El primer Holandés de Sawallisch en Bayreuth (1959)

Orfeo ha editado en 2018, en edición oficial procedente de las cintas de la Radio de Baviera, el Holandés que Wolfgang Sawallisch dirigió en Bayreuth en 1959, primer año de la producción de Wieland Wagner, en la versión original de 1843 en tres actos, con un excelente reparto encabezado por George London y Leonie Rysanek. El sonido monoarual ha sido convenientemente limpiado de ruidos de fondo, sonando muy nítido -aunque el metal evidencia la antigüedad de la toma-.

EL HOLANDÉS ERRANTE

Festspielhaus Bayreuth, 5 de agosto de 1959
Wolfgang Sawallisch


Der Holländer: George London
Senta: Leonie Rysanek
Daland: Josef Greindl
Erik: Fritz Uhl
Der Steuermann: Georg Paskuda
Mary: Res Fischer


Dirección:
Elenco:
Sonido:

               Orfeo ha dedicado sus novedades wagnerianas de 2018 a Wolfgang Sawallisch, con su Tristán de 1958 y con este Holandés de un año más tarde. Tras los excelentes resultados con Tristán los dos años precedentes, Wieland Wagner se decantó por él para su producción del Holandés, que contó con una pareja protagonista de lujo: George London y Leonie Rysanek como el Holandés y Senta, junto con el habitual bajo Josef Greindl como Daland y el también ya habitual tenor secundario en Bayreuth Fritz Uhl como Erik.
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               El Holandés fue la última ópera en incorporarse al Festival de Bayreuth. Lo hizo en 1901 de la mano de Félix Mottl y con montaje de Cósima Wagner en la versión revisada de 1864 en un acto, la cual volvió a escucharse al año siguiente. La obra no regresaría al Festival hasta 1914, con dirección musical y escénica de Siegfried Wagner y, en la reapertura del Nuevo Bayreuth, fue también la última en reincorporarse. Lo hizo en 1955, con producción de Wolfgang Wagner y dirección musical de Hans Knappertsbusch y Joseph Keilberth, también en la versión revisada de 1864 y también permaneciendo en cartel por sólo dos años. En 1959, Wieland culminaba su escenificación del Canon de Bayreuth con esta obra, tras haber llevado a escena las otras nueve entre 1951 y 1958. El Festival de 1959 era peculiar, por ser el primero del Nuevo Bayreuth en que no se representaba el Anillo y, además, porque para esta producción se recurría a la versión original de Dresde de 1843 en tres actos -con pequeñas pausas entre ellos y suprimiendo, eso sí, los primeros compases de las introducciones de los actos segundo y tercero- en lugar de emplear la de 1864, siempre utilizada hasta entonces en el Festival -para conocer las diferencias entre ambas versiones, ver aquí-.


Las hilanderas escuchan la balada de Senta (Leonie Rysanek).
             Para producir el Holandés, Wieland se decantó por un estilo diferente a lo hecho con anterioridad. Hay quien considera que supuso un paso hacia atrás y quien considera que supuso un paso hacia adelante: no está presente el escenario circular, ni la idea de los coros estáticos al estilo del teatro griego, tampoco hay simbolismo destacable ni el movimiento austero y calculado de los personajes en escena -de hecho, en esta producción los marineros en el tercer acto se mueven con una frenética coreografía, perceptible en la toma sonora-. En el escenario había un barco real, aparejos náuticos y ruecas de hilar. La iluminación era tenue y el vestuario suponía una exhibición de brillantes colores y estilos. En cuanto al tratamiento de los personajes, la primera aparición del Holandés se asemejaba más a la de un espectro que a la de una persona, para después, cuando aceptaba el amor de Senta, transformarse en completamente humano; Senta era una muchacha ingenua y Daland era avaricioso. En la ausencia del tema de la redención al final de la obra -añadido en la revisión de 1864-, Senta se desvanecía en la oscuridad y el Holandés moría en el escenario1. La crítica se mostró unánimemente favorable, probablemente por el mayor grado de naturalismo en escena, alejado del simbolismo abstracto que venía siendo la norma.

George London como Holandés.
            Esta producción estuvo en cartel cuatro años: tres a cargo de Sawallisch (1959 a 1961), y un cuarto a cargo de Otmar Suitner (1965). A lo largo de esos cuatro años, una serie de cantantes habituales del Nuevo Bayreuth, pero con peculiaridades canoras muy diferentes, se repartieron el papel protagonista, habitualmente emparejados: George London (1959 y 1961), Otto Wiener (1959), Franz Crass (1960 y 1961), Thomas Stewart (1965) y Hans Hotter (1965). Senta fue encarnada el primer año por la austríaca Leonie Rysanek, quien había cantado Sieglinde y Elsa en años anteriores y era una soprano lírico-dramática de adecuados medios para la parte, pero al siguiente, Wieland prefirió a la más lírica Anja Silja -que contaba tan solo con veinte años y por la que sentiría en seguida una gran predilección-, probablemente más acorde a la concepción ingenua del personaje en esta producción2-. El bajo por excelencia de la casa, Josef Greindl, fue un rudo Daland en todas las ediciones, mientras que Fritz Uhl fue Erik los tres primeros años -en 1960, alternándose en dos funciones con Wolfgang Windgassen-. En 1965, el papel del pretendiente de Senta pasó a William Olvis y Niels Moeller. La madura Res Fischer -contaba sesenta y tres años el año del estreno- fue Mary los tres primeros años, no regresando en 1965 y recayendo el papel en Lili Choockasian y la habitual secundaria Ruth Hesse. Otro secundario habitual, Georg Paskuda, se ocupó del Timonel los tres primeros años, para ceder el testigo a otro habitual, Hermann Winkler, en 1965.

Leonie Rysanek como Senta.
               Este Holandés no es una novedad absoluta, aunque como todo registro de los años dorados del Nuevo Bayreuth, y máxime si está en óptimas condiciones sonoras, tiene gran interés. No es una novedad absoluta, porque en 1961 fue grabado en estéreo por Philips -con Crass y Silja como pareja protagonista-, iniciando así su proyecto de registrar en directo todo el Canon de Bayreuth3. Además, ya Golden Melodram, Myto y Opera d'Oro publicaron sucesivamente ediciones no oficiales procedentes de una grabación radiofónica de 1959 con el mismo reparto que la que nos ocupa -indicar que de las siete funciones, en las tres últimas el protagonista fue Otto Wiener y, en las dos últimas, Astrid Varnay cantó el papel de Senta-. Asimismo, Andrómeda publicó también de forma no oficial, procedentes de tomas radiofónicas, los estrenos de 1960 -mismo reparto que la grabación de Philips (también disponible en Opera Depot)- y 1961 -con London en lugar de Crass-. Finalmente, Opera Depot ha publicado también el registro de 1965 de forma no oficial. Para la presente edición, Orfeo ha rescatado de los archivos de la Radio de Baviera una grabación del 5 de agosto de 1959 (cuarta representación) con buen sonido monoaural, cercano, sin ningún tipo de ruido de fondo, y un punto balanceado hacia el agudo, con violines a veces demasiado brillantes, quizás por el filtrado para eliminar el ruido de fondo, pero en todo caso superior a las otras entregas de esta producción a salvo el estéreo de 1961. Presenta importantes puntos de interés. En primer lugar, porque el registro de 1961 en estéreo está descatalogado y sólo puede encontrarse en la caja The great operas from the Bayreuth Festival, editada por DECCA, por lo que este de Orfeo -aunque sea monoaural- gana preponderencia y presenta mejor sonido que las ediciones no oficiales. En segundo lugar, porque se trata de la única grabación oficial de la pareja, insuperable, London-Rysanek en Bayreuth -y la única Senta de Rysanek grabada en Bayreuth. Fuera de Bayreuth, London y Rysanek coinciden en dos registros no oficiales del Metropolitan de sonido razonable -Thomas Schippers, 1960 (Walhall) y Karl Böhm, 1963 (Gala, con el Erik de Sándor Kónya)- y en la grabación de estudio de Antal Dorati con los cuerpos estables del Covent Garden (DECCA, 1961), pero son más difíciles de localizar y, a excepción del registro de estudio, con peor sonido. Por su parte, a London se le puede escuchar en el rol en los registros no oficiales de 1956 (Myto, con peor sonido) -con Astrid Varnay- y 1961 (Andrómeda, con un sonido un punto más cálido pero en peor estado vocal) -con Anja Silja-.

            De los otros cantantes que encarnaron al Holandés en esta producción, a Thomas Stewart se le puede escuchar en el registro de 1965 con Otmar Suitner (Opera Depot) y en el oficial de Karl Böhm de 1971, en buen sonido estéreo (DG). De Otto Wiener -a mi ver el menos interesante de todos ellos- no nos ha llegado ningún registro, y de Hans Hotter cuatro, pero ninguno en Bayreuth -sólo cantó el papel en única función de 1955 y en dos de 1965-.

                La dirección de Wolfgang Sawallisch es ágil por regla general, algo más pausada en momentos puntuales, y atenta al drama -nótese cómo contiene la tensión en el segundo acto, tras dejar Daland sola a la pareja (CD2, pista 6, 4:49). La Obertura presenta sones beethovenianos y está expuesta con energía, aunque algo falta de flexibilidad en los tempi a la hora de exponer la sección central, lo cual también ocurre al inicio del acto tercero, donde la escena de los marineros me resulta algo cuadriculada. Por lo demás, acompaña bien a los cantantes y frasea con ellos -especialmente con Rysanek en la balada, atento a los tempi de la soprano-.

George London al comienzo de su intervención
como el Holandés.
               George London supone, junto con Hans Hotter, la cima artística del Holandés en el siglo XX. De voz potente, bien timbrada, un punto rocosa y fiera, con graves brillantes y agudos bien colocados, su presentación del personaje es excepcional desde su aria inicial. London contrasta por su fiereza y desesperación frente a la interpretación más aristocrática de Franz Crass en 1960 y 1961, o la más caballeresca y contenida de Hermann Uhde con Kna y Keilberth en 1955, menos atormentadas. La escena animaba a esta caracterización desesperada, pues el personaje aparecía en escena con los brazos en cruz y envuelto en lo que parecían redes de pesca. En su dúo con Senta (CD2, pista 7), demuestra una línea de canto elegante, como si el personaje tornase humano gracias al amor de la muchacha.

                Leonie Rysanek presenta una voz ideal para Senta, con un centro potente y carnoso y subida al agudo con facilidad. Controla bien un instrumento desbordante de canto apasionadamente natural, desde un vigoroso forte a un contenido piano -nótese en la balada (CD2, pista 2, 5:47), donde además Sawallisch retiene el tempo, como si Senta entrase en una ensoñación por el Holandés, para acelerar rápidamente y enlentecer en la última intervención del coro antes de que Senta concluya de forma explosiva como pocas veces se escucha (resulta curioso como Sawallisch acompaña también con fuerza este final para dejar caer el último acorde de una forma un tanto blanda, en 7:57-. Esa ensoñación en un piano sutil también se muestra en sus primeras frases del dúo con el Holandés: Versank ich jetzt in wunderbares Träumen? (pista 7, 2:28), para después, enfilando la recta final, ir sonando cada vez más apasionada a partir de Wohl kenn' ich Weibes heil'ge Pflichten (pista 8, 4:25).


Rysanek (Senta) y Uhl (Erik).
                La voz de Fritz Uhl no es especialmente bella y su Erik suena algo acartonado en sus frases iniciales (CD2, pista 3), dentro de una concepción del personaje bastante convencional. La voz resulta un punto mate en el registro medio y gana brillo en el agudo. No es tampoco un lírico puro, pero afronta con competencia los recovecos de aires belcantistas del Mein Herz, voll Treue bis zum Sterben (CD2, pista 3, 2:52) y la cavatina.

                   Josef Greindl compone un Daland rudo, de voz rocosa y resonante, y con carácter un punto calculador a los tratos del Holandés. Greindl, a pesar de ser un bajo profundo, no tiene problemas en el agudo. Nótese, en la presentación de Senta al Holandés, el re3 final en Glaubt mir, wie schön, so ist sie treu! (CD2, pista 6, 4:20).

                  Georg Paskuda canta un Timonel de estilo antiguo, con voz un punto chillona, pero efectivo.

                Res Fischer contaba sesenta y tres años cuando llegó a Bayreuth para cantar Mary, su único papel en el Festival, que acometería durante tres años. La cantante bávara, discípula de Lili Lehmann y encargada de estrenar la Antígona de Carl Orff en el Festival de Salzburgo en 1949, había pasado su mejor momento vocal. Sin embargo, muestra un instrumento aseado, aunque mate y opaco, en una caracterización inflexible y oscura del personaje.

            Excelente, como es norma habitual, el coro, un punto agresivo en lo que respecta a los marineros, probablemente siguiendo instrucciones de Wieland Wagner.

               En definitiva, un excelente registro, editado con un buen sonido monoaural, limpio y nítido, que permite escuchar a una excelente pareja protagonista, para mi gusto la preferida, por encima de Hermann Uhde y Astrid Varnay -aunque el registro con Kna de 1955, editado también por Orfeo, cuenta con el Erik de Wolfgang Windgassen y el bello Timonel de Josef Traxel, lo que añade un plus al elenco-. La dirección es viva y la prestación coral a alto nivel.

DICIEMBRE DE 2018.
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1 SPOTTS, Frederic, Bayreuth: una historia del Festival Wagner, Yale University Press, 1994, capítulo VII: "Ahora aparece maravilla tras maravilla". Puede leerse en castellano aquí.
2 La Rysanek cantaría en los años siguientes Sieglinde y Elisabeth, y no volvería al Festival con el papel de Senta hasta 1969 y 1970, con Silvio Varviso, en la producción de August Everding.
3 Así, Holandés en 1961 con Sawallisch; Lohengrin, Tannhäuser y Parsifal al año siguiente (los dos primeros con Sawallisch, el tercero con Kna); Tristán con Böhm en 1966; el Anillo también con Böhm (1966-67) y Maestros con Varviso (1974). 

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