EL HOLANDÉS ERRANTE / BAYREUTH 2021

EL HOLANDÉS ERRANTE / Festival de Bayreuth, 25 de julio de 2021, 18 horas
Otras representaciones: 31 de julio y 4, 8, 11, 14 y 20 de agosto
Nueva producción de Dmitri Tcherniakov / Decorados: Dmitri Tcherniakov. Vestuario: Elena Zaytseva. Dramaturgia: Tatiana Werestchagina. Luces: Gleb Filshtinsky.
Dirección musical de Oksana Lyniv (director del coro: Eberhard Friedrich)
Reparto: Georg Zeppenfeld (Daland), Asmik Grigorian (Senta), Eric Cutler (Erik), Marina Prudenskaya (Mary), Attilio Glaser (timonel), John Lundgren (Holandés)
Minutación: 135'18 (2 horas 15 min).
Todas las imágenes de este artículo son propiedad del Festival de Bayreuth (www.bayreuther-festspiele.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
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Misterioso asesinato en Sandwike

              Resulta gratificante volver a disfrutar del Festival de Bayreuth con cierta normalidad, si no absolutamente idéntico al protocolo tradicional, sí lo más normalizado posible. Desde la Radio de Baviera ha sido Barbara Malish quien ha saludado a todas las emisoras conectadas. En España, Ricardo de Cala, presentador de Maestros Cantores, se pone al frente de las retransmisiones por segundo año, tras haber comenzado con esta privilegiada pero a la vez difícil tarea en 2019 y con el paréntesis de 2020 motivado por la pandemia. A las cinco y media el locutor saludaba a los oyentes y nos ponía en antecedentes, siendo la novedad más importante de este año el hecho de que la Radio de Baviera ha decidido dar inicio a todas las retransmisiones a las 18 horas y no a las 16, la hora tradicional de inicio en el Festspielhaus a excepción de Holandés y Oro por su menor duración y ausencia de descansos. Una situación que Ricardo de Cala ha calificado de directo diferido. La razón probablemente esté en la mayor fluidez que consigue la Radio de Baviera, que realiza así pausas que no llegan a los quince minutos, desbloqueando un buen número de minutos de intermedio -dos de una hora cada uno-y facilita la labor del locutor, que no tiene que desarrollar un programa tan largo -aunque con el material de archivo de que dispone la emisora y el inmediato acceso a cualquier participante del Festival, esta tarea no parece que haya de ser excesivamente complicada-.


Oksana Lyniv posa delante de un cartel
del Festival días antes del estreno
            Abre el certamen la nueva producción del Holandés, anunciada desde años atrás, y sobre la que por encima de todos se ha colocado un nombre desde entonces, el del director de escena ruso Dmitri Tcherniakov, de 51 años de edad y ganador en cuatro ocasiones de la Máscara de Oro al mejor director de ópera, el Premio Nacional de Teatro que Rusia concede anualmente desde 1994, concretamente en 2002 -La ciudad invisible de Kítezh-, 2004 -El progreso del libertino-, 2005 -Aída- y 2008 -Eugene Oneguin-. En 2005 inició una colaboración con Daniel Barenboim en la Staatsoper de Berlín con Boris Godunov, a la que siguieron El jugador (2008), La novia del zar (2013), Parsifal (2015), Tristán (2018) y Compromiso en un monasterio (2019). Tcherniakov sonó para Bayreuth en la producción del Anillo que se estrenará el año que viene, pero parece ser que declinó la oferta, al confiar poder llevarlo a escena primero con Barenboim en Berlín. Por tanto, el título escogido ha sido el Holandés. También ha despertado expectación la elección de la directora ucraniana Oksana Lyniv, de 43 años de edad, directora de la Ópera de Graz (Austria), quien ya estuviera en Bayreuth antes por haber sido asistente de Kirill Petrenko en su etapa en Munich -de hecho, en una entrevista ha declarado la impresión que le produjo acudir a La Valquiria que en 2013 dirigió el director ruso en el contexto del Anillo del bicentenario del nacimiento de Wagner-. Se trata de una elección arriesgada, que junto con la de Pietari Inkinen, marcan la llegada de una nueva generación de directores a Bayreuth, después de haber optado por batutas veteranas en los últimos años -Hartmut Haenchen, Semyon Bychkov o Valery Gergiev-.

              En cuanto al reparto, sigue la línea tradicional de los últimos años, en que el Festival ha sabido reunir a un grupo selecto de cantantes wagnerianos que se han ido alternando en una serie de roles con éxito. Protagoniza la obra John Lundgren, quien participó en la anterior producción del Holandés y que también ha sido Wotan en la anterior producción del Anillo. Personalmente, creemos que es la mejor elección posible para el rol. Le acompañan otros dos habituales, como son Marina Prudenskaya como Mary y Georg Zeppenfeld como Daland. El bajo alemán, uno de los mejores de nuestros días, debutó en Bayreuth en 2010 y desde entonces ha cantado allí el Rey Enrique, Pogner, el Rey Marke, Hunding, Gurnemanz y el Sereno -este año, además de como Daland le escucharemos también como Gurnemanz y Pogner-. Debuta como Senta la soprano lituana Asmik Grigorian, quien en los últimos años se ha desempañado como una exitosa Salomé -cuya interpretación le valió en 2019 el Premio de Teatro Musical austríaco a la mejor interpretación femenina-, Lisa en La dama de picas y Jenufa. No es el repertorio wagneriano una parcela que haya abordado en los últimos años y, salvo error, Senta es el único rol que tiene en repertorio, debutado en 2015 en Wiesbaden junto al desaparecido bajo-barítono Gerd Grochowski. Completan el reparto los debutantes Eric Cutler como Erik, tenor norteamericano habitual en el repertorio romántico alemán -de Wagner en particular ha cantado Erik y Lohengrin- y Attilio Glaser como Timonel, de repertorio italiano aunque con algunas incursiones en papeles secundarios wagnerianos -en 2019 ha sido Walther von der Vogelweide en Tannhäuser en la Ópera Nacional de los Países Bajos o este año el Timonel en el Holandés de la Deustche Oper-.

               La absoluta protagonista de la inauguración ha sido Oksana Lyniv, quien ha debutado a lo grande en la Verde Colina, en un éxito que para mí -y creo que para muchos- era insospechado. Solvente reparto, con una pareja protagonista que ha tenido momentos notables pero que podría haber dado más de sí conociendo su trayectoria. Magníficos Zeppenfeld (Daland) y Prudenskaya (Mary), atractivo Cutler (Erik) e irregular Glaser (Timonel).

Daland (Zeppenfeld) y los marineros en el primer acto
            No podemos hacer de momento una valoración detallada del trabajo de Tcherniakov hasta que veamos el montaje en los próximos días. En principio tiene el inconveniente, cada vez más habitual, de abusar de los ruidos de escena, en concreto de gritos -uno de mujer en el medio de la Obertura- y jaleo diverso al comienzo de la primera escena o risotadas variadas. De las imágenes ofrecidas por la Radio de Baviera vemos un montaje que traslada a la acción a nuestros días, en una suerte de pueblo nórdico de estética un punto naif. Daland parece que está casado con Mary y forman una familia tradicional frente a una alternativa Senta. El primer acto se desarrolla en una taberna y el dúo de los protagonistas tiene lugar en una cena familiar. Parece ser que detrás del argumento, Tcherniakov desarrolla una meta historia con tintes de thriller y asesinatos incluidos para cuya valoración prefiero esperar a ver el montaje. No ha habido protestas destacadas al caer el telón.

Fiesta de los marineros en el tercer acto
             Seamos sinceros. No esperaba mucho de Oksana Lyniv. Bayreuth ha contado con grandísimas batutas en la última década -Thielemann, Gatti, Nelsons, Jordan, Petrenko, Haenchen, Janowski y Bychkov siguiendo el orden de debut-. Incluso aunque Gergiev no consiguiera un resultado totalmente redondo con Tannhäuser en 2019, no cabe duda de que es uno de los grandes de la dirección de nuestro tiempo. Con estos antecedentes, esperaba una dirección artesanal, de solvente kapellmeister, pero no una personalidad especialmente destacada. Pues bien, el debut de Lyniv en Bayreuth ha sido una de esas grandes sorpresas que de cuando en cuando depara el Festival. Su trabajo ha sido sobresaliente, con una dirección vibrante, de atenta articulación y aliento dramático -hay ciertos accelerandi muy efectivos y algún rallentando-, cierta nostalgia y ensoñación,
de fino lirismo en el dúo de los protagonistas en el mejor sentido del término, pues no desconocemos que muchas veces se emplea el adjetivo para justificar falta de fuerza o tensión en el discurso. La minutación total nos acerca a una dirección  de tempi medio, virando hacia lo ligero, aunque la celeridad adoptada en la transición entre el segundo y el tercer acto y la escena con los marineros recortan la duración total, pues el dúo de los protagonistas está expuesto sin apresurarse. Su sonoridad es compacta, suntuosa, con una cuerda briosa, con planos sonoros perfectamente estudiados -magnífico contrapunto de los marineros noruegos frente a los del Holandés en el tercer acto, equilibrado y de bellas sonoridades, magnífico fagot en la introducción de la escena de la hilanderas en el segundo pese a un oboe descolocado en su entrada, o nobilísimas trompas al final del primer acto en el coro de marineros o en la contestación en el coro inicial-. Se ha producido un cierto descontrol al final del segundo acto, con un accelerando no bien controlando que ha desembocado en una transición al tercero de verdadero virtuosismo en la cuerda. Los acordes finales son de ensueño.

John Lundgren como Holandés
              John Lundgren (Holandés) posee un sólido instrumento, terso, granítico, homogéneo en toda la tesitura, con un registro grave vibrante y un agudo sólido, aunque en el aria no ha tenido el fiato de otras ocasiones en las frases largas y le ha costado coronar el agudo final. La voz funciona mejor en forte que en piano, donde pierde proyección.

     Los medios y maneras de Georg Zeppenfeld (Daland) son muy conocidos. La voz no es especialmente tonante ni profunda, pero alcanza toda la tesitura con absoluta comodidad y homogeneidad. El timbre es aterciopelado y el fraseo muy elegante, encarnando a un Daland un punto aristocrático.

Daland (Zeppenfeld) y Senta (Grigorian)
               Asmik Grigorian (Senta) posee un instrumento de lírico-dramática, con más proximidad a lo primero que a lo segundo. Tiene buenas maneras vocales y un fraseo cuidado. En conjunto, su labor me despierta sensaciones encontradas, pues la balada ha estado bien defendida, con una dicción muy atenta y especial temperamento dramático, y los dúos con Erik y el Holandés han sido modélicos, aunque en los momentos más dramáticos falta un punto de peso y en la escena final del segundo acto ha mostrado lentitud de respuesta en el agudo -si bien el accelerando de Lyniv parece que ha pillado por sorpresa tanto a ella como a Lundgren y Zeppenfeld-. Al final de la obra, los signos de fatiga eran perceptibles, con agudos aproximándose al grito. Creo que Senta es un papel un punto pesado para ella, con una voz que que encajaría bien como Elsa y Elisabeth, y a la que probablemente la parte de Sieglinde le sentase mejor.

              Muy solvente el Erik de Eric Cutler, de timbre un punto metálico y tendencia a engolar la voz -en este sentido me recuerda a otro Erik de principios de siglo, el fallecido Endrik Wottrich-, pero con una interpretación apasionada muy convinciente. Las dudas que muestra a Senta en el segundo acto están expuestas con misterio e inquietud, mientras que muestra ardor en la cavatina.

               Sobrada de medios Marina Prudenskaya para la breve parte de Mary -su última aparición en el Festival fue como Fricka en 2018 y me hubiera gustado que repitiese-, de timbre carnoso y dramáticamente atenta.

Escena doméstica en el dúo de los protagonistas del
segundo acto. En el centro, Mary (Prudenskaya) y
Daland (Zeppenfeld).
        No ha tenido su mejor momento Attilio Glaser (Timonel) en su cavatina inicial -acompañada de risotadas de escena que tampoco ayudan a centrarse al cantante ni creo que apetezcan ser oídas por el oyente, risotadas cuando además el Timonel monta guardia solo-. 
La voz, aunque viril y tonante -acentuada por un continuo forte no especialmente elegante-, no está bien colocada y la afinación ha sido por momentos dudosa, con una emisión afeada: Mit Gewitter und Sturm / aus fernem Meer mein Mädel, bin dir nah! / Über turmhohe Flut vom Süden her / Mein Mädel, ich bin da! o en los Hohojo! con que se cierra la primera estrofa. Algo similar ocurre en la segunda estrofa. Una pena, pues los arpegios en violines con que acompaña Lyniv en la segunda estrofa son de una limpieza exquisita. Sus breves intervenciones en el resto de la obra resultan correctas, aunque su continuo forte resulta un tanto agresivo.

           Magnífico, como siempre, el Coro del Festival, dirigido por Eberhard Friedrich, de la suavidad a la explosividad, pero siempre con sonido envolvente. Hay que tener en cuenta que en esta edición no canta en escena, debido a la pandemia, sino que está colocado en la sala de ensayos cuidadosamente distribuido, respetando los espacios, y el sonido se transmite por megafonía al teatro, lo que hace aún más difícil obtener un buen resultado, y aun así no existe diferencia perceptible respecto a ediciones anteriores en cuanto al empaste con la orquesta y los solistas.

Grabación digital procedente de la WDR (Radio del Oeste de Alemania, Colonia) en HD, en formato .mp3 a 256 kbps.
Se incluyen alocuciones iniciales y finales de la locutora de la Radio de Baviera.

26 DE JULIO DE 2021.

7 comentarios:

  1. Excelente crónica. Coincido casi en todo. Llevo mas de 40 años amando y escuchando a Wagner. Gracias

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  2. Gracias por el comentario de la ópera y por la grabación. Una excelente labor.

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  3. Al final comentar Bayreuth en el blog se ha convertido para mí en una bonita tradición del verano. Muchas gracias por seguirme.

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    1. Lo mismo para mí. Comento cada streaming, que además coincide con el aniversario de mi blog.

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  4. Habrá crónica del vídeo? Ya está disponible en Youtube...

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    1. Tengo pendiente redactar mis impresiones. A ver si en estos días las pongo por aquí. Muchas gracias!

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