EL OCASO DE LOS DIOSES / BAYREUTH 2025

EL OCASO DE LOS DIOSES / Festival de Bayreuth, 31 de julio de 2025, 16 horas.
Otra representación: 20 de agosto
Producción de Valentin Schwarz estrenada en 2022 / Decorados: Andrea Cozzi. Vestuario: Andy Besuch. Dramaturgia: Konrad Kuhn. Iluminación: Nicol Hungsberg. Vídeo: Luis August Krawen
Dirección musical de Simone Young (director del coro: Thomas Eitler-de Lint)
Reparto: Klaus Florian Vogt (Sigfrido), Michael Kupfer-Radecky (Gunther), Olafur Sigurdarson (Alberich), Mika Kares (Hagen), Catherine Foster (Brunilda), Gabriela Scherer (Gutrune), Christa Mayer (Waltraute), Noa Beinart (primera Norna), Alexandre Ionis (segunda Norna), Dorothea Herbert (tercera Norna), Katharina Konradi (Woglinde), Natalia Skrycka (Wellgunde), Maria Henriette Rheinhold (Flosshilde)
Minutación: Acto I: 120:50 / Acto II: 66:23 / Acto III: 78:11 / Total: 265:24 (4 horas 25 min).
Todas las imágenes de este artículo son propiedad del Festival de Bayreuth (www.bayreuther-festspiele.de). Únicamente se muestran para fines divulgativos.
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El final de un montaje

        Clemens Nicol desde la Radio de Baviera afrontaba la última jornada del Anillo. En Radio Clásica estaba Irene de Juan, en el primer entreacto junto a Luis Ángel de Benito, quien hizo un repaso sobre el wagnerismo, y en el segundo junto a Ricardo de Cala, con dos partes: una primera parte  con la musicóloga Rosa Fernández Portugal desde el Festspielhaus, donde se pudo poner de manifiesto los puntos de vista sobre esta Tetralogía, y después con Clara Bañuelos, presidenta de la Asociación Wagneriana de Madrid, para hablar sobre el mundo de las asociaciones wagnerianas.

        La dirección de Simone Young vuelve a ser algo más pausada que la del año pasado -casi dos minutos más en los actos primero y tercero y apenas unos pocos segundos más en el segundo-. Comenzó con ese aura contemplativa, crepuscular y melancólica en la escena de las nornas más que épica. Manejó el interludio que representa el amanecer con maestría, con unas cuerdas de gran belleza, y el dúo de los protagonistas se presentó festivo. Magnífico viaje de Sigfrido por el Rhin, en clave de poema sinfónico, siempre manteniendo el equilibrio entre secciones y alejada de cualquier atisbo de efectismo, con una orquesta en la que la cuerda siempre está presente. Teatral en toda la escena en la sala de los gibichungos, manejando con naturalidad accelerandi y ratardandi con propósitos dramáticos y una mayor presencia de los metales -aquí podemos acordarnos más de las maneras de su mentor Barenboim-. A destacar la transición orquestal que nos devuelve a la roca de la Valquiria, atenta a los juegos tímbricos de los vientos sin renunciar a una fluidez orgánica absolutamente natural. Dramáticamente electrizante en el dúo entre Brunilda y Waltraute y con un derroche sonoro en la aparición de Sigfrido a través del fuego -atención a la magnífica superposición de planos sonoros entre violines y metal grave hacia el final del pasaje-. 

        El segundo acto se inicia suave, se echa en falta algo más de brumosidad. Ya es tradicional en este Anillo escuchar los golpes al saco de boxeo por parte de Hagen. Con la entrada de los gibichungos y toda la escena central es de construcción dramática muy sólida. En el trío final se echa en falta un punto más de incisividad en el metal -no así en el final-, dejándose la batuta imbuir de la acústica redondeada del Festspielhaus.

        En el tercero acto, tras una ágil escena con las ondinas, lleva a buen pulso la escena de Sigfrido con Gunther y Hagen. La marcha fúnebre presenta una concepción en inicio un punto melancólica para luego crecer en el motivo principal -sin cargar en exceso las tintas-. Escena de la inmolación un tanto ascética y serena, con atención a los planos sonoros.

        Poco más que decir de Klaus Florian Vogt que no se haya dicho: voz blanquecina, inadecuada para la parte, pero suena juvenil, la dicción es clara, la interpretación resulta dramáticamente viva, puede con la parte sin dificultad y saca adelante el rol. El momento más conflictivo con este material es el juramento en el segundo acto, donde la absoluta carencia de metal en la voz no le hace resultar creíble en uno de los momentos de mayor intensidad dramática del Ocaso.

Brunilda (Foster) en el primer acto
        Catherine Foster empezó entregada desde el prólogo, con un agudo seguro y con metal, que mantuvo a lo largo de toda la representación, con un sólido segundo acto. Sereno en la escena
 de la inmolación, serena y sutil en el grave y firme en el agudo.

        Repito lo que dije el año pasado del Gunther de Michael Kupfer-Radecky: partiendo de una voz mate de timbre no especialmente atractivo, pero sí grande y con una dicción clara, con Young en el podio se han suavizado excesos dramáticos probablemente originados por la producción, que plantea un monarca no pusilánime, sino un caprichoso hombre rico, un punto desequilibrado e inquietante en su impulsibilidad. La encarnación vocal y dramática del personaje es solvente y tiene interés su evolución en el segundo acto, donde se nota su tránsito del desenfreno alegre al presentar a Brunilda al abatimiento en el trío final.

Sigfrido (Vogt) y Gutrune (Scherer)
en el primer acto
        Mika Kares es un solidísimo Hagen, de voz grande y sonora, bien timbrada, fraseo directo y dicción clara. 
En el primer acto tiene ciertas notas de sarcasmo en su interacción con Gunther y Sigfrido, revelando después sus verdaderas intenciones en un monólogo imponente. En el segundo acto se muestra frío y calculador en su dúo con Alberich y un punto distante en la llamada a los gibichungos -después al interactuar con ellos va ganando temperatura-, aunque en todo caso vocalmente sólido. Modélico en sus interacciones con Brunilda y Gunther. En el tercer acto le nota un poco más reservado -nótese en su entrada saludando a Gutrune-, y teniendo en cuenta que al día siguiente canceló su participación en Lohengrin probablemente no vaya desencaminado

        Ya el año pasado no me gustó la Gutrune de Gabriele Scherer y este año lo vuelvo a repetir. Partimos de que el material vocal es inadecuado para un papel que demanda una soprano lírica y de ademanes inocente, no una voz grande, tremolante y con agudo corto. Ahora bien, en el montaje de Schwarz, donde el mundo de los gibichungos es decadente y mafioso, quizás esta caracterización tenga buen encaje, pero musicalmente no lo tiene. Ya ha sido anunciada como Irene en Rienzi el año que viene. No sé hasta qué punto el escalado de esta cantante tiene algo que ver con que es la segunda mujer de Michael Volle, a día de hoy un indispensable de los elencos de Bayreuth -Sachs, el Holandés, ahora Amfortas, el año que viene Wotan-.

        Christa Mayer repite su Waltraute trágica, atentísima al texto y al fraseo, primero mayestática en su relato de cómo Wotan espera el fin de los dioses y después desesperada por los acontecimientos que se avecinan.

Olafur Sigurdarson como Alberich
        El Alberich de Olafur Sigurdarson presenta cierto temblor en el registro grave, aunque dramáticamente funciona con un decir atento al texto e incisivo. La puesta en escena le va haciendo envejecer paulatinamente.

        Bien las nornas, destacando la primera, encomendada a Noa Beinart, con un bello instrumento terso y oscuro, serena y con elegante línea de canto. Sería deseable que se le encomendaran papeles de mayor relieve. La segunda, encomendada a Alexandra Ionis presenta por momentos un vibrato no del todo agradable, y la primera, Dorothea Herbert se desenvuelve con profesionalidad, si bien yo prefiero una voz con más metal en el agudo para el trágico relato del fin del mundo.

            Notables las ondinas de Katharina Konradi, Natalia Skrycka y Maria Henriette Rheinhold, bien empastadas.

        El Coro dirigido por Thomas Eitler-de Lint desarrolla un magnífico trabajo. Como ya hemos apuntado, la sonoridad tiende a ser ahora más granítica frente a esos pianissimi envolvente de la etapa de Friedrich.

        Finaliza la Tetralogía de Valentin Schwarz, en su último año en cartel, y a salvo el segundo ciclo. Una propuesta escénica que ha obtenido críticas mayoritariamente negativas, que con los años no ha conseguido ganarse el aprecio de la crítica ni del público y que casi todos los medios califican de la misma forma: demasiadas ideas paralelas insertadas por Schwarz que complejizan la trama, la contradicen y que al final quedan sin solución en el desenlace del Ocaso. Musicalmente se ha salvado gracias a la presencia en el podio de Simone Young y de un elenco que la ha llevado a término con dignidad. Es difícil lograr un elenco redondo en la Tetralogía y se hacen inevitables los altibajos, pero el conjunto ha funcionado bien, eso sí, con distintos niveles vocales. En el haber hemos tenido un Sigmundo sobresaliente -Spyres-, como asimismo un plantel magnífico de voces graves -los bajos Zielke, Kehrer, Kowaljow y Kares-, también un Mime -Hung- y un plantel del dioses a considerar, destacando la debutante Anna Kissjudit como Erda, quien ha sido anunciada como Fricka para el año que viene. La notable Catherine Foster sigue siendo insustituible como Brunilda, papel que solventa siempre con profesionalidad y sin descalabros. Correcta sin más la sustituta de Davidsen como Sieglinde, Holloway, y ya sabemos que el Wotan de Konieczny, profesional ante todo, va de menos a más a lo largo del ciclo. No soy partidario del Alberich de Sigurdarson por las objeciones que los seguidores del blog ya conocen, pero creo que donde estuvo mejor ha sido en Sigfrido.

        En esta producción los roles de Wotan y Alberich han sido problemáticos. Inicialmente se anunció a Günther Groissböck y John Lundgren, respectivamente. El primero iba a debutar el rol después de haber cantado los adioses en concierto, y fue anunciado para las tres funciones de La Valquiria que en formato de perfomance se ofrecieron en el Festival de pandemia de 2021, con vistas a debutar las otras dos partes en 2022. El mismo día que se inauguraba el Festival Groissböck desistió de cantar el rol y fue sustituido in extremis por Tomasz Konieczny. A principios de agosto de 2021 se anunció que John Lundgren, magnífico Wotan en las Tetralogías de Janowski, se haría cargo del rol para 2022 -había sido el Holandés en 2021 y cedía esta parte a Konieczny-, por lo que Sigurdarson fue contratado como Alberich. La situación personal de Lundgren le impidió acudir a los ensayos de la nueva producción del Anillo, por lo que Konieczny, que tenía previsto cantar Gunther, asumió el rol del dios en Valquiria y Sigfrido -en el Oro el papel recayó en Egils Silins- y Lundgren regresó al Holandés, producción que ya conocía del año anterior. Avanzado el calendario la situación persistía, por lo que Lungren tuvo que desistir de acudir a Bayreuth, siendo sustituido como Holandés por Thomas J. Mayer. Finalmente Konieczny y Sigurdarson se quedaron con la Tetralogía y Michael Volle asumió el Holandés. Ya sabemos que Vogt no es voz adecuada para Sigfrido, pero saca el papel adelante con una facilidad pasmosa. Lo peor del elenco ha sido la Gutrune manifiestamente inadecuada de Scherer. 

        En cuanto a la batuta, este año la dirección ha sido más intelectualizada, recogida y centrada en la paleta de color y en una sonoridad redondeada y equilibrada, a su gusto, demostrando conocer el complejo entramado de la partitura, sin efectismos ni personalismos y al servicio de la dicción y rendimiento de los cantantes, que se han sentido cómodos en todo momento. Hay quien puede preferir una dirección más chispeante y desbordante, pero esta concepción de la Tetralogía ha beneficiado la dicción y el rendimiento de los cantantes. No nos olvidemos tampoco que las lecturas de Thielemann y Janowski andaban un punto sobradas de decibelios. El Ocaso ha sido la que ha tenido una conjunción vocal y dramática más alta, seguida de Valquiria

        Creo que es indispensable contar con Simone Young para proyectos futuros. Particularmente me hubiera gustado que se hubiera hecho cargo de Rienzi el año que viene, pues la australiana dirigió todas las óperas de Wagner durante su andadura en Hamburgo -Rienzi, en concreto, pudo verse en enero de 2013, con motivo del centenario del compositor-, si bien se ha preferido a Nathalie Stutzmann, quien goza de la total confianza de Katharina Wagner.

Grabación digital en HD, en formato .acc a 256 kpbs, procedente de la Radio de Baviera.
Se incluyen alocuciones iniciales y finales.

3 DE AGOSTO DE 2025.

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