TRISTÁN E ISOLDA / BAYREUTH 2019

TRISTÁN E ISOLDA / Festival de Bayreuth, 1 de agosto de 2019
Otras representaciones: 9, 16, 20, 23 y 28 de agosto
Producción de Katharina Wagner estrenada en 2015 / Decorados: Frank Philipp Schlössmann y Matthias Lippert. Vestuario: Thomas Kaiser. Dramaturgia: Daniel Weber. Iluminación: Reinhard Traub
Dirección musical de Christian Thielemann (director del coro: Eberhard Friedrich)
Reparto: Stephen Gould (Tristán), Georg Zeppenfeld (Rey Marke), Petra Lang (Isolda), Greer Grimsley (Kurwenal), Armin Kolarczyk (Melot), Christa Mayer (Brangäne), Tansel Akzeybek (joven marinero y pastor), Kay Stiefermann (timonel).
Minutación: Acto I: 77'59 / Acto II: 79'35 / Acto III: 75'12 / Total: 232'46 (3 h 52 min).
Todas las imágenes de este artículo son propiedad del Festival de Bayreuth (www.bayreuther-festspiele.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
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Luces y sombras

               Afrontamos la última jornada del primer ciclo de representaciones del Festival -nos falta Parsifal, pero ninguna emisora lo ha retransmitido en vivo, por lo que tocará esperar a su difusión en diferido-. Desde la Radio de Baviera se ocupaba de la retransmisión Anna Greiter, mientras que en Radio Clásica Ricardo de Cala estaba acompañado en los comentarios por Guillermo Carbonell, jefe de regiduría del Teatro Real de Madrid.

               Quinto y último año de la producción de Tristán e Isolda debida a Katharina Wagner. Un montaje desigual, con indudables buenas ideas en el tratamiento de la luz; otras que no molestan, como la división por colores -azul para la pareja protagonista, verde para Kurwenal, Brangania y los hombres fieles a Tristán, y amarillo para Marke y su séquito-, y otras más discutibles, frívolas o planteadas de forma demasiado obvia. Está grabada en vídeo (DG, 2015), por lo que es un montaje ya bien conocido, con su característico laberinto de escaleras en el primero, su foso en el segundo o el vacío del tercero. En estos cinco años el absoluto dueño y señor ha sido Christian Thielemann con una dirección sensual y hedonista de la partitura que este año creo que se torna algo más dramática, gracias a un brillante uso de tempi y dinámicas. También ha estado en todas las ediciones el Tristán de Stephen Gould -este año sólo en la mitad de las funciones debido a que canta todas las de Tannhäuser-, quien ha realizado un notabilísimo trabajo con el personaje y me atrevería a decir que, hoy por hoy, no tiene rival en el papel. También ha estado siempre la magnífica Brangania de Christa Mayer y, alternándose con René Pape algunos años, el noble Rey Marke de Georg Zeppenfeld. Los secundarios no han variado en estos años, si bien en esta ocasión escuchamos como Melot a Armin Kolarczyk por indisposición de Raimund Nolte -quien tampoco cantó Hermann Ortel en Maestros-. Este año tenemos la novedad del Kurwenal de Greer Grimsley, quien tras su buen trabajo el pasado año como segundo Holandés y Wotan -alternándose con John Lundgren en ambos papeles- se incorpora a esta producción en sustitución de Iain Paterson. Y, desde 2016, Isolda ha sido Petra Lang, a pesar de sus discutibles medios para la parte. El resultado es un Tristán magnífico en la batuta y solvente en lo vocal, con dos parejas de voces particularmente oscuras, pero no totalmente idóneas en el caso de Petra Lang (Isolda) y Greer Grimsley (Kurwenal).


Dúo de amor del segundo acto.
               Christian Thielemann brinda un excelente Tristán, combinando a partes iguales suntuosidad sonora y dramatismo. Al servicio de la obra variedad de dinámicas, perfecta exposición de temas y nitidez de planos sonoros -con alguna sonoridad original, como la nitidez de la cuerda por debajo de la última aparición del tema del filtro en el tercer acto cuando hace su entrada Isolda-.


               Stephen Gould encarna un notabilísimo Tristán, con la voz bien asentada desde el comienzo, con timbre baritonal, agudos resonantes y variedad de dinámicas, sin grandes alardes de lirismo, pero sabiendo replegar la voz cuando es necesario. Un punto comedido en general en su monólogo del tercer acto, sin arriesgar hasta bien avanzado éste, frente a los dos actos anteriores, pese a un Thielemann arrollador y cataclísmico en el podio.

               Petra Lang parte con dos limitaciones para el papel de Isolda: un registro agudo limitado, que provoca que algunos de los escarpados agudos sean gritados o calantes; y una voz mate, carente de armónicos, lo que hace perder brillo a su interpretación. Dramáticamente funciona bien, aunque sus contrapartidas vocales hacen que su interpretación sea desigual, destacando sobre todo la Isolda vengativa del primer acto -intentando disimular las carencias en el registro agudo-, frente a su entrada al final de la obra, asentada en el grito. Pese a todo, repliega la voz convincentemente en el LiebestodPersonalmente tenía ganas de escuchar en el papel a Catherine Foster, quien este año ya no cantaba Brunilda, y quien tiene material de auténtica soprano, si bien con una voz menos ancha que quizás no se hubiera complementado del todo bien con un instrumento grande y baritonal como el de Gould, frente a Lang, que tiene una voz grande y oscura gracias a su procedencia de la cuerda de mezzo.


Marke (Zeppenfeld), Isolda (Lang) y
Brangania (Mayer) al final de la obra.
                No parece Kurwenal el papel más adecuado para Greer Grimsley. La voz es de un verdadero bajo barítono, con un centro anchísimo, y emisión nasal. El año pasado lució bien como Holandés, donde la tesitura le beneficiaba, pero aquí parece un punto aguda para él. Grimsley es un cantante que pasa de los sesenta años, aunque actualmente se encuentra en el punto álgido de su carrera -ha sido Wotan en el Metropolitan este año-, y su registro agudo presenta limitaciones, con emisión abierta y pérdida de color, lo que se hace patente sobre todo en el tercer acto. Si a ello le añadimos la nasalidad, la voz no corre como debería y suena demasiado pesada. Según avanzan los delirios de Tristán su interpretación se torna afligida.

            Magnífica Christa Mayer como una Brangania de voz plateada e interpretación dramáticamente atenta. Sus llamadas resultan bellísimas, acompañadas de un Thielemann cristalino.

               Sobresaliente Georg Zeppenfed como un Rey Marke de noble línea de canto y elegante fraseo. Muy bien acompañado por Thielemann en su monólogo del segundo acto, con un discurso fluido y una sonoridad nítida ideal para que la voz de Zeppenfeld, no especialmente oscura, discurra bien.

        Competentes Armin Kolarczyk como Melot, Tansel Akzeybek como joven marinero y pastor, y Kay Stiefermann como timonel.

               Excelente el coro, explosivo pero dúctil y envolvente en sus intervenciones.

             En definitiva, un Tristán excelente en la batuta y solvente en vocal, pero con irregularidades en el reparto, que no luce con la brillantez que podía haberlo hecho.

               Con esta función Radio Clásica ha puesto fin a las retransmisiones del Festival de Bayreuth 2019, un Festival que ha exhibido por regla general un nivel vocal alto -quizás la función más desigual es precisamente este Tristán- y directorial altamente escogido -probablemente el menos implicado de los cuatro directores haya sido Valery Gergiev-. Hemos podido disfrutar de los acertados comentarios de Ricardo de Cala con un invitado diferente cada día. Y queremos tener en la memoria a Llorenç Casanova, gran wagneriano que falleció el año pasado, y que conocía como nadie el Festival de Bayreuth.


Grabación digital procedente de la Radio de Baviera en formato .mp3 a 128 kpbs.
Se incluyeron alocuciones iniciales y finales.


4 DE AGOSTO DE 2019.

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