El sello Opera Depot, en su incansable actividad, ofrece una grabación no oficial de la última edición de la producción del Holandés debida a Wieland Wagner (1965), en la única ocasión en que Otmar Suitner dirigiera la obra en el Festival y con un apetecible reparto encabezado por un juvenil Thomas Stewart. Último año en que se escucharía en Bayreuth la versión original en tres actos de 1843.
El último año en que pudo verse el Holandés de Wieland distó cuatro años de su anterior edición, aquí con un excepcional Otmar Suitner en el foso, que desarrolla una lectura tan ágil como opulenta en sonido, y una juvenil pareja protagonista conformada por Thomas Stewart y Anja Silja, junto con el Erik viril y apasionado de William Olvis y la Mary de Lili Chookasian, dos cantantes americanos que no se prodigaron en Europa. Josef Greindl había pasado ya su mejor momento vocal, si bien dramáticamente ofrece un retrato persuasivo de Daland.
La histórica producción del Holandés debida a Wieland Wagner, estrenada en 1959 con Wolfgang Sawallisch en el podio, se encuentra muy bien documentada. Tras las grabaciones no oficiales del año del estreno, publicadas por Golden Melodram, Myto y Opera d'Oro, la oficial hizo aparición en 2018 de la mano de Orfeo, con un correcto sonido monoarual y un elenco de los de siempre: London, Rysanek, Greindl, Uhl, Fischer y Paskuda. No obstante, el clásico de esta producción es la grabación que Philips realizara en estéreo dos años más tarde, con un aristocrático Franz Crass y una juvenil Anja Silja, hoy descatalogada y que sólo puede localizarse en la caja que DECCA publicó sobre el Festival -The great operas from the Bayreuth Festival-. Con idéntico reparto ha circulado de forma no oficial en el sello Andrómeda la primera función de 1960, también disponible en Opera Depot, y cuyo único interés estriba en ser una alternativa a la descatalogada grabación de Philips1. Asimismo, Andrómeda tiene publicada de forma no oficial la grabación del estreno de la edición de 1961, con London como Holandés -la de Philips procede de distintas tomas de las funciones en que participó Crass-.
La producción pudo verse una última vez en 1965 bajo la batuta de Otmar Suitner, director de la Staatsoper de Berlín, y fue un complemento tras retirarse prematuramente la segunda de Maestros de Wieland. Sawallisch había dirigido las tres ediciones anteriores de este Holandés, pero los sucesos del Anillo de Colonia en el otoño de 1962 provocaron su salida de Bayreuth para no volver2. Fueron años de distintas negociaciones con directores, que culminaron con Suitner al frente de este Holandés tras haber sucedido a Sawallisch al frente de Tannhäuser. Pese a ser un complemento a la temporada, se ofrecieron nada menos que ocho funciones de la obra, por lo que algunos roles fueron doblados -el protagonista, Erik y Mary-. Como es conocido, esta producción fue la única en Bayreuth que utiizó la versión original de 1843 en tres actos, si bien tiene recortadas las introducciones de los actos segundo y tercero.
Anja Silja como Senta |
El sonido resulta un poco pobre para lo que cabría esperar por la fecha, si bien nos encontramos ante una toma no oficial procedente de la retransmisión que ofreciera la Radio de Baviera de la primera representación, que tuvo lugar el 4 de agosto y no el 25 de julio como indica la edición de Opera Depot. Monoaural, un punto más distante que el registro de 1959 y el no oficial de 1961, natural y bien balanceado pero con un soplido contante, no especialmente acusado pero sí patente. La toma tiene un chasquido en CD1, pista 7, 4:58, y el sonido se aleja perceptiblemente en pista 8 -final del primer acto-. También existe una especie de caída de micrófono en pista 9, 1:12 -coro de hilanderas- y una especie de interferencia en CD2, pista 1, 2:45. Existe además un corte de unos compases en CD2, pista 2, 0:58 -entrada de Daland-.
Excepcional dirección de Otmar Suitner, quien supo extraer un sonido redondo, denso y opulento de la orquesta, en la mejor tradición romántica, sin renunciar a la tensión, en una de las lecturas más frenéticas de la obra (lo que se nota especialmente en el final del primer acto), que no efectista o lacerante. La dosificación de dinámicas, tempi y atmósferas es ideal: la tensión conseguida en el aria del Holandés, el lirismo extraído del dúo de los protagonistas o el ritmo frenético en la aparición de los marineros del Holandés en el tercero. Es curioso su ritardando previo a que el oboe entone el tema de las hilanderas, conseguido con gran naturalidad (CD1, pista 9, 0:35). Una pena que la orquesta no tuviera el mejor día en la obertura, con perceptibles pifias en los metales, como también en algunos momentos del primer acto. Al final de la obertura hay incluso algunos aplausos, y el público no se hace esperar a finalizar la obra para mostrar su aprobación. Suitner no tiene grabación oficial del Holandés. Opera Depot ya publicó previamente otro registro suyo de sonido más apagado procedente de una función de la Staatsoper de Viena de 1972 y con un reparto inferior, colocándose el que nos ocupa entre las cimas de su carrera.
Thomas Stewart como Holandés |
De todos los papeles que Anja Silja cantó en Bayreuth, el de Senta es el que menos se avenía con su vocalidad -no hablemos de sus Brunildas e Isoldas que cantara en otros escenarios-. Wieland adoraba a esa trompeta aniñada, una daga penetrante, luminosa, versátil y adaptable a prácticamente todos los roles wagnerianos para soprano, pero que como Senta resulta un poco chillona, algo acrecentado por su timbre blanquecino, si bien aquí, con sus 25 años, la voz ha ensanchado frente a cuatro años antes en la grabación oficial de Philips. Ciertamente inicia su parte muy arrojada y entregada, cantando sus primeras frases con desparpajo y cierta rebeldía, para mostrar más cuidado en la balada, pese a lo cual tiene cierta tendencia a calar. En su tramo final la batuta se desboca y ella también. En general, su implicación es absoluta, si bien existe una cierta afinación dudosa aquí y allá en las notas más altas -por abajo y por arriba-. Penélope Turing, en su histórico New Bayreuth, cuenta que aquél año presenció dos funciones de este Holandés y que el rendimiento de Silja osciló de una a otra representación.
Stewart como el Holandés y Silja como Senta al final de la obra |
La gran curiosidad de este registro es escuchar el Erik de William Olvis, el tenor nacido en Hollywood y habitual secundario del Metropolitan, conocido por su aparición en la película Deep in my heart (1954), sobra la vida del compositor Sigmund Romberg. Su única grabación realizada fuera de los Estados Unidos es ésta. En 1965 tuvieron lugar sus únicas apariciones en Bayreuth, en este Holandés y como Froh en la nueva producción del Anillo debida también a Wieland. Once años habían pasado desde aquella aparición cinematográfica y la voz luce más ancha y de acentos más heroicos, con una presencia viril apabullante. Sin duda, Olvis es el intérprete más importante de esta breve parte en el Nuevo Bayreuth después de Wolfgang Windgassen, si bien sus encarnaciones no pueden ser más diferentes: Windgassen es todo elegancia, mientras que Olvis es todo pasión e incluso obsesión hacia el final del dúo con Senta. Su Mein Herz (CD2, pista 1) se beneficia, de una línea cantábile muy atractiva. Sin duda, el dúo con Senta, con una Silja muy ardiente, constituye uno de los grandes atractivos de este registro.
William Olvis (Erik) |
Hermann Winkler es de esos secundarios de lujo con los que contaba el Nuevo Bayreuth, quizás no muy conocido, pero capaz de componer un buen Timonel, con una interpretación directa, menos aristocrática que la de Josef Traxel en 1955 con Kna y Keilberth, pero en todo caso luminosa y brillante y preferible a la de Georg Paskuda en los otros años de esta producción.
Stewart como el Holandés |
AGOSTO DE 2023.
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