Analizamos el Holandés que Daniel Barenboim grabó en estudio en 2001 para Teldec (hoy en el fondo discográfico de Warner) junto con los conjuntos de la Staatsoper de Berlín, único acercamiento discográfico que el argentino ha dejado de la obra y con el recientemente fallecido Peter Seiffert.
Prácticamente a la vez que registraba Tannhäuser, Barenboim también llevó a cabo esta grabación de la primera de las óperas que conforman el Canon de Bayreuth, la que le restaba para completar su integral en disco. Una andadura que se había iniciado con Parsifal en 1989, sin perjuicio de las grabaciones en vídeo realizadas en el Festival de Bayreuth, con su primer registro de Tristán en 1983. El reparto, por desgracia, lastra mucho el resultado global, que sube enteros por la batuta y la prestación orquestal.
La publicación de esta grabación, llevada a cabo en los meses de mayo y junio de 2001, fue tardía y de destino incierto. No apareció hasta el otoño de 2002 debido a un periodo crítico en la industria del disco: se empezó a escuchar que Teldec y Erato, una vez integrados en el grupo Time-Warner, iban a desaparecer, y que el maestro argentino iba a fichar por EMI. Finalmente Warner mantuvo la división Teldec y el registro pudo ver la luz. El Holandés no es un título que Barenboim frecuentase antes ni tampoco después, más allá de tratarse de una obra de repertorio que habitualmente puede verse en la Staatsoper de Berlín, el que fuera su teatro desde 1992 hasta su retirada en 2023. Aprovechando su colaboración con Harry Kupfer en el teatro berlinés, que estrenaba nueva producción de la obra en el Festival de Pascua, se procedió a registrar en estudio la obra. La toma sonora, al igual que en el Tannhäuser, se presenta a gran nivel.
Al igual que en su paralelo Tannhäuser, el argentino experimenta con las versiones de la partitura, probablemente con propósitos dramáticos junto a Kupfer en la propuesta escénica: utiliza la revisada de 1864, pero mantiene para la obertura y el final de la obra los más beethovenianos desenlaces de 1843. Asimismo, recupera la tonalidad original de la balada de Senta, la menor, pues la cantante del estreno, Wilhelmine Schröder-Devrient, pidió al Maestro que la bajara un tono -sol menor- para mayor comodidad de su voz. Desde entonces, la balada transportada ha quedado como la oficial, siendo la original una curiosidad raramente interpretada -en Bayreuth sólo se ha escuchado en 1960, 1961 y 1965, con Anja Silja-. En cuanto al reparto, se utilizó parcialmente el que cantó aquellas funciones, con cambios no necesariamente a mejor: se mantuvieron Falk Struckmann y Robert Holl como Daland, mientras que Senta fue Anne Schwanewilms, Erik fue Jorma Silvasti y Mary fue Uta Priew. En definitiva, un reparto wagneriano del momento en un teatro de primera fila -Silvasti y Priew cantaron sus respectivos roles en Bayreuth y los demás también aparecían por el Festival aquellos años-.
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Primera edición de este registro |
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Falk Struckmann |
Falk Struckmann, uno de los cantantes más estrechamente ligados a Barenboim y al Bayreuth de los noventa, protagoniza la obra. Sus aportaciones al repertorio wagneriano han sido muchas, e incluso al final de su carrera se ha desempeñado como bajo -con resultados, a mi juicio, fallidos-. No ha funcionado igual en todos los roles, y si como Telramund, Kurwenal, Donner, Gunther o Amfortas ha compuesto retratos notables, como Holandés, y en el registro que nos ocupa, el resultado no es totalmente óptimo. La voz se muestra demasiado rocosa, y dramáticamente compone un personaje cansino, falto de impetuosidad y vigor, con el problema añadido de que el Holandés está escrito para un bajo-barítono con importante registro grave, generándose cierto vibrato amplio al cantar frases largas en la zona baja. Todo ello hace que la nobleza que se asocia a la línea de canto de Struckmann aquí esté ausente. Es el único registro que disponemos de su Holandés, por lo que no podemos comparar.
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Robert Holl |
No sabemos qué llevo a Barenboim a contar con Jane Eaglen en sus dos últimos registros del Canon -Tannhäuser y este Holandés-, pero el caso es que participó como Elisabeth y como Senta. La voz es delgada, blanquecina y con cierto vibrato, con problemas en el ascenso agudo que procura disimular y otras veces se hace inevitable, como en el final de la balada (CD2, pista 1, 0:40) o al final de la obra. Algo mejor en el dúo con el Holandés. La dicción es por momentos borrosa. Dramáticamente no dice mucho, con una interpretación un tanto monocorde. Su corta carrera por pronto declive no le permitió destacar mucho en el repertorio wagneriano, siendo un ejemplo de los años de erial vocal. La Schwanewilms era una soprano lírica, pero con mejor materia prima y técnica vocal. Bien podría haber realizado estos registros. Misterios de los compromisos discográficos.
Lo más destacado de esta grabación es el Erik juvenil y luminoso del recientemente fallecido Peter Seiffert -¿cómo es posible que Senta se fije en el Holandés?-. Interpretación precisa -en su entrada canta las dos llamadas a Senta y no sólo la segunda, como habitualmente suele hacerse (CD2, pista 1, 1:16)-, atención a las dinámicas y fraseo atento y apasionado. En su voz hay condescendencia tornada después en desesperación, y parece que el rol es sencillo aun cuando es habitual escuchar en esta parte a cantantes faltos de dimensión vocal o de dimensión dramática, cuando no de ambas. Uno de los mejores Erik de toda la discografía, en el tercer y último acercamiento del tenor al rol2. En la cavatina se revela como un narrador nato, cargada de todo lujo de detalles en ritardandi y dinámicas. Un detalle nimio: el vibrato un punto acusado sobre gestandest du mir Liebe (pista 10, 2:05).
En los roles menores parece que se sucumbió a la mercadoctecnia, con dos nombres conocidos pero alejados del repertorio wagneriano: el Timonel de Rolando Villazón, viril de timbre y maneras, de técnica heterodoxa, pero en todo caso notable, y la Mary de la veterana Felicity Palmer, correcta sin más.
Este Holandés marca, a mi juicio, el punto más bajo del ciclo grabado por Barenboim, aun por debajo de sus también discutibles Maestros grabados en Bayreuth, donde el reparto vocal es superior. Las voces de Seiffert y Villazón no pueden levantar el pobre nivel de los tres principales Struckmann, Eaglen y Holl. Una pena, pues la batuta es notabilísima -no se le da el sobresaliente por las reservas apuntadas- y el sonido magnífico. Warner ha publicado un cofre con todo el Canon de Bayreuth grabado por Barenboim entre Bayreuth y Berlín, que si está a buen precio es de adquisición recomendable. Adquirir este Holandés por separado es para pensárselo primero.
MAYO DE 2025.
No ha tenido demasiada fortuna el Holandés en los registros de la era digital y a menudo me pregunto si el más satisfactorio no es otro que el de Pinchas Steinberg en Naxos. Un saludo.
ResponderEliminarLa versión dirigida por Sawallisch está disponible? Nunca oí esa versión.
ResponderEliminarQuiero decir la de 1991.
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