El primer Anillo de Keilberth en Bayreuth (1952): Una introducción

Comentamos el Oro y el Ocaso procedente del Anillo que Joseph Keilberth dirigiera en 1952 en el Festival de Bayreuth, en la edición publicada por ZYX Music.

El sello ZYX Music ha publicado el Oro y el Ocaso de la primera Tetralogía que Joseph Keilberth dirigiera en el Festival de Bayreuth, en 1952. Proceden de un Anillo que este sello ha publicado utilizando estos dos registros, el Sigfrido que Keilberth dirigiera al año siguiente en Bayreuth y La Valquiria de estudio que Wilhelm Furtwängler grabara con la Orquesta Filarmónica de Viena en 1954 para EMI. Edición muy simple, pues aunque las carátulas son vistosas, con las célebres ilustraciones de Arthur Rackham, carece de librillo y únicamente se indica el reparto y las pistas de audio. En su favor, su precio altamente competitivo para una edición sonoramente buena.

               Joseph Keilberth fue considerado durante décadas un honroso kapellmeister, concepción que cambió en 2006, cuando Testament publicó en estéreo su Anillo y su Holandés grabados en el Festival de Bayreuth de 1955, revelando un buen conocimiento de las partituras wagnerianas. Titular durante la posguerra de la Staatskepelle Dresden y de la Staatsoper de Berlín, le fue ofrecida incluso la dirección de la Filarmónica de Berlín, pero rehusó por respeto a Furtwängler, que había sido apartado de la dirección y se encontraba en proceso de desnazificación. En 1946 fundó la Orquesta Sinfónica de Bamberg, formación que albergaba a los músicos de la extinta Orquesta Filarmónica Alemana de Praga, constituida durante la ocupación alemana. Estos músicos, alemanes, hubieron de salir de Checoslovaquia tras los decretos del presidente Edvard Beneš, por lo que se asentaron en la pequeña ciudad de Bamberg, en la Franconia bávara. Cuando en 1951 los hermanos Wagner reabren el Festival, tienen muy presente tanto a la formación como a su director. En cuanto a la primera, por ser la orquesta orquesta estable más próxima a Bayreuth -ambas ciudades distan una de otra 65 km-, siendo un granero de músicos al cual recurrir para completar una plantilla procedente en su mayoría de Berlín, Dresde y Munich. En cuanto al segundo, he habían escuchado dirigir en 1949 un concierto homenaje a Richard Strauss con las huestes de Dresde en el propio Festspielhaus -antes de la reapertura del Festival-, quedando impresionados. Contactaron con él para 1951, ofreciéndole Maestros, pero sus compromisos con el Festival de Ópera de Munich -Salomé, de cuya función del 21 de julio existe edición de Orfeo, con Inge Borkh, Hans Hotter y Max Lorenz- le impidieron acudir a Bayreuth, debiendo esperar a 1952.

Joseph Keilberth
            Tras una inauguración musicalmente ortodoxa en 1951, con Knappertsbusch ocupándose de Parsifal, Karajan de Maestros, ambos compartiendo el Anillo, y Furtwängler inaugurando el evento con la Novena Sinfonía de Beethoven, en 1952 Wieland comienza a poner en práctica su revolución artística, colocando a Keilberth al frente del Anillo, reservando a Kna para Maestros y Parsifal, y a Karajan para la nueva producción de Tristán. Keilberth representaba el prototipo de director que Wieland denominaba latino -aunque había nacido en Karlsruhe-, no tanto por su procedencia como por su concepción, de tempi flexibles y ligeros, por oposición a la vieja escuela, que se extasiaba en la inmensidad del drama y desarrollaba unas texturas más graníticas. No era Karajan un director que abusara de los tempi lentos, y también prestaba especial atención al color orquestal, pero Keilberth era menos personalista, tenía un carácter afable, era atento con los cantantes y más conciliador a la hora de adoptar nuevos puntos de vista, por lo que resultó ser la figura ideal. Además, conocía la dinámica del Festival, pues su padre, jefe de cellos en la orquesta de Baden, había participado en la edición de 1924. Su vinculación con el Festival fue efímera pero muy intensa. En los pocos años que dirigió fue quien más dirigió: tras este Anillo, al año siguiente estrenaría la nueva producción de Lohengrin y, en 1954, la de Tannhäuser; compartiría con Kna la nueva producción del Holandés en 1955 y la dirigiría en solitario en 1956; y en cuanto a la Tetralogía, la compartió con Clemens Krauss en 1953, la dirigiría en solitario en 1954 y 1955, y la compartiría con Kna en 1956, último año en que participó en el Festival. Las razones de su marcha no están muy claras. Frederic Spotts, en su Historia del Festival, se limita a decir que Wieland le despidió con cajas destempladas, que Keilberth nunca supo en qué se había equivocado y que siempre se sintió ofendido por una decisión para él injustificada1. Se ha apuntado que las razones de fondo pudieron ser el Anillo de 1956. En aquél año se conmemoraba el ochenta aniversario de la Tetralogía y el segundo ciclo se había colocado en los mismos días en que tuvo lugar el estreno de la obra. Wieland pidió a Kna que se hiciera cargo de este ciclo, lo que molestó a Keilberth, que se veía desplazado tras haber dirigido la obra en ediciones anteriores, y Wieland, que era muy suyo y hacía valer sus decisiones por encima de todo, no transigió. Además, este segundo ciclo contaba con el primer reparto -aunque las diferencias se reducían a los papeles de Brunilda (Astrid Varnay en primer lugar, Martha Mödl en segundo, como venía haciéndose desde años atrás) y de Erda y Waltraute (Jean Madeira en primer lugar, Maria von Ilosvay en segundo)- y fue el que la Radio de Baviera decidió retransmitir. No han faltado opiniones que consideran que Keilberth a lo mejor hubiera seguido acudiendo a Bayreuth si, tras este bache, hubiera recibido algún aliciente, pero Wieland parecía tener todo bastante bien pensado: Parsifal era de Kna, el belga André Cluytens había causado furor en 1955 con Tannhäuser, había ganado la nueva producción de Maestros en aquél 1956 y, para 1958, tenía previsto hacerse cargo de la nueva producción de Lohengrin. Además, Wieland ya había declarado a Cluytens como sucesor nato de Kna al frente del Festival Escénico Sacro2. Por otro lado, se anunciaba para 1957 una nueva producción de Tristán con el debutante Wolfgang Sawallisch a su frente, por lo que Keilberth, viéndose constreñido, al menos para 1957 y 1958, al Anillo, quizás consideró que su labor en el Festival estaba agotada.

Hans Hotter (Wotan) y Astrid Varnay (Brunilda)
tras una función de La Valquiria
correspondiente a 1952.
               La primera publicación de la Tetralogía de 1952 procede de los primeros años del CD y ha aparecido en varios sellos -inicialmente en Paragon, después (¿1994?) en Arlecchino3, en 2003 fue editada por Golden Melodram y por Archipel (la edición de Archipel es copia de la Golden Melodram) y, en 2009 por Myto-, siempre de manera no oficial, es decir, utilizando no las cintas originales de la Radio de Baviera, que aquél año grabó el segundo ciclo los días 12, 13, 14 y 16 de agosto, sino una grabación privada de aquella retransmisión. Su posición en una suerte de escalafón de los Anillos de los años cincuenta siempre ha sido relativa, pues el Anillo de Clemens Krauss de 1953 siempre estuvo presente en el mercado con un sonido razonable hasta la definitiva publicación de la edición oficial de Orfeo en 2010. Golden Melodram publicó con sonido solvente los Anillos de Kna de 1956 (en 1996), 1957 (en 2000) y 1958 (en 2001). También Golden Melodram y Andrómeda publicarían en 2004 el de Keilberth de 1953, un año más tarde Orfeo publicaría edición oficial del de Kna de 1956 y, en 2006, llegaría el lanzamiento del de Keilberth de 1955 por Testament en estéreo. Resulta curioso cómo en su momento un sector se preguntaba qué podía aportar la publicación del Anillo de 1955 y a día de hoy es la Tetralogía de referencia de Keilberth y una de las opciones más recomendables para iniciarse por su excelente elenco y su buen sonido. 

               A día de hoy, si queremos hacernos con un Anillo de Keilberth, gana por goleada el de 1955 (Testament), a pesar de su precio desorbitado. El elenco, de los de siempre -Hotter, Neidlinger, Vinay, Brouwenstijn, Windgassen, Varnay, Kuën, Greindl, Uhde- está en el equilibrio óptimo entre frescura vocal y maduración de sus roles, el sonido es estéreo y además, de aquél año, Testament también ha publicado la Valquiria y el Ocaso correspondientes al segundo ciclo, donde Sieglinde es Astrid Varnay, Brunilda es Martha Mödl y Gunther es Hans Hotter. Indudablemente se colocaría por delante del de 1953, primer año de los repartos de los de siempre y por tanto prácticamente coincidente con el de 1955 -si bien como Keilberth compartió podio con Clemens Krauss aquél año, él contó con Martha Mödl como Brunilda y no con Astrid Varnay, que cantó con Krauss-. De este ciclo, a diferencia, del de Krauss, no existe edición oficial de Orfeo, aunque ha sido editado por varios sellos y presenta un correcto sonido monoaural, pero su limitación más importante es que no conserva el primer acto de Sigfrido, utilizándose el de Krauss para completar la función4. Del de 1954 sólo se ha publicado de manera no oficial la Valquiria (Golden Melodram, Archipel), hoy descatalogada, la única jornada que difiere de los elencos de aquellos años, por tener como pareja de welsungos a Max Lorenz y Martha Mödl, y es más una curiosidad, pues Lorenz presenta un acusado desgaste vocal.

Hermann Uhde como Wotan
               ¿Y el de 1952? Pues probablemente, tras el de 1955, el más interesante de escuchar sea el de 1952, por presentar más diferencias que el de 1953, al tener el elenco una configuración anterior a la de los repartos de los de siempreEl reparto, tal y como lo conocemos como ideal -Hans Hotter como Wotan, Gustav Neidlinger como Alberich, Wolfgang Windgassen como Sigfrido...-, fue configurado así a partir de 1953 y, en 1951 y 1952, Wieland empleó bien a cantantes de antes de la Guerra, bien a cantantes que ya no volvieron, bien a cantantes del Nuevo Bayreuth cantando roles diferentes a aquellos a los que los asociamos. Así, en 1952, Hermann Uhde -el bajo barítono que haría recreaciones históricas del Holandés, Gunther, Telramund y Klingsor- fue el Wotan del Oro, cantando Hotter en Valquiria y en Sigfrido. Aquél año también fue el debut en Bayreuth de Gustav Neidlinger como Alberich, en lo que sería el inicio de una cita que se repetiría hasta 1975. Günther Treptow fue Sigmundo los dos primeros años, un cantante de antes de la guerra que había conseguido colarse en el Nuevo Bayreuth y que tenía todas las papeletas para quedarse si no hubiera sido por los sucesos que acontecerían en el Ocaso, y que relataremos a continuación. Una jovencísima Leonie Rysanek de 24 años había deslumbrado como Sieglinde el año de la reapertura, pero no tuvo especial interés en retornar al año siguiente, por lo que Wieland contó con Inge Borkh, quien acababa de regresar de Estados Unidos para establecerse en Alemania, y a quien su vocalidad más lírica le permitía asumir también el rol de Freia. Josef Greindl había debutado en Bayreuth en los años de la guerra, pero fue en 1952 cuando haría allí sus primeros Fafner, Hunding y Hagen en el Festival. Wolfgang Windgassen aún no cantaba Sigfrido, sino únicamente Froh, contando en 1951 con Bernd Aldenhoff, a quien Wieland había escuchado en Leipzig y había audicionado en el Festival probablemente por recomendación de Knappertsbusch, quien le consideraba el heldentenor más humano. En esta ocasión Wieland quería diferenciar el carácter joven del Sigfrido de la ópera homónima del maduro del Ocaso, por lo que propuso a Treptow que asumiera el rol en esta última obra, manteniendo al impetuoso Aldenhoff como el Sigfrido juvenil. No se sabe muy bien por qué, pero cantante y director de escena tuvieron fuertes desavenencias en cuanto al Ocaso, lo que le llevó a desistir para centrarse exclusivamente en Sigmundo. Wieland pidió a Aldenhoff que salvara la situación cantando también en el Ocaso, pero declinó la oferta aduciendo una agenda muy apretada, pues iba a cantar los dos Sigfridos en el Festival de Ópera de Munich, quizás una excusa al resquemor que le había producido que hubieran reducido su participación en Bayreuth a la mitad. Así las cosas, Treptow propuso a Wieland contactar con Max Lorenz, el tenor heroico por excelencia del Bayreuth de los años treinta y cuarenta, idea que a Wieland le horrorizó, pues poco antes había publicado un artículo donde alababa las voces del Nuevo Bayreuth a costa de despreciar a los cantantes de la vieja guardia y ahora tenía que recurrir a uno de ellos. Lorenz contaba con 52 años y ya había pasado su mejor momento, pero seguía en activo en un dignísimo estado vocal y se tomó regresar a Bayreuth como una entrañable vuelta al pasado, y en el que a la postre fue el último Sigfrido de su carrera. Eso sí, pidió a Wieland morir de la manera más heroica posible, a lo que aquél no tuvo inconveniente. Con Treptow el genial pero caprichoso nieto del Maestro fue implacable: le desterró de Bayreuth, no sin antes hacerle un peculiar regalo: un cuadro pintado por él donde se veía al tenor ataviado como Sigfrido y con la dedicatoria Hacia nuevas aventuras, querido Treptow, parafraseando a Brunilda en el prólogo del Ocaso. Sólo volvería a Bayreuth en los años sesenta, ya pasado su mejor momento vocal, y para cantar intrascendentes partes de algunos de los maestros cantores.

Max Lorenz como Sigfrido
          Por tanto, estamos ante un Anillo de importancia relativa, para coleccionistas wagnerianos. Lo que me ha hecho comentarlo es que, tras encontrarse descatalogado una serie de años -fundamentalmente por no poder competir con el registro en estéreo de 1955 y por tener un elenco previo a los de siempre, frente al de 1953-, el sello ZYX Music ofrece por separado el Oro y el Ocaso a muy buen precio y con un sonido óptimo para la época. Explicaremos un poco de qué va todo esto.

               ZYX Music es un sello alemán fundado en 1971 y dedicado durante décadas a la música pop. Yo desconocía su existencia hasta hace poco, y consultando su web, parece que acoge a una gran cantidad de subsellos de pequeña distribución, entre los que se incluye Membran. De hecho, bajo la etiqueta ZYX Music pueden encontrarse títulos que Membran ya había editado, como el Parsifal de Kna de 1951, los Maestros de Karajan del mismo año o el Tristán de Furtwängler. También registros de los dorados años cincuenta de óperas de Mozart y Verdi. El precio es muy económico y las portadas son vistosas, pues están realizadas a partir de cuadros, pero habiendo escuchado en su web fragmentos de pistas del Parsifal de Kna y de los Maestros de Karajan, llego a la conclusión de que se trata de los reprocesados de Membran -además, las pistas coinciden-. ZYX ha ampliado la lista de títulos wagnerianos que tenía Membran, sumando el Tannhäuser de Sawallisch del Festival de Bayreuth de 1962, que en su día publicó Philips y hoy está descatalogado, o un Anillo completo utilizando el Oro y el Ocaso de Keilberth de 1952, la Valquiria de estudio de Furtwängler con la Filarmónica de Viena de 1954 (originariamente de EMI) y el Sigfrido de Keilberth de 1953 -con el primer acto de Krauss-. Las obras se han comercializado por separado, y dado que yo no tenía el Anillo de Keilberth de 1952, aunque sí había escuchado fragmentos, me lancé a comprar Oro y Ocaso, por su precio reducido. El sonido es bueno para estar hablando de un directo de 1952, no hay ruido de fondo, la orquesta suena natural, con brillantez en los agudos, lejos de esos reprocesados abrasivos en agudos y metales que presentan otros títulos de Membran, lo que me lleva a pensar que podemos estar incluso ante una copia de la edición de Golden Melodram. Dependiendo de la ecualización y del equipo, así como con algunos auriculares, sí puede escucharse un ligero soplido de fondo cuando se sube bastante el volumen y hemos de advertir que este soplido se hace especialmente patente en la tercera escena del OroEn todo caso, ofrece mejor sonido que Myto, que tiene publicado este Anillo por jornadas separadas, y cuya edición sí tiene un evidente soplido de fondo y un sonido con menor definición.

               ¿Merece la pena tener medio Anillo? Hay que tener en cuenta que están disponibles completas las Tetralogías de 1953 y 1955, que algunos nombres se repiten y que en este Anillo no todos los cantantes funcionan igual, dentro del nivel alto del Bayreuth de los años cincuenta. Esto hace que no todas las obras del ciclo de 1952 tengan el mismo interés. Precisamente, las más interesantes son Oro y Ocaso. El Oro, por poder escuchar el Wotan de Hermann Uhde y el Froh de Wolfgang Windgassen acompañados por la mayoría de los cantantes de los de siempre. Uhde sólo volvería a cantar Wotan en Bayreuth en 1960 con Kempe -también cantaría la parte del Viandante en Sigfrido (Golden Melodram publicó grabación no oficial, descatalogada, y hoy puede encontrarse en Myto)-, mientras que éste es el único registro que nos ha quedado del Froh de Windgassen5. En cuanto al Ocaso, su interés radica en escuchar el Sigfrido de Max Lorenz en condiciones sonoras óptimas, ya habiendo pasado su mejor momento vocal pero demostrando sus maneras de heldentenoracompañado por un elenco de los de siempre y con la curiosidad de la Gutrune de Martha Mödl, con una voz más dramática y oscura de lo que suele ser habitual en esta parte. En Sigfrido tenemos un elenco de los de siempre con Bernd Aldenhoff de protagonista, a quien se puede escuchar más desbordante en el registro de Karajan de un año antes (Walhall), por lo que el interés es menor. Otro tanto se puede decir de La Valquiria, donde la novedad es la pareja de welsungos conformada por Günther Treptow e Inge Borkh, que no fue una de las icónicas de la época. Dicho esto, pasamos a comentar este medio Anillo.



JUNIO DE 2020. ACTUALIZADO EN DICIEMBRE DE 2023 CON NUEVOS DATOS Y EN ABRIL DE 2024.
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1 SPOTTS, Frederic, Bayreuth: una historia del Festival Wagner, Yale University Press, 1994, Capítulo VII: "Ahora aparece maravilla tras maravilla". Puede leerse una traducción en castellano aquí.
2 De hecho, Cluytens compartió podio con Kna en el Parsifal de 1957 y le sustituyó por enfermedad en 1965 -fallecería en octubre de aquél año-. Por desgracia, Cluytens fallecería también poco después, lo que motivó que el Festival Escénico Sacro pasara a manos de Pierre Boulez.
3 Desconozco la fecha exacta, pero Ángel Fernando Mayo comentó este Anillo en dos boletines de DIVERDI -el distribuidor discográfico con tienda en la calle de la Santísima Trinidad de Madrid, que desapareció en 2013 tras veintitrés años de actividad-. Son los boletines números 24 (febrero de 1995), y 27 (mayo de 1995), en el primero se analizan Oro y Valquiria y en el segundo Sigfrido y Ocaso, por lo que es de suponer que aquella edición saliera al mercado en 1994. No he podido localizar estas reseñas.
4 Esta cuestión fue objeto de debate durante mucho tiempo, pues pese a que era fácilmente comprobable que los dos actos primero de Sigfrido eran el mismo en ambos ciclos, ninguna edición reconocía -ni reconoce- que falta este acto de Keilberth, limitándose a colocar el de Krauss para llenar el vacío. Determinar que ambos actos son iguales era fácil por durar exactamente lo mismo y porque Windgassen en la fragua y en la forja tiene acusadas descoordinaciones con el foso. Faltaba por determinar a quién pertenecía este primer acto, si a Keilberth o a Krauss. Para ello se hacían comparativas de duración del acto con relación al de Sigfrido de 1952, también de Keilberth, o se analizaban las texturas orquestales que presentaba con relación al resto de la Tetralogía. Existían posturas a favor de uno y otro director, pero tras la publicación del ciclo de Krauss en edición oficial de Orfeo y comprobar que el primer acto de Sigfrido incluía el famoso descuadre de Windgassen, se acepta que ese acto pertenece a Krauss y que, o se ha perdido el dirigido por Keilberth, o bien la grabación presenta algún problema técnico que no ha hecho viable su publicación.
5 Windgassen también cantó Froh en 1951, pero sólo en el primer ciclo, el que dirigió Kna. Con Karajan fue un mediocre Robert Bernauer, y el único Oro que nos ha llegado de 1951 es el de Karajan (Walhall).

1 comentario:

  1. Soberbia reseña, chapó. Me quito el sombrero. ¡Qué oasis es esta página wagneriana!

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