Orfeo ha editado en 2018, en edición oficial procedente de las cintas de la Radio de Baviera, el Holandés que Wolfgang Sawallisch dirigió en Bayreuth en 1959, primer año de la producción de Wieland Wagner, en la versión original de 1843 en tres actos, con un excelente reparto encabezado por George London y Leonie Rysanek. El sonido monoarual ha sido convenientemente limpiado de ruidos de fondo, sonando muy nítido -aunque el metal evidencia la antigüedad de la toma-.
Orfeo ha dedicado sus novedades wagnerianas de 2018 a Wolfgang Sawallisch, con su Tristán de 1958 y con este Holandés de un año más tarde. Tras los excelentes resultados con Tristán los dos años precedentes, Wieland Wagner se decantó por él para su producción del Holandés, que contó con una pareja protagonista de lujo: George London y Leonie Rysanek como el Holandés y Senta, junto con el habitual bajo Josef Greindl como Daland y el también ya habitual tenor secundario en Bayreuth Fritz Uhl como Erik.
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El Holandés fue la última ópera en incorporarse al Festival de Bayreuth. Lo hizo en 1901 de la mano de Félix Mottl y con montaje de Cósima Wagner en la versión revisada de 1864 en un acto, la cual volvió a escucharse al año siguiente. La obra no regresaría al Festival hasta 1914, con dirección musical y escénica de Siegfried Wagner y, en la reapertura del Nuevo Bayreuth, fue también la última en reincorporarse. Lo hizo en 1955, con producción de Wolfgang Wagner y dirección musical de Hans Knappertsbusch y Joseph Keilberth, también en la versión revisada de 1864 y también permaneciendo en cartel por sólo dos años. En 1959, Wieland culminaba su escenificación del Canon de Bayreuth con esta obra, tras haber llevado a escena las otras nueve entre 1951 y 1958. El Festival de 1959 era peculiar, por ser el primero del Nuevo Bayreuth en que no se representaba el Anillo y, además, porque para esta producción se recurría a la versión original de Dresde de 1843 en tres actos -con pequeñas pausas entre ellos y suprimiendo, eso sí, los primeros compases de las introducciones de los actos segundo y tercero- en lugar de emplear la de 1864, siempre utilizada hasta entonces en el Festival -para conocer las diferencias entre ambas versiones, ver aquí-.
Para producir el Holandés, Wieland se decantó por un estilo diferente a lo hecho con anterioridad. Hay quien considera que supuso un paso hacia atrás y quien considera que supuso un paso hacia adelante: no está presente el escenario circular, ni la idea de los coros estáticos al estilo del teatro griego, tampoco hay simbolismo destacable ni el movimiento austero y calculado de los personajes en escena -de hecho, en esta producción los marineros en el tercer acto se mueven con una frenética coreografía, perceptible en la toma sonora-. En el escenario había un barco real, aparejos náuticos y ruecas de hilar. La iluminación era tenue y el vestuario suponía una exhibición de brillantes colores y estilos. En cuanto al tratamiento de los personajes, la primera aparición del Holandés se asemejaba más a la de un espectro que a la de una persona, para después, cuando aceptaba el amor de Senta, transformarse en completamente humano; Senta era una muchacha ingenua y Daland era avaricioso. En la ausencia del tema de la redención al final de la obra -añadido en la revisión de 1864-, Senta se desvanecía en la oscuridad y el Holandés moría en el escenario1. La crítica se mostró unánimemente favorable, probablemente por el mayor grado de naturalismo en escena, alejado del simbolismo abstracto que venía siendo la norma.
Las hilanderas escuchan la balada de Senta (Leonie Rysanek). |
George London como Holandés. |
Leonie Rysanek como Senta. |
De los otros cantantes que encarnaron al Holandés en esta producción, a Thomas Stewart se le puede escuchar en el registro de 1965 con Otmar Suitner (Opera Depot) y en el oficial de Karl Böhm de 1971, en buen sonido estéreo (DG). De Otto Wiener -a mi ver el menos interesante de todos ellos- no nos ha llegado ningún registro, y de Hans Hotter cuatro, pero ninguno en Bayreuth -sólo cantó el papel en única función de 1955 y en dos de 1965-.
La dirección de Wolfgang Sawallisch es ágil por regla general, algo más pausada en momentos puntuales, y atenta al drama -nótese cómo contiene la tensión en el segundo acto, tras dejar Daland sola a la pareja (CD2, pista 6, 4:49). La Obertura presenta sones beethovenianos y está expuesta con energía, aunque algo falta de flexibilidad en los tempi a la hora de exponer la sección central, lo cual también ocurre al inicio del acto tercero, donde la escena de los marineros me resulta algo cuadriculada. Por lo demás, acompaña bien a los cantantes y frasea con ellos -especialmente con Rysanek en la balada, atento a los tempi de la soprano-.
George London al comienzo de su intervención como el Holandés. |
Leonie Rysanek presenta una voz ideal para Senta, con un centro potente y carnoso y subida al agudo con facilidad. Controla bien un instrumento desbordante de canto apasionadamente natural, desde un vigoroso forte a un contenido piano -nótese en la balada (CD2, pista 2, 5:47), donde además Sawallisch retiene el tempo, como si Senta entrase en una ensoñación por el Holandés, para acelerar rápidamente y enlentecer en la última intervención del coro antes de que Senta concluya de forma explosiva como pocas veces se escucha (resulta curioso como Sawallisch acompaña también con fuerza este final para dejar caer el último acorde de una forma un tanto blanda, en 7:57-. Esa ensoñación en un piano sutil también se muestra en sus primeras frases del dúo con el Holandés: Versank ich jetzt in wunderbares Träumen? (pista 7, 2:28), para después, enfilando la recta final, ir sonando cada vez más apasionada a partir de Wohl kenn' ich Weibes heil'ge Pflichten (pista 8, 4:25).
Rysanek (Senta) y Uhl (Erik). |
Josef Greindl compone un Daland rudo, de voz rocosa y resonante, y con carácter un punto calculador a los tratos del Holandés. Greindl, a pesar de ser un bajo profundo, no tiene problemas en el agudo. Nótese, en la presentación de Senta al Holandés, el re3 final en Glaubt mir, wie schön, so ist sie treu! (CD2, pista 6, 4:20).
Georg Paskuda canta un Timonel de estilo antiguo, con voz un punto chillona, pero efectivo.
Res Fischer contaba sesenta y tres años cuando llegó a Bayreuth para cantar Mary, su único papel en el Festival, que acometería durante tres años. La cantante bávara, discípula de Lili Lehmann y encargada de estrenar la Antígona de Carl Orff en el Festival de Salzburgo en 1949, había pasado su mejor momento vocal. Sin embargo, muestra un instrumento aseado, aunque mate y opaco, en una caracterización inflexible y oscura del personaje.
Excelente, como es norma habitual, el coro, un punto agresivo en lo que respecta a los marineros, probablemente siguiendo instrucciones de Wieland Wagner.
En definitiva, un excelente registro, editado con un buen sonido monoaural, limpio y nítido, que permite escuchar a una excelente pareja protagonista, para mi gusto la preferida, por encima de Hermann Uhde y Astrid Varnay -aunque el registro con Kna de 1955, editado también por Orfeo, cuenta con el Erik de Wolfgang Windgassen y el bello Timonel de Josef Traxel, lo que añade un plus al elenco-. La dirección es viva y la prestación coral a alto nivel.
DICIEMBRE DE 2018.
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1 SPOTTS, Frederic, Bayreuth: una historia del Festival Wagner, Yale University Press, 1994, capítulo VII: "Ahora aparece maravilla tras maravilla". Puede leerse en castellano aquí.
2 La Rysanek cantaría en los años siguientes Sieglinde y Elisabeth, y no volvería al Festival con el papel de Senta hasta 1969 y 1970, con Silvio Varviso, en la producción de August Everding.
2 La Rysanek cantaría en los años siguientes Sieglinde y Elisabeth, y no volvería al Festival con el papel de Senta hasta 1969 y 1970, con Silvio Varviso, en la producción de August Everding.
3 Así, Holandés en 1961 con Sawallisch; Lohengrin, Tannhäuser y Parsifal al año siguiente (los dos primeros con Sawallisch, el tercero con Kna); Tristán con Böhm en 1966; el Anillo también con Böhm (1966-67) y Maestros con Varviso (1974).
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