se despacha a unos tempi agilísimos -Sigmundo afronta su intervención final, donde revela su identidad, transcurrida casi una hora-, en un final orquestal explosivo, vibrante e incandescente. Ha llevado con buen pulso el segundo acto después del derroche del primero, acompañando con atención a Konieczny en su monólogo y de forma sobria y contemplativa a Foster en el anuncio de la muerte. El tercer acto ha resultado el más vibrante, con unos adioses de Wotan explosivos y un clímax bien planificado, como asimismo el final. Cuerda musculada bien moldeada y metal siempre presente, el grave rugiente desde las profundidades del foso, señas todas ellas que recuerdan a Barenboim. Trazo menos grueso que en el Prólogo y con más detalle al timbre, probablemente por ir cogiendo la medida a la complejo abismo místico que es el foso del Festspielhaus. Aunque Young no es una alquimista del sonido, ha tenido detalles de interés, creando un tapiz sutil con maderas y arpas en el comienzo del Winterstürme y en el fuego final.

La pareja de welsungos
        Y vayamos a la otra novedad: el debut en Bayreuth de la pareja protagonista, Michael Spyres y 
Vida Miknevičiūtė. Éxito absoluto. El norteamericano fue a darlo todo, con una voz noble y redondeada, fraseo cantábile y variedad de dinámicas -ojo a los reguladores en el Winterstürme, respetados cuidadosamente-. Desde que salió a escena se mostró generosísimo -derroche de voz en su relato a Hunding- y ya iniciada la tercera escena no sabíamos si iba a llegar antero al final del acto. Quiso ofrecer un Sigmundo poderoso, con volumen y arrojo, por lo que la colocación de la voz no era homogénea -es perceptible en notas altas al final de su monólogo en la tercera escena, en su contestación al relato de Sieglinde y en su intervención final-. Era el debut, quiso impresionar y lo logró, se dosificará en próximas ocasiones. Hubo nervios e hizo una tercera por arriba en una de las notas en la frase en la que expresa la entrada de la primavera, si bien armónicamente encaja en el conjunto. En todo caso, magnífica interpretación. El Festival ha encontrado a un Sigmundo de categoría, tras varios años con voces inadecuadas -Ventris, Vogt-. Éxito también para la soprano lituana, que debutó el rol con Thielemann en la Staatsoper de Berlín en el otoño de 2022 con gran éxito y que aquí se ha confirmado como una Sieglinde atenta al detalle, sensible pero a la vez incandescente. La subida al agudo se realiza con un vibrato muy rápido que me recuerda al de Waltraud Meier. La voz es penetrante -un punto metálica en algún momento por la radio, algo que probablemente no ocurra en vivo- pero con un material netamente lírico. Puede con el papel, pero falta un punto de anchura en su despedida  en el tercer acto.

        El Festival ha tenido unas parejas de welsungos de altura a lo largo de los últimos veinticinco años y con material diverso. Repasemos los Sigmundos precedentes, con indicación del número de ediciones en que han intervenido: Plácido Domingo (1), Robert Dean Smith (4 completas y 2 más en el tercer ciclo), Endrik Wottrich (4, en dos apoyado por el anterior en el tercer ciclo), Johan Botha (4, interrumpidos por su fallecimiento), Christopher Ventris (2), Stephen Gould (1) y Klaus Florian Vogt (3). Ha habido distintos acercamientos: el inclasificable pero arrojado Domingo, el noble Smith en la línea de su compatriota James King, el baritonal y heterodoxo técnicamente pero efectivo en conjunto y con apabullante presencia escénica Wottrich, el noble Botha, dentro de la tipología de spinto, los líricos Ventris y Vogt y el heldentenor Gould. En conjunto el más flojo fue Ventris y probablemente el más acabado técnicamente fue Smith, aun no siendo el más expresivo. En cuanto a las sopranos: Waltraud Meier (1), Violeta Urmana (3), Eva Johansson (1), Adrianne Pieczonka (2), Eva Maria Westbroek (2), Edith Haller (1), Anja Kampe (4), Heidi Melton (1), Camilla Nylund (1), Lise Davidsen (2) y Elisabeth Teige (1). Urmana ha sido la más dramática. No era el papel más idóneo vocalmente para Meier pero hizo una Sieglinde incandescente sin merma de calidad vocal. Nylund fue la menos adecuada por material, demasiado lírica, aunque Melton no tuvo su mejor momento cuando interpretó el rol aun siendo una soprano dramática. Haller era netamente lírica pero dio toda una lección de canto y fraseo, absolutamente prístina. Johanssen, Westbroek, Kampe y Teige eran más prominentes en su condición de lírico-dramáticas y más arrojadas escénicamente, Pieczonka y Davidsen más contenidas y sobrias, pero técnicamente importantes. La química entre Spyres y Miknevičiūtė ha resultado impresionante, y vocalmente funcionan bien en sus respectivos roles. Sin duda, una pareja para recordar. La ovación recibida al acabar el acto lo demuestra.

        La Radio de Baviera ha entrevistado a Spyres, quien se define como baritenor y quien ha escalado hasta el repertorio wagneriano desde sus orígenes belcantistas. Reconoce que la producción es exigente frente a una propuesta tradicional donde todo es predecible, y aquí hay una dirección de actores completamente diferente al libreto.

    Buen Hunding de Georg Zeppenfeld, que no tiene la voz más profunda pero sí aterciopelada y muy rica en armónicos, con unas frases iniciales muy bien cantadas y una presencia importante.

Konieczny como Wotan al final de la obra
        Tomasz Konieczny comenzó el segundo acto más villano que noble para después ir construyendo un personaje creíble, bien fraseado, abatido por los acontecimientos, que lució bien en el monólogo y en los adioses. Ya sabemos que no es el cantante rítmicamente más preciso, que su emisión es pastosa por momentos y que tiene esa tendencia al ataque en piano de determinadas frases, pero en conjunto estamos ante un Wotan creíble.

        Catherine Foster volvió a exhibir su solvente Brunilda. La colocación de la voz no fue la mejor en los Hohotojo! iniciales, pero en su entrada posterior ya estaba a pleno rendimiento. Sobrina y elegante en el anuncio de la muerte a Sigmundo y arrojada en el tercer acto, con una buena intervención final.

        Christa Mayer ofreció su conocida Fricka, dramáticamente imponente, con fuste, y un fraseo muy atento, pero también con un cierto timbre ácido y matronil.

        Bien el octeto de valquirias, mejor conjuntado que el año pasado con la mitad renovada -debutaban Catherine Woodward, Dorothea Herbert, Alexandra Ionis y Noa Beinart-.

        Con esta Valquiria el Anillo de Simone Young ha ido a más. A la espera de escuchar las dos jornadas restantes, me atrevería a decir que el primer acto ha marcado, por las voces, su punto más alto, difícil de igualar o superar en lo que resta, aunque aún nos quedan momentos importantes.

Grabación digital procedente de la Radio de Polonia en HD, en formato .aac a 330 kpbs. 
Se incluyen las alocuciones iniciales y finales, obtenidas de la Radio de Baviera.

30 DE JULIO DE 2024.

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