EL HOLANDÉS ERRANTE / BAYREUTH 2022

EL HOLANDÉS ERRANTE / Festival de Bayreuth, 6 de agosto de 2022, 18 horas. Ofrecido en diferido por diversas emisoras europeas. La primera, la Radio de Polonia, el 13 de agosto a las 19 horas (hora española). Emisión de la Radio de Baviera prevista para el 19 de noviembre a las 19 horas.
Otras representaciones: 16, 20 y 27 de agosto
Producción de Dmitri Tcherniakov estrenada en 2021 / Decorados: Dmitri Tcherniakov. Vestuario: Elena Zaytseva. Dramaturgia: Tatiana Werestchagina. Luces: Gleb Filshtinsky.
Dirección musical de Oksana Lyniv (director del coro: Eberhard Friedrich)
Reparto: Georg Zeppenfeld (Daland), Elisabeth Teige (Senta), Eric Cutler (Erik), Nadine Weissmann (Mary), Attilio Glaser (timonel), Thomas J. Mayer (Holandés)
Minutación: 138'24 (2 horas 18 min).
Todas las imágenes de este artículo son propiedad del Festival de Bayreuth (www.bayreuther-festspiele.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
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La Senta que hizo honor a su tierra natal

              Segundo año de la producción del Holandés debida a Dmitri Tcherniakov, con dirección musical de Oksana Lyniv, un binomio ruso-ucraniano que colabora en un momento especialmente dramático para sus respectivas naciones. La producción del primero, meta argumental y en clave de thriller, llega a escena con una dirección briosa, incisiva y un punto violenta por momentos de la segunda, que recuerda por maneras a la fiereza de Solti. Elenco con tres cambios respecto al año anterior. Uno era previsible: Asmik Grigorian no terminó el año pasado de encajar como Senta, un rol demasiado pesado para ella, por lo que declinó regresar. Este año ha aparecido como protagonista del Tríptico pucciniano en el Festival de Salzburgo, unos roles que le van mejor a su vocalidad. La sustituye la debutante en Bayreuth Elisabeth Teige, a quien ya habíamos escuchado como Freia y Gutrune en el Anillo. La soprano noruega ya fue un punto fuerte en la Tetralogía, y aquí ha terminado de deslumbrar totalmente, con una Senta que no puede calificarse sino de histórica por voz, maneras y presencia dramática. El segundo cambio se produce en el rol de Mary. La mezzosoprano rusa Marina Prudenskaya ha dejado paso a la alemana Nadine Weissmann, Erda en la anterior Tetralogía, quien ya asumió el rol de la nodriza en dos funciones de la anterior producción en 2016, sustituyendo a una indispuesta Christa Mayer. No parece probable que Prudenskaya haya dejado esta producción por el conflicto armado, sobre todo cuando todos los artistas rusos actúan con normalidad en Europa -de hecho, entre abril y julio se ha presentado como Kundry en Leipzig con Ulf Schimmer y en París con Simone Young, y para otoño tiene previsto cantar Fricka en el Anillo que ofrecerá en versión de concierto Marek Janowski con la Dresdner Philharmonie. La causa de su ausencia hay que buscarla en lo insustancial del papel de Mary, apenas unas pocas frases pese a que la trama meta argumental 
de Tcherniakov dote a este rol de un papel capital -es la madre de Senta y está casada con Daland, siendo ella quien termina por matar al Holandés cuando se descubre que todo ha sido un ardid del malévolo personaje para cobrarse venganza por lo ocurrido a su madre, quien quedó embarazada de Daland años atrás y, tras abandonarla, acabó suicidándose-. El rol protagonista, por su parte, ha pasado por tres cantantes distintos. Inicialmente se anunció a Tomasz Konieczny, pues John Lundgren pasaba a cantar Wotan en la nueva Tetralogía. Tras la imposibilidad de este último de incorporarse a tiempo a los ensayos de ésta debido a problemas personales, el Festival anunció que Lundgren mantendría el rol del Holandés, en una producción que había estrenado y que por tanto conocía, mientras que Konieczny y Silins le sustituirían como Wotan. Finalmente, la situación personal del bajo-barítono sueco se impuso y hubo de desistir de participar en esta edición del Festival, por lo que se contó con un sustituto habitual, el alemán Thomas J. Mayer. Cutler y Glasser, quienes el año pasado no tuvieron prestaciones totalmente redondas, mejoran este año, componiendo dos solidísimos Erik y Timonel, a considerar.

              En definitiva, tras un Anillo con altibajos en podio y elenco y un Lohengrin magnífico en lo orquestal pero a un nivel vocal un punto por debajo frente a lo ofrecido en 2018 y 2019, el Holandés se revela como uno de los éxitos de la presente edición.

Lyniv y Teige en una de las funciones
            Oksana Lyniv se afianza en el podio del Festspielhaus buscando una lectura acorde al thriller propuesto por Tcherniakov. Su dirección es briosa, violenta por momentos, cataclísmica, con unos metales incisivos que en algunos momentos llegan a tapar la cuerda -fundamentalmente en la obertura y en los momentos más intensos del primer acto, ganando en equilibrio en los dos posteriores-. Pauta general de su lectura es una articulación precisa -con una pequeña precipitación en la reexposición del tema de los enamorados en la obertura-, si bien no se renuncia a una cierta línea cantábile en la llegada de Daland a casa en el segundo acto. Lyniv hace un efectivo uso -y en algún momento puede llegar a abusar- de las trompas, que resuenan brillantes en todo momento -tema de la fiesta de los marineros en la obertura, final del primer acto, coro de hilanderas-. En cuanto a los tempi, ligeramente más dilatados que la pasada edición -algo más de tres minutos-, probablemente por un cálculo más dosificado.

            Los habituales del blog saben que Thomas J. Mayer es un cantante al que suelo juzgar con cautela. La voz es muy grande y oscura -los graves son potentes y cavernosos-, de timbre rocoso maduro, y con un aliento dramático incuestionable, aspectos todos ellos positivos. En el debe, el instrumento se mueve con lentitud -lo que afecta a la capacidad de respuesta en pasajes ágiles- y presenta evidentes limitaciones en el agudo -lo que en ocasiones le lleva al descontrol vocal o incluso a una afinación dudosa-. Mayer ya afrontó el rol del Holandés en Bayreuth en 2016, también sustituyendo a John Lundgren, y en aquella ocasión no me gustó. En 2018 fue un convincente Amfortas, y ahora como Holandés ha demostrado un rendimiento superior al de años atrás, con un instrumento de emisión más controlada y matizada -correcta mezza voce al iniciar su aria-, componiendo un convincente retrato del atormentado marinero, si bien en contraposición al instrumento desbordante de Teige resulta un punto apagado de volumen.

Mayer como el Holandés
             Elisabeth Teige se revela como una de las voces wagnerianas más importantes de nuestros 
días y de las últimas décadas. Su material vocal es ideal para Senta: voz de verdadera lírico-dramática, con timbre juvenil, centro ancho y carnoso y agudo brillante, perfectamente emitido. A ello se suma una magnífica dicción y una presencia dramática importante. Me atrevería a decir que su encarnación del personaje es la mejor que se ha escuchado en Bayreuth desde los años dorados.

               Eric Cutler como Erik mejora su prestación frente al año pasado. Si entonces la voz sonaba un punto encorsetada, con sonoridades metálicas, y engolada, ahora la voz discurre con mayor libertad, ofreciendo la interpretación apasionada de la pasada edición pero sumando un timbre mucho más atractivo. Es cierto que en la cavatina sus caprichos rítmicos acaban por desfigurar un poco la estructura formal de la pieza, pero en conjunto nos encontramos ante una sobresaliente encarnación del personaje, con personalidad vocal y dramática.

             Los medios de Georg Zeppenfeld son ya muy conocidos. No es Daland el personaje que más le va a su instrumento, y además no tuvo en esta ocasión su mejor día, con una voz que clareó en algún momento -e incluso sufrió un gallo al finalizar su intervención posterior al dúo de los protagonistas del segundo acto-. No obstante, ahí está su fraseo, su línea cantabile y su nobleza -nótese la elegancia con que despide al Holandés al final del primer acto-, componiendo un personaje paternal.

Cutler (Erik), Teige (Senta) y Weissmann (Mary) al final de la obra.
               Nadine Weissmann encarna a una correcta Mary, de corte tradicional -voz un punto ácida, de mujer madura y severa, y aliento trágico-, sin ninguna aportación original. Dada la peculiaridad que tiene el personaje en esta producción, creo que los tonos carnosos de Prudenskaya se avenían mejor como la condescendiente madre de Senta, aunque creo que Weissmann, quien se plegó bien a las demandas de Castorf como Erda en la anterior Tetralogía, 
puede perfectamente encauzar el rol hacia la dimensión que propone Tcherniakov.

            Muy bien el Timonel de Attilio Glasser, con voz diáfana y bien emitido, mucho más compenetrado con las sutilezas de la parte que el pasado año.

          Magnífico el coro del Festival dirigido por Eberhard Friedrich, explosivo y a la vez sedoso en su entramado.

               En definitiva, un elenco muy disfrutable, aunque una Mary un poco menos clásica hubiera sido de agradecer. Lyniv, que parece alejada de focos mediáticos, sabe sacarle partido a la obra en una concepción que no es novedosa, pero sí efectiva.

Grabación digital procedente de la Radio de Rumanía en formato .mp3 a 256 kbps.
Pendiente de incluir alocuciones iniciales y finales del locutor de la Radio de Baviera, cuando se produzca la retransmisión por dicha emisora..

7 DE OCTUBRE DE 2022.

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